AVISO

A partir del 1° de Diciembre, este foro cesa su actividad, atento a que la nueva etapa de formación de líneas alternativas dentro del peronismo requiere, más que la ya agotada discusión acerca del PJ, un trabajo específico de análisis y propuestas que puedan fortalecer a los nuevos liderazgos peronistas liberales.

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LA AGONÍA DEL PERONISMO

por Claudio Chaves

Sea como fuere, antes del 2011 o a partir de allí, el próximo gobierno tendrá un signo diferente al del peronismo.

¿Cuál serán sus colores y sonidos? Habrá que esperar. Muchos son los acuerdos que pueden realizarse.

Inevitablemente el kirchnerismo arrastra a la catástrofe al partido justicialista y este acompaña como un autómata las pésimas decisiones tomadas por la pareja gobernante. Resolución 125, Aerolíneas Argentinas, AFJP, adelantamiento de la fecha electoral, facultades extraordinarias, estatización del fútbol y ahora ley de medios audiovisuales. Hay excepciones en el peronismo pero lamentablemente, con ellos, no alcanza.

¿Que hilo conductor vincula cada una de las medidas tomadas por el parlamento a propuestas del Ejecutivo? La profundización del intervencionismo de estado en la vida pública de los argentinos o como dice el kirchnerismo la preponderancia de la política sobre el mercado.

El kirchnerismo entiende, y no se equivoca, que hay una porción significativa de argentinos que creen en las bondades del estado por encima de la actividad privada. Los partidos políticos no hacen más que reflejar esa realidad. Sectores del radicalismo, los socialistas en sus distintas variantes, la progresía y sectores del peronismo se encuentran atrapados entre un gobierno absolutamente desacreditado y ese mismo gobierno que los invita a votar a favor de principios caros a sus tradiciones culturales: el intervencionismo de estado. Valores que siempre profesaron. Ni que hablar de organizaciones sociales como la CGT o la UIA.

No hay porque sorprenderse si entendemos que el intervencionismo estatal se pregona en el país desde la década del 20, nada menos que desde el diario La Nación, (Ricardo Sidicaro: La Política mirada desde arriba) implementándose a partir del 30’. ¡Ochenta años de aplicación de estos principios han dejado una profunda huella! Debemos añadir que la Argentina practicó el intervencionismo a imagen y semejanza de lo que se realizaba en los países centrales. Intervencionismo que comenzó a ceder, como paradigma, sobre el final de los 70’. La caída del comunismo hizo el resto.

La década del 90’ trajo nuevos aires, sin embargo no ha vencido en todos los frentes. Ni podría hacerlo. Lo cierto es que el proceso de globalización, que es una realidad independiente de los gustos o los deseos de los hombres, no puede realizarse si no es impulsada por una filosofía defensora de la libertad.

El dirigente chino Wang Junten Director General del Centro de Comercio Internacional de su país y hombre de izquierda como lo es su gobierno afirmó en su visita a la Argentina “Nosotros queremos fomentar las relaciones bilaterales porque representa la tendencia mundial de la globalización. En esta era no sería adecuado imponer límites” (La Nación 27/9/09)

La izquierda china, como bien lo dice Wang, adhiere a principios tradicionalmente vinculados al liberalismo. Dato novedoso y que revoluciona los dogmas aprendidos a lo largo del siglo XX, cuando intervencionismo e izquierda eran un combo.

Volviendo a la década del 30’ y al peronismo ambos debieron dar una formidable lucha a favor del intervencionismo y el estatismo cuando este se imponía como una novedad en el mundo. Varias generaciones de escritores, nacionalistas, revisionistas, marxistas y también liberales aggiornados batallaron durante décadas para que la sociedad comprendiera las bondades del estatismo. Finalmente se impusieron. No les fue fácil ganar el debate. La Argentina venía de setenta años de liberalismo exitoso (1860-1930).

En síntesis cada período de la historia tiene su relato, esto es, un sistema de ideas que facilita la evolución y explica su sentido.

Una vez que las ideas se imponen puede ocurrir que el escenario cambie y esos pensamientos se ponen añejos. Ahí se suscitan los inconvenientes. Los cortocircuitos. De todos modos la realidad avanza. Se impone por la fuerza de los hechos. Claro podría hacerlo mejor si el sistema de ideas se actualizara al ritmo de la vida misma. Pero esto no ocurre puesto que una generación educada bajo ciertos dogmas se resiste al cambio. La educación es conservadora.

Veamos algunos ejemplos, el Ministro Pinedo, artífice del primer intervencionismo, fue atacado desde el socialismo, la democracia progresista, los radicales de Forja y de Alvear. Casi todo el abanico político por distintos motivos lo castigaba. Sin embargo fue el que construyó los primeros escalones de un intervencionismo ascendente. Fue un innovador. Tarde llegó el radicalismo, el socialismo, la democracia progresista y los conservadores a entender los nuevos tiempos. Por lo tanto los madrugó el peronismo. El justicialismo fue la continuidad de Pinedo, con justicia social y sonidos patrióticos.

Finalmente esos principios arraigaron. Se podría decir, exagerando un poquito, que en la década del 70’ ya no había argentinos que creyeran en las bondades del capital privado. Por el contrario el Estado era garantía de trabajo, equidad y justicia. Esas ideas continuaron vigentes en la década siguiente a pesar del crash del Estado. Pésimos servicios e hiperinflación. Tan confusa fue la situación que cuando el Presidente Alfonsín pretendió privatizar Aerolíneas Argentinas y ENTEL, fue el peronismo que con argumentos de soberanía nacional enfrentó la iniciativa. Recordemos nada menos que a Eduardo Menem oponiéndose a la propuesta y sectores del radicalismo de igual modo.

Cuando en la década del 90’ le tocó gobernar al peronismo y este llevó como ministro a Cavallo, al igual que Pinedo fue atacado por el conjunto de las fuerzas políticas que pensaban en antiguo. En este caso por razones bien distintas. Si aquel intervenía cambiando el paradigma del siglo XIX este desregulaba y liberalizaba modificando el paradigma de los últimos ochenta años. Los cambios dejaban mal parados a los antiguos. Como inteligentemente dice Beatriz Sarlo: “El menemismo ha sido una especie de ciclón que nos agarró a todos mal parados” (La izquierda en la Argentina. Ed. Manantial. Bs. As. 1998. Pág. 248). Las ideologías son construcciones de época. No sirven para siempre y en todo lugar.

No es un tema sencillo para los damnificados. Educados para una etapa, si esta cambia se produce un cortocircuito entre los saberes y la realidad.

EL PROGRESISMO

Este movimiento ideológico es el más reacio a cambiar. Su dogma es una catedral pétrea. Conservan en el viejo arcón de los recuerdos los perfumes de antaño. Lo acompañan sectores del justicialismo altamente dogmatizados.

Quienes hoy nos gobiernan no son precisamente peronistas en el sentido originario del término. Son camporistas. En otro artículo escrito por mí hace algunos años desarrollé con más amplitud el tema. Como síntesis podría decir que el camporismo fue la incorporación de sectores medios ilustrados al peronismo con todo su bagaje cultural: la revolución, la violencia, el elitismo, la interpretación y la conciencia del ser, frente al silencio inconmovible de las masas. Expresó también el giro a la izquierda de vastos sectores medios en la década del 60’ y su acercamiento al justicialismo. Pero peronismo propiamente dicho, jamás fue.

El progresismo y el camporismo se aferran a las verdades de origen. Son fundacionales. Aseguran que el futuro y el progreso se encuentran en los principios acuñados en la década del 30’. Sus relojes atrasan. Lo que era posible y necesario, hoy es obsoleto.

Como dice Santiago Kovadlof: “Contra toda evidencia histórica, la izquierda obcecada sigue creyendo que el estatismo es la llave maestra de la acción progresista” (La Nación 25/9/09).

En un mundo de fronteras estrictas y mercados super protegidos el nacionalismo y el “socialismo en un solo país” eran las puertas del porvenir, si se quiere, la alternativa al capitalismo liberal que tambaleaba.

Nada de ese mundo, hoy, está vigente.


El capitalismo liberal ha triunfado y la globalización se impone incontrolable. Un nuevo salto cualitativo de un capitalismo rejuvenecido.

En los nuevos tiempos que nos tocan vivir ya no es el intervencionismo de estado la palanca para la equidad. Todo indica que la autogestión se acerca más a esos objetivos.

Sin en algún momento la izquierda y el peronismo (tradicional) podían argüir ser los portadores del devenir hoy son el estandarte del atraso.

Y acá estamos frente a un intríngulis ideológico profundo aunque algunos políticos y periodistas sólo vean intereses acomodaticios de dirigentes pícaros.

En todas las épocas hay sujetos que cambian de opinión según sus intereses personales. Y va a seguir ocurriendo. No hay remedio para la volubilidad. No vale la pena hablar de ellos. Excepto que transformemos la política en un asunto moral. Lo trascendente son los cuerpos de doctrina que estos individuos encuentran en cada salto de garrocha. Lo importante no es el salto, ni quien lo hizo, sino los espacios doctrinarios a donde han llegado. Tomemos el caso Kirchner. Ha dado mucho que hablar su oportunismo respecto de los derechos humanos y la progresía. Se lo ha descalificado por su duplicidad ideológica y travestismo: de los 90 al progresismo. ¿Qué importancia tiene su oportunismo? Visto desde lo individual quizás mucha. No sería mi amigo, por ejemplo. Sin embargo lo crucial es el sistema de ideas que abrazó siendo presidente. La progresía lo entendió rápidamente. No le exigió un currículum ni pureza de sangre. Lo tomó como venía. Desde el poder impulsó todo lo que pudo esos valores y principios. Juzgar a Kirchner por su volubilidad es un esfuerzo sin destino.

EL DESTINO DE LOS KIRCHNER

Los kirchner hicieron una opción por la progresía porque esta corriente porta valores según es creencia en un sector numeroso de la sociedad. No era necesario este giro. El peronismo tiene medallas de sobra en su lucha por los humildes y la dignidad de los de abajo y cuando lo realizó en su década gloriosa no hizo concesiones a la izquierda.

Como son camporistas coquetean con la izquierda.

Sin embargo a lo largo de su gobierno la realidad fue imponiéndose e imperceptiblemente el matrimonio debió correrse de ese espacio. Sus aliados de izquierda fueron apartándose de ellos. Kirchner, entonces, se refugió en el peronismo de estado haciéndose jefe de un partido que el progresismo juzgaba inconvenientemente. Aceptaban a Kirchner a condición que liderara desde una formación política transversal y no desde el viejo peronismo.

Esa alianza se quebró y el 28 de junio apareció la fractura en la superficie. El matrimonio se lamentó del error cometido porque suponen que perdieron votos por aflojar el ímpetu revolucionario de su gestión. Observaron con cierta envidia la coherencia de Pino y Sabatella y decidieron un nuevo viraje a la progresía. Por esta razón todas las medidas que de ahora en adelante tome el actual gobierno van a tener sonidos y colores afines a esta corriente. Pondrán en un brete a sectores del radicalismo y del socialismo de Binner. El intervencionismo caracterizará las futuras propuestas.

De todos modos Kirchner no tiene futuro. Necesita ganar, no para ser candidato a Presidente en el 2011 sino para llegar al 2011.

En este sentido su conducta es muy parecida a la re-re de Menem. No perder vigencia hasta el final del mandato. Nada más.

Quienes intentan salvarse del naufragio son los progresistas y verán como lo hacen.

Algunos políticos creen que no son temas ideológicos lo que hoy se discute y divide a la familia argentina. ¡Por supuesto que lo son!

Se equivocan cuando afirman que los apoyos al gobierno nacional se deben, sólo, a los negocios, canonjías u obra pública. Que de hecho hay.

Lo cierto es que Kirchner acumula poder con un discurso estatista. Por algo será.

Desde aquella famosa frase de las “joyas de la abuela” lanzada con intencionalidad ideológica frente a las privatizaciones hasta la utilización de palabras como vaciamiento y entrega, el estatismo sigue vigente y paga bien.

Como si los ferrocarriles, los teléfonos, el gas, el agua, Aerolíneas en el momento que se las privatizó fueran una joya refulgente a la que se apelaba malamente, lanzando al estado nacional a la ruina y al despojo. En definitiva los políticos levantan palabras e ideas que consideran les da votos. Hoy el estatismo genera votos y Kirchner va a apelar a él.

Para quebrar el mensaje intervencionismo - progreso- futuro–equidad- justicia. Hay que insistir, insistir e insistir en que el progresismo es atraso. El porvenir está del lado del capitalismo triunfante desde 1989.

septiembre 28, 2009

DE LA VIDRIERA INTERNACIONAL AL SÓTANO NACIONAL

La Argentina tiene de todo, como en boutique. Gracias a una oportuna intervención de la comunidad judía, en forma de ultimátum, y de algunos amigos tradicionales de esa Argentina internacional que mantienen su fe en el país si no en los actuales gobernantes, el país lució mejor en las Naciones Unidas y en el G-20. Nos retiramos cuando Irán tomó la palabra y no dijimos tonterías, o no demasiadas que reclamasen la atención de la prensa. Los Estados Unidos contentos y Venezuela también, ¿qué más pedir a los dioses?

La recién estrenada vidriera internacional amenaza sin embargo con inminentes y profundas refacciones y habrá que ver ahí como va a quedar una Argentina atrapada de fondo en otros compromisos y otras estrategias que van a contramano de las reformas. Por eso, también en materia internacional, en la boutique cuenta más el desorden y caos del sótano, la invasión de ratas y la devastación del local, y eso es lo que la sensatez de los argentinos está esperando se arregle.

Hay nuevos arquitectos, planes, sugerencias; y nada que predomine aún salvo la idea general de no innovar con nuevos desatinos, como, por ejemplo, la ley de medios, la reforma política -que atañe profundamente al destino del PJ, por caso- y otras cuestiones que sólo prolongarían el desorden.

El tiempo internacional es incierto y nada de lo que hoy reluce va a durar. El tiempo nacional es misterioso, las olas profundas suelen no hacer ruido. Al sótano sólo le falta eso, el agua que se lleve todo.

septiembre 26, 2009

Panorama político nacional de los últimos siete días

Fugas, palos, subsidios y citas de los jueces
por Jorge Raventos


Después de una victoria en la Cámara de Diputados que celebró clamorosamente, el oficialismo llevó su ley de Medios con media aprobación al Senado una vez que el viaje al exterior de Cristina de Kirchner extrajo a Julio Cobos de la presidencia de la Cámara Alta, para ponerlo transitoriamente a la cabeza del Ejecutivo.

Aunque el gobierno consiguió que el trámite fuera conducido, en lugar de Cobos, por el bonaerense José Pampuro, no pudo imponer su deseo de que sólo lo analizaran dos comisiones del Cuerpo: no habrán sido las cinco que quería Cobos, pero terminaron siendo cuatro. Y, para preocupación de Olivos y Balcarce 50, ese repliegue no estuvo determinado tanto por la crítica opositora como por disidencias internas en el bloque oficialista. De hecho, al terminar la primera semana de sesiones del plenario de comisiones, la impresión dominante es que, aunque el oficialismo pueda alcanzar una aprobación en general del proyecto, la centrifugación del bloque que dirige Miguel Angel Pichetto terminará determinando que, en el análisis en particular, se modifique la redacción de varios artículos importantes (referidos al plazo que se otorgará a los multimedios que excedan los límites que fije la norma para que se “desapropien” de activos; a la autoridad de aplicación de la norma; a la incorporación, entre las empresas vetadas para prestar estos servicios, de proveedores del estado o empresas de que exploten negocios de energía o juego; a los derechos de las provincias, etc). El matrimonio Kirchner (él desde Olivos, ella desde las distintas estaciones de su periplo) sigue reclamando a las autoridades de su bloque que saque el proyecto de la Cámara aprobado sin ninguna variante. Es que si los senadores imponen algún cambio, obligan a la Cámara de Diputados a tratarlo nuevamente. Y Kirchner sabe que en tal caso se volverá dificilísimo volver a celebrar en la Cámara Baja. Sucede que algunos senadores se le fugan.

En cualquier caso, desde Olivos Kirchner sigue comandando lo que a sus ojos es una ofensiva triunfal. Ante sus interlocutores partidarios, que convoca a la quinta Presidencial, exhibe encuestas, porporcionadas por consultoras amigas, según las cuáles él supera por diez puntos al político mejor ubicado del pelotón de opositores, que según esos estudios es Mauricio Macri. Kirchner dibuja ante quienes lo visitan el esquema político que más lo seduce: él mismo encabezando una fuerza de, digamos, centroizquierda y Mauricio Macri como líder de otra, de centroderecha. Los visitantes están por lo general predispuestos a decir que sí a todo, puesto que van a pedir que el gobierno les facilite apoyo financiero.

Kirchner se dispone desde este martes a volver a la tribuna, rodeado de intendentes. Empieza en Lanús, acompañado por Darío Díaz Pérez. Piensa seguir por la tercera sección electoral (sur del Gran Buenos Aires) y quiere regresar a La Plata, alerta por la liga de intendentes jóvenes y rebeldes que están urdiendo el de la capital bonaerense, Pablo Bruera, el de Tigre, Sergio Massa, junto a otros, como los de Olavarría y Bahía Blanca.

Cuando Kirchner se mueve en la provincia de Buenos Aires, hay problemas para el gobernador. Daniel Scioli no estará el martes en Lanús. Tiene una buena excusa: ese día se encontrará en Miami, participando de la Conferencia de las Américas, un foro del que también forman parte Bill Clinton y el presidente de Costa Rica, Óscar Arias.

El tejado de Daniel Scioli

Ya antes de partir , Scioli soportó una seguidilla de jornadas con su techo cascoteado. Cuando le preguntan por qué mantiene su suerte amarrada a la del gobierno nacional, el gobernador suele explicar, adherido a su propio libreto, que está obligado a hacer “sin especulaciones”, aquello que sea “lo mejor para la provincia”. La verdad es que Buenos Aires atraviesa rigores financieros y llegará a fin de año con un rojo superior a los 5.000 millones. Hacia fin de la última semana, pequeñas y medianas empresas bonaerenses de la construcción informaron que la Provincia pretende cancelarles deuda con un bono a dos años. “Eso es liquidar a las pymes constructoras" se quejaron Fepycon y Apymeco, dos asociaciones que congregan al sector, donde, advirtieron, puede sobrevenir una debacle. Según datos oficiales, la construcción bonaerense perdió en el primer semestre de 2009 más de 10.000 puestos de trabajo. En ese contexto, el gobierno central apenas si gotea algunos fondos para paliar la crisis. Scioli entiende que son preferibles esos mendrugos a la ausencia total de ayuda. No quiere tentar al diablo. Sabe que las necesidades provinciales lo empujan irremisiblemente a una conducta pública que erosiona su principal capital político: su imagen en la sociedad. A diferencia de Néstor Kirchner, que parece haberse resignado ya al rechazo de la opinión pública y no tiene obstáculos en desafiarla para refugiarse en fuentes de poder ligadas al manejo de aparato y recursos, Scioli se desvive por mantener vivo el vínculo con la sociedad, con la esperanza de que ojos y oídos receptivos registren el esfuerzo de malabarista que le demanda mantener simultáneamente en el aire su ligazón con el mundo K y sus propios rasgos diferenciales. Lamentablemente para él, los que registran más rápido están en Olivos y reaccionan mal: le reclaman que se diferencie menos, que se pegue más; lo acosan con la idea de le podrían reclamar, llegando a diciembre, que deje la gobernación y asuma la diputación que ganó con su candidatura testimonial.

José Scioli, el hermano del gobernador,saludó esta semana en Roma al Papa Ratzinger. Las oficinas de prensa La Plata dieron prolijamente a conocer lo que el secretario General de la Gobernación le solicitó a Su Santidad: que ore para que en el país “haya más diálogo y menos confrontación”. Mensaje a García.

Como la lejana parábola de su hermano, Scioli intenta otras cuando dedica su atención a temas como la seguridad, el alcohol entre los menores, la droga o el horario de cierre de los boliches. No es preciso ser semiólogo para interpretar que está tratando de decir que él se ocupa de temas que inquietan a la mayoría y en los que otros –je, “otros”- no pierden ni un minuto.

Claro, la prosa hermética no resuelve los problemas. Como comprende que la ayuda ajena seguramente le será mezquinada, Scioli llevó a la Legislatura una propuesta de incrementos impositivos. Consiguió que se convirtiera en ley, pero no pudo impedir, en primera instancia, que los aumentos fueran descalificados como “impuestazo” ni que se movilizaran contra la medida las entidades agrarias y las administraciones portuarias (ya que estas temen que los impuestos terminen de quitarles competitividad frente a otras ofertas portuarias). El campo amenazó con un paro inmediato. Scioli convocó a dialogar, suspendió la aplicación de los aumentos y consiguió parar, así sea temporariamente, las protestas y promover un mecanismo participativo para mejorar las medidas. Rédito político: Scioli exhibe una vez más su estilo diferenciado; más allá de que la melodía que interprete no sea distinta (al menos hasta ahora) que la que se compone en el poder central, es capaz de dar marcha atrás, de escuchar críticas, de buscar colaboración ajena.

“Contundencia” en Kraft-Terrabusi

Mas pedradas al tejado: el gobierno nacional hizo ejecutar a la policía de la Provincia de Buenos Aires el duro desalojo de la planta de la empresa de alimentos Kraft. Aníbal Fernández le pidió a Scioli “contundencia” en el asunto, mientras declaraba a las radios que la Policía Federal “no reprime la protesta social” y la Federal, así comandada, permitía que la ciudad de Buenos Aires se volviera un caos durante varios días al hilo, bloqueada por piquetes variopintos. El gobernador tuvo que pagar, en Kraft, la factura de la extensa inacción de la autoridad nacional. El ministerio de Trabajo dejó avanzar las medidas de fuerza de los trabajadores de Kraft sin atinar a ninguna mediación efectiva ni a acto de autoridad alguna.

La empresa –una firma global con más de 10.000 empleados en el mundo- había despedido a 162 trabajadores, entre ellos a algunos con protección gremial por formar parte de la Comisión Interna o ser delegados o congresales del sindicato. La comisión interna, distanciada de la conducción máxima del gremio, impulsó medidas duras y la planta fue ocupada plenamente –es decir: se mantuvo sin operar- durante más de un mes. Ninguna de las partes aceptó la instancia de la conciliación. Cuando la situación escaló, el estado nacional le reclamó a la provincia que actuara. Un juez puso la firma para el allanamiento. A esa hora, el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, “monitoreaba” la represión y el desalojo de Kraft desde Pittsburgh, Estados Unidos.

Scioli habrá tenido que pagar esta factura pero eso no cancela los pagarés que el gobierno central tiene por delante. En materia gremial, Olivos y la Casa Rosada apostaron sus fichas a la CGT y a la conducción de Hugo Moyano y sus aliados, y ahora se encuentra con que esas compañías no le son útiles para poner en caja conflictos en los que los trabajadores se movilizan detrás de cuadros de base combativos e independientes, enfrentados tanto con “la patronal” como con “la burocracia sindical”. Estos fenómenos se han repetido con daños sensibles para el gobierno: es el caso de los trabajadores de subtes en la Capital (comisiones internas que quieren un gremio propio, autónomo del de Transporte) y ahora el de Kraft. Hay vasos comunicantes entre estas líneas gremiales y una amplia red de cuadros militantes estudiantiles que le ofrecen caja de resonancia a los conflictos y les agregan potencial movilizador. Y esto ocurre cuando el gobierno se debilita, la economía se contrae y la situación social –fuera de las fantasías del INDEC- se ensombrece notablemente.

El gobierno, cuya táctica hasta el momento había consistido en cooptar vía uso de la caja movimientos barriales de sectores vulnerables o altos liderazgos sindicales, no conoce instrumentos para conquistar a estos nuevos actores que tienden a ganar protagonismo.

Por otra parte, el intento de levantar la olla jalando de la tapa, que llevó al oficialismo a aliarse con Moyano y congéneres, presenta ahora otro costo alto: ese maridaje entre gobierno y gremios adictos se encuentra rodeado por una densa atmósfera de sospecha. Esto, a raíz de las revelaciones sobre la canalización de medicamentos adulterados a través de diversas obras sociales gremiales. El funcionario del Estado que debía controlar que eso no ocurriera no lo hizo, pues estaba ocupado en recaudar óbolos de los adulteradores para la campaña presidencial de la señora de Kirchner.

Dado el activismo que han adquirido últimamente los jueces, aquel idilio entre gobierno y gran gremialismo oficialista corre el riesgo de desfogarse mayormente por el barrio de los Tribunales.

En esta columna se señaló tiempo atrás que se estaban creando las condiciones atmosféricas de un “mani pulite”, ese fenómeno que en Italia desarticuló el viejo sistema político y golpeó personalmente a muchas de sus figuras, montado sobre el emblema anticorrupción y basado en una alianza de hecho entre Periodismo y Justicia. En Argentina, en las últimas semanas ha trascendido una extensa nómina de casos que aluden a usos desviados del poder político (caudalosos subsidios otorgados dolosamente; terrenos vendidos a precio de regalo a personalidades del gobierno; operaciones de “apriete” lanzadas bajo la bandera de la AFIP; valijas con dólares que ingresan clandestinamente; ministros o secretarios que viven como maharajás y adquieren mansiones en Calafate, aviones o embarcaciones; ingresos de funcionarios que, de un año a otro se triplican en el orden de millones de dólares; y otros). Lo nuevo no reside sólo en que estos casos lleguen a los medios, sino que los jueces actúen con cierta celeridad. Néstor Kirchner ya ha sido citado por la justicia para que explique la fórmula que le permitió incrementar tan notablemente su patrimonio en pocos meses y también para que demuestre que no fue falsa la reunión de la conducción del PJ que decidió la intervención del peronismo de Catamarca y le trabó a Luis Barrionuevo la posibilidad de competir electoralmente. El fiscal consideró verosímiles las afirmaciones de Barrionuevo y los elementos de prueba que presentó.

Hechos como estos son los que avalan un diagnóstico en el que coincidieron la última semana el gobernador de Santa Fé, Hermes Binner, y el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri: “El ciclo de Kirchner terminó”.

septiembre 21, 2009

PODER JUDICIAL: ¿JUSTO O CÓMPLICE?

Mientras el Poder Ejecutivo avanza hacia sus objetivos a paso redoblado y el Poder Legislativo, sin recambio legal hasta Diciembre, lo acompaña, la ciudadanía inerme pone sus ojos en el Poder Judicial. Duda de éste y de la incidencia sobre él de un Consejo de la Magistratura controlado también por el kirchnerismo. A pesar de todo, y como es el único poder que aún no ha sido sometido al escrutinio cuidadoso de la opinión pública, un buen número de dirigentes opositores y un cada día más numeroso conjunto de argentinos avispados por el cariz que han comenzado a tomar algunos juicios contra figuras del kirchnerismo y contra ambos Kirchner, por diversos asuntos que van desde el financiamiento venezolano de la campaña presidencial al injustificable incremento patrimonial, se preguntan si no es hora de reclamar al poder judicial que cumpla a rajatabla con su rol de protector del pueblo y su constitución.

Como muestra de esta nueva tendencia, se destaca Alberto Rodríguez Sáa, quien con una lectura atenta de la Constitución descubrió que la llamada Ley de Medios que impulsa el kirchnerismo y que ya ganó media sanción de la Cámara de Diputados, es anticonstitucional y ataca además las facultades federales sobre la prensa. San Luis va así a recurrir a la Corte Suprema de Justicia para plantear la inconstitucionalidad de esta ley, quizá en simultáneo con lo que se transformaría así en un ilegal tratamiento en el Senado.

Como hasta diciembre no se puede esperar mucho de un Congreso con sus representantes caducos y no renovados, y cuando aún después de contar con un Congreso representativo, habrá que luchar contra los vetos presidenciales, no parece mala idea reclamar un mayor protagonismo a los jueces y exigir a la Corte Suprema que respete los derechos constitucionales de los argentinos, allí donde no son respetados por malos gobernantes e infieles representantes. Desde el primer día de este foro, no hemos dejado de señalar la complicidad de la Justicia Electoral en la interferencia para impedir elecciones internas en el Partido Justicialista; la pregunta sigue pendiente. ¿Vale más la presión de un Kirchner que la voluntad de millones de afiliados? A la corrupción de un Poder Ejecutivo, ¿hay que sumar la corrupción del Poder Judicial? ¿O se trata de pocos jueces que el mismo Poder Judicial, con la ayuda de la opinión pública, puede señalar para limpiar su buen nombre y honor?

El Congreso precisaba hacer las paces con el pueblo a quien representa: las últimas elecciones, aunque haya todavía que esperar la coronación de su resultado, sellaron el nuevo pacto. Ahora le toca al Poder Judicial en general y a cada juez en particular, puesto bajo la lupa pública. También a la Corte Suprema, para dirimir si finalmente el Poder Judicial es árbitro o cómplice, amigo o enemigo del pueblo a cuya justicia debería servir.

septiembre 19, 2009

Panorama político nacional de los últimos siete días

Discordia y consenso
por Jorge Raventos

Con una pequeña ayuda de los amigos, el oficialismo atravesó expeditiva, exitosa, desprolija y previsiblemente la primera prueba para la imposición de su proyecto de control de los medios electrónicos, la de la Cámara de Diputados. Tuvo que pagar algunos precios, mayormente políticos, más allá de que Felipe Solá haya mentado la mítica “chequera” kirchnerista, versión recargada de aquella Banelco que se invocó durante el gobierno de la Alianza. El principal costo para el oficialismo residió en producirles una coartada a las corrientes que lo acompañan por izquierda (inclusive, en este caso emblemático, el Partido Socialista de Hermes Binner) y a algunos disidentes de la línea hamletiana, de modo de facilitarles a todos ellos el tránsito entre la crítica verbal a crédito y el voto de apoyo en efectivo.

Táctica del teru teru

En Olivos comprendieron que para superar el primer paso legislativo no iba a alcanzar con la propia tropa y que había que adquirir fuerzas de apoyo, por eso el oficialismo rompió la alcancía y gastó algunas de sus monedas: renunció temporariamente a facilitarles a las telefónicas el ingreso al negocio de los medios. La luz verde esta planificada para el acceso de Telecom, una empresa que el gobierno pretende ver pronto en manos amigas. “La sociedad todavía no está preparada para ese debate”, se resignó (o advirtió) el interventor del CONFER cuando tuvo que explicar la concesión.

Hay que admitir que la señora de Kirchner no profetizó en vano en la primera conferencia de prensa que dio después de la derrota electoral oficialista del 28 de junio. En aquella ocasión ella contabilizó a ciertas fuerzas –mencionó específicamente la que encabeza el cineasta Fernando Solanas- como aliadas potenciales del oficialismo. Solanas se apresuró entonces a desmentir que hubiera posibilidad alguna de acuerdos con el gobierno. Ultimamente, venía cuestionando con acidez el proyecto del Ejecutivo sobre medios, objetando un amplio número de aspectos que denunciaba. En definitiva, el bloque de su partido votó con el kirchnerismo y Solanas salió a justificar ese voto apoyándose en la concesión sobre las telefónicas y con el argumento de que “esta ley es mejor que la que existía”. Diputado electo por uno de los distritos más vigorosamente adversos al matrimonio presidencial, Solanas hace lo imposible para no salir en ninguna foto junto al gobierno. Pero a veces lo esencial es invisible a los ojos: aunque, igual que a finales de junio, en el plano verbal toma distancia del oficialismo; pero ahora Solanas actúa para ayudar al gobierno a sacar sus castañas del fuego.

Por cierto, Solanas no es único que en un lado pega los gritos y en otro guarda los huevos. Desde el peronismo disidente se señala al gobernador de Chubut, Mario Das Neves, como otro practicante eximio de la táctica del teru teru. Felipe Solá llegó a caracterizarlo como “el Plan B” de Néstor Kirchner. En verdad, la oposición suele comprar los amagues del chubutense. En este caso, lo oyeron decir que el proyecto oficialista era "muy malo" y "beneficioso para los amigos del poder" y se ilusionaron con contar con los cinco diputados que responden al gobernador. Habían olvidado que ya en otras ocasiones Das Neves ha formulado juicios duros sobre el kirchnerismo (con preferencia sobre Néstor Kirchner) y ello no fue obstáculo para que los legisladores provinciales actuaran de acuerdo a la mejor conveniencia de la Casa Rosada o de Olivos. Ni siquiera el hecho de que Néstor Kirchner viajara a Chubut a agitarle el avispero local y a activar una línea interna provincial rebelde consiguió conmover (quizás haya que decir: aún) ese comportamiento del gobernador Das Neves y sus congresistas.

Justicia y opinión pública: una alianza “mani pulite”

No es improbable que el oficialismo obtenga ayudas análogas en la Cámara Alta. En principio ha calculado con prolijidad el instante en que el proyecto con la media sanción de Diputados debe ingresar al Senado, de modo de que Julio Cobos no esté ejerciendo entonces la presidencia de la Cámara. Cobos ejercerá la presidencia de la Nación durante el viaje a Nueva York de la señora de Kirchner y eso lo obligará a ceder la titularidad de la Cámara Alta al senador Pampuro. En el gobierno calculan que de ese modo evitarán el envío del proyecto a cinco comisiones de la Cámara, como instruyó Cobos (creen que Pampuro lo mandará sólo a tres) y podrán impulsar así un trámite tan vertiginoso como el de la Cámara de Diputados.

La oposición ya prometió que, a partir del momento en que el Congreso refleje el mandato popular de la última elección, revisará esta ley (y otras). Entretanto, ha cuestionado la forma que adquirió su tratamiento legislativo (no se cumplieron plazos y procedimientos reglamentarios, alega) y el viernes denunció que el texto que se presentó a votación y se aprobó en el plenario de la Cámara difiere en varios puntos de lo que el oficialismo acordó con sus aliados y fue leído y aprobado en las sesiones de trabajo de las comisiones legislativas.

Así, el régimen de medios – más allá de que el gobierno consiga aprobar su proyecto a marcha forzada y sin el voto de los legisladores electos por el voto del 28 de junio – tiene un seguro destino de judicialización. Lo llevarán a Tribunales las empresas severamente afectadas por la norma oficialista, sectores de la oposición y también ciudadanos de a pie en defensa de las libertades de expresión y de información.

Que la cuestión llegue a la Justicia para dirimirse puede no ser una noticia agradable para el gobierno, que viene observando en algunos juzgados ominosas (prometedoras, se diría desde otro lado del mostrador) señales de autonomía. Señala con preocupación un analista próximo al gobierno: “De hecho, la caída electoral y el propio activismo del gobierno están alentando una coalición de naturaleza parecida a la que en Italia tomó el nombre de mani pulite (manos limpias) y produjo un terremoto en el sistema político. Fue una convergencia de sectores de la Justicia y la opinión pública, como la que se insinúa aquí.”

El paulatino debilitamiento del gobierno (derrota con el campo, caída electoral, derrumbe de la imagen del matrimonio, alejamiento de cuadros importantes) sumado a su “activismo” (es decir: la acentuación de los rasgos confrontativos) produce, en efecto, una combinación paradójica. El gobierno asume un protagonismo cada vez más imperioso y así suscita reacciones de actores que se sienten existencialmente amenazados, precisamente en el instante en que está más aislado y más débil en su relación con la opinión pública, circunstancia que aporta a los jueces una perspectiva de alivio y liberación de presiones y los vuelve de ese modo más activos a ellos.

Las instituciones

Si bien se mira: la Argentina, más que por un marco de normas e instituciones sólidas se mueve por relaciones de fuerza. De eso se habla , entre otras cosas, cuando se dice que el país ofrece baja seguridad jurídica.

El gobierno contó durante varios años con una relación de fuerzas favorable. Se la permitieron la óptima coyuntura económica internacional y un sistema político desarticulado después del “que se vayan todos”. Con altas marcas en las mediciones de opinión, aplicó a voluntad su fuerza, confrontó y arrasó a quienes observaba como enemigos, rivales o competidores potenciales. Trabajó para eternizar en el poder su pequeño armado político. En la aplicación de esa lógica, chocó al fin con el campo y perdió una batalla crucial, mientras cambiaban las condiciones económicas mundiales y la opinión pública iniciaba el divorcio. El gobierno no modificó por ello su lógica: adelantó caprichosamente las elecciones y hoy el país observa durante casi un año la convivencia entre dos legislativos, uno, mandato 2007 y otro votado en junio; aquel sigue aprobando leyes mientras éste, que tiene la legitimidad política de la elección reciente, espera impotente su turno.

El Congreso que vota estas leyes está cuestionado por la sociedad como una mera “escribanía del Poder Ejecutivo”, porque a través del predominante bloque oficialista ha entregado voluntariamente muchas de sus atribuciones a la Casa Rosada.

Pero a su vez, la Casa Rosada se encuentra colonizada por Olivos: el Poder Ejecutivo unipersonal, el presidente “casi monarca” que imaginó Alberdi, el actor central del sistema estatal argentino, cede en los hechos la autoridad a Néstor Kirchner. El mando máximo se ha trasladado, así, fuera de las instituciones.

En tanto, las provincias, anteriores a la Nación misma, han sido empujadas a un rol de legión empobrecida, expropiada y mendicante, condicionada por la caja central. En cuanto al vicepresidente, desde Olivos se pone en funcionamiento un coro de voceros (¿destituyentes?) que le piden que deje su cargo. Julio Cobos, por su parte, ha lanzado un mensaje: el país necesita acuerdos básicos, consenso, no discordia. No parece que vaya a dejarse intimidar por quienes le reclaman que salga “a la intemperie”. Sabe que tiene un rol institucional que cumplir.

Hay una relación directa entre la ausencia de instituciones sólidas y la propensión al aislamiento internacional. En un mundo cada vez más integrado y más competitivo, el cumplimiento de los contratos y de las normas es carta de presentación básica para asociarse al club, para aspirar a beneficiarse con los flujos de inversión que impulsan el crecimiento y el avance tecnológico. Romper contratos privados, cambiar reglas de juego arbitrariamente, tergiversar la información pública, vaciar de contenido los poderes institucionales es un camino sin escalas al aislamiento.

Por cierto: no se alcanzan instituciones sólidas sólo invocándolas o hablando de ellas. También ellas nacen de la política, es decir, nacen de una relación de fuerzas capaz de proyectarse más allá del poder circunstancial, de la acumulación facciosa o de los cambios de casaca oportunistas, para transformarse en arquitectura de una nación seriamente integrada hacia adentro y hacia el mundo.

La elección de junio ya insinuó la existencia de una relación de fuerzas que apunta en esa dirección. Se esperan arquitectos.

septiembre 17, 2009

LA OPOSICIÓN DE LA OPOSICIÓN

Con la media sanción de la ley de medios algo queda claro, no toda oposición es oposición, como demostró, entre otros, la lamentable participación de Proyecto Sur justificando un voto en consonancia ideológica, pero en contra de su responsabilidad hacia quienes acaban de votarlos como la alternativa decente de la izquierda, en explícita oposición a la corrupción del kirchnerismo. Por lo tanto, por asuntos como el de la ley de medios, y por otros que pueden emerger con urgencia con el correr de los días, como el de la hoy peligrosísima alianza argentina con un Chávez ahora militarmente asociado a Rusia, Siria e Irán, convendría ir refinando el concepto de oposición y entender que hay una oposición funcional al kirchnerismo que no sirve ya a los intereses de los argentinos, y otra oposición que no sólo es competitiva electoralmente, sino que está en las antípodas del kirchnerismo, honrando con su actitud al mandato de quienes los votaron.

Con elecciones recientes, la oposición de la mayoría de los argentinos al kirchnerismo quedó demostrada, pero hace falta todavía un esfuerzo colectivo que permita una discriminación más afinada de las posiciones políticas. La costumbre de debatir fragmentos y no la totalidad del problema nacional, sólo puede en este momento confundir a la opinión pública cuando la omisión colabora en sostener a un régimen corrupto, viciado de infinitas prácticas ilegales.

Entre los dos actores políticos, el oficialismo y la oposición, convendría así resaltar a este nuevo actor emergente, la oposición de la oposición, o sea aquella oposición opuesta a la idea de una oposición colaboracionista con el poder, bajo la justificación de la ideología, del cálculo electoral, o, directamente bajo presión y soborno. Se trata de desenmascarar a aquellos opositores que en la realidad actúan como colaboradores –explícitos u ocultos- de un régimen que mantiene innoblemente secuestrada a la Argentina, aún después de perder las elecciones.

Esta nueva oposición que compite electoralmente, que no cede ni a la presión ni al soborno y que además enarbola claramente sus diferencias ideológicas, es la que mejor expresa la necesidad y el mandato de los argentinos. Mientras esta oposición y los hoy no representados argentinos se mantengan mutuamente fieles, renovando los votos en cada ocasión parlamentaria, el camino para la recuperación institucional permanecerá abierto. También, más despejado, el aún estrecho y dificultoso sendero del reconocimiento de pertenencia a una misma comunidad, ese pacto aún pendiente de confianza y afecto entre argentinos.

septiembre 15, 2009

LA POBREZA EN LA ARGENTINA Y COMO COMBATIRLA

por Víctor E. Lapegna

Tres hechos concretados en la primera semana de agosto por la Iglesia Católica instalaron la cuestión de la pobreza en la agenda pública nacional con una intensidad que no tenía antes en los medios de comunicación o en los discursos de políticos oficialistas y opositores.

El primer hecho se produjo el martes 4 de agosto, con la presentación pública del Barómetro del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA). El jueves 6 se difundió un telegrama de Benedicto XVI en respaldo a la colecta Más por Menos, en el que el Papa denunciaba el escándalo de la pobreza en nuestro país. La tercera referencia eclesial al drama de la pobreza estuvo en la homilía pronunciada por el cardenal Jorge Bergoglio el viernes 7, en la misa dada en el santuario de San Cayetano.

La cuestión, además de la importancia que tiene en sí misma, abre un debate acerca de la realidad general de la Argentina al que queremos hacer un aporte antes que, como es posible y hasta probable, el vértigo informativo y la intencionalidad de algunos actores hagan que el tema deje de recibir la atención que suscita hoy.

¿Cuál es el Escándalo de la Pobreza en la Argentina?

Asumiendo que la cantidad de personas pobres e indigentes que hay hoy en la Argentina es de por sí un escándalo, vale preguntarse en que consiste ese escándalo.

Una respuesta extendida en la sociedad, en el gobierno, en la oposición e incluso ad intra la propia Iglesia católica es que el escándalo consiste en que, siendo el nuestro un país rico, haya semejante cantidad de pobres (Vgr.: “¿Cómo es posible que haya tantos indigentes en un país que da de comer a 300 millones de personas?”).

Esa es la tesis de la presidente de la Nación en cuanto dijo que "(…) en Argentina hay pobres, pero el problema no es la pobreza, el problema es la inequidad social y la distribución del ingreso", a lo que agregó que "no es casualidad ver que en Canadá, Suecia, Noruega, la brecha entre ricos y pobres es más chica. Y ahí está la verdadera raíz y la verdadera fábrica de pobres, en la inequidad social".

Si esta explicación diera cuenta de toda la realidad y el drama de la pobreza en la Argentina sólo fuese resultado de una distribución injusta de riquezas ya existentes, sería posible terminar con esa inaceptable situación de indignidad con medidas que repartieran mejor las riquezas que ya hay, tales como el otorgamiento del ingreso universal por niño, el remozado programa “Manos a la Obra” que relanzó la presidente u otras medidas distributivas similares.

Otra mirada posible es considerar que el escándalo consiste en que la Argentina, que tiene amplias condiciones para ser un país rico, se convirtió en un país pobre y el aumento a grados inaceptables de la cantidad de personas situadas por debajo de las líneas de pobreza e indigencia es consecuencia de ese empobrecimiento general del país, cuya riqueza disponible es cada vez menor, además de distribuirse de un modo cada vez más injusto.

Si lo antedicho fuese cierto, sin mengua de la necesidad de adoptar medidas de coyuntura que alivien los efectos inmediatos más graves de esta cuestión social (como el ingreso universal por niño o el plan relanzado por la presidente), el camino que lleva a poner fin en forma efectiva con el escándalo de la pobreza estructural pasa por restaurar un círculo virtuoso de creación sustentable de riqueza por medios que, por sí mismos, contribuyan a una mayor y mejor justicia social.

En otros términos, se trataría de establecer una matriz productiva que lleve a aumentar el valor del capital físico, del capital financiero y sobre todo del capital humano mediante una mayor productividad del trabajo de todos, en la que el apotegma que proponía que “cada argentino produzca algo más que lo que consume” sea un deber que todos podamos cumplir.

El Empobrecimiento de la Argentina

Decir que la Argentina se empobreció parece contradictorio con el hecho cierto de que el Producto Bruto Interno (PBI) argentino viene creciendo a altas tasas en forma constante desde el 2002, pero la contradicción se resuelve al analizar los tres pilares principales en los que se apoyó el crecimiento económico alcanzado en el último sexenio.

a) En estos años la Argentina percibió cuantiosos ingresos por la venta al mundo de nuestros principales bienes transables (exportables) entre los que destacan la soja y sus derivados, cuya producción y productividad crecieron mucho merced a las condiciones naturales de nuestro territorio, las inversiones y la alta eficiencia de los productores argentinos, la masiva utilización de semillas de soja transgénica y glifosato, la siembra directa, buenas técnicas de producción y comercio y el tipo de cambio favorable a las exportaciones que estableció la devaluación, en un período en el que la gran demanda de los mercados del Asia Pacífico (en especial de China) hizo que los precios de esos bienes tuvieran niveles extraordinariamente altos.

b) Un segundo pilar fue el uso pleno de la capacidad productiva instalada ociosa - que se había expandido y actualizado con inversiones concretadas en la década de 1990 y no llegaba a ser aprovechada en plenitud desde la crisis del 2001 – lo que no se requirió de inversiones significativas en mejoras de maquinarias y equipos para aumentar la productividad y la competitividad y así atender el aumento de la demanda agregada derivada de los ingresos de exportaciones de commodities agropecuarias y también energéticas y mineras.

c) Una tercera fuente del crecimiento del PBI fue la construcción de viviendas y la realización de obras públicas, en gran medida de baja eficiencia, que no superaron las deficiencias de infraestructura que tiene nuestro país.

En términos de incremento de cantidad, calidad y valor de los núcleos estructurales del capital físico (agua corriente, cloacas, rutas y caminos, producción y distribución energética, sistemas de transportes y comunicaciones, equipamiento de máquinas y herramientas, etc.) de nuestra economía, el efecto de esos pilares del crecimiento argentino en el último sexenio fue muy inferior a las tasas de aumento del PBI en el período.

En parte eso fue así por la naturaleza extractiva de la matriz principal de creación de riqueza que fue la producción de granos (en especial de soja), una de cuyas características es que sus altos niveles de productividad, competitividad y eficiencia fueron logrados merced a grandes saltos tecnológicos (semillas transgénicas, siembra directa, etc.) que se habían concretado antes del último sexenio, con lo que el aumento del capital físico derivado de esa actividad extractiva estuvo concentrado, casi exclusivamente, en la renovación del parque de maquinaria agrícola.

En cuanto al aprovechamiento de la capacidad instalada ociosa, por definición no supuso un incremento del capital físico ya que consistió en el uso pleno de un capital físico preexistente.

Finalmente, la construcción de viviendas no supuso un enriquecimiento significativo del capital físico y las obras públicas concretadas, por su ineficiencia y foacalización, apenas si movieron el amperímetro en este plano.

En cuanto al capital financiero, vale recordar que sus fuentes pueden ser el ahorro interno y la inversión externa. Aunque la economía argentina tiene una alta capacidad de acumulación de ahorro interno, hace ya décadas que cientos de miles de millones de dólares de ahorros argentinos están invertidos fuera de nuestro país y esa tendencia se acentuó en los últimos años. Puede decirse, en consecuencia, que la acumulación de capital financiero en la Argentina a partir del ahorro interno fue casi por completo virtual, dado que esos recursos no permanecen en nuestra economía ni se destinan a incrementar la producción de bienes y servicios. En cuanto a la inversión externa directa, que fue muy alta en la década de 1990, a partir del 2001 se mantuvo en niveles pobrísimos. Por tanto, a pesar del aumento del PBI, la Argentina se empobreció en su capital financiero en tanto soporte de la economía real, según lo muestra la evolución del crédito destinado a solventar la producción, medido en términos de porcentaje del PBI.

Tal vez la faceta más grave del proceso es el empobrecimiento que registró en los últimos años nuestro capital humano, considerando el deterioro en cantidad y calidad que registró la organización de la comunidad nacional, sea en lo que hace a la organización del Estado y el gobierno, de las empresas, de los sindicatos de trabajadores, de las representaciones territoriales o de los usuarios y consumidores, para mencionar las principales formas organizativas de ese capital humano.

Ese deterioro de la calidad y cantidad de las organizaciones que expresan el valor del capital humano argentino es especialmente grave en la actual etapa de la evolución, signada por el tránsito de la sociedad industrial a la sociedad del conocimiento y de la sociedad de las naciones a la globalización.

Sucede que en esta fase de la historia en la que ingresó todo el mundo, como lo señaló Juan Pablo II en su encíclica Centesimus Annus, el factor productivo decisivo pasó a ser la capacidad de conocimiento y de resultas de ello el nivel de productividad del trabajo humano (la capacidad de producción de cada unidad de trabajo en una unidad de tiempo) es cada vez más el elemento decisivo en la creación de riqueza sustentable.

Un ejemplo ilustrativo de esa nueva realidad lo brinda el amigable clima de trabajo y los niveles salariales que existen en empresas como Microsoft, entorno que podría atribuirse a la bondad del carácter de Bill Gates para tratar a sus empleados, pero parece más plausible suponer que de ese modo la empresa informática busca estimular el espíritu de creatividad e innovación de quienes trabajan en ella, dado que la calidad que despliegue su capital humano es la principal condición necesaria para que siga siendo la corporación más grande del mundo.

A propósito de ello, el hecho que General Motors esté hoy casi en situación de quiebra habiendo sido por muchos años la más grande empresa del mundo y que Microsoft haya pasado a ocupar ese sitial, da la razón a Juan Pablo II en tanto muestra de la creciente importancia del capital humano sobre el capital físico e incluso el capital financiero, como factor productivo decisivo.


Resulta así que la caída en la calidad y cantidad de la organización comunitaria en todos los ámbitos de la sociedad argentina registrada en los últimos años, da cuenta del proceso de empobrecimiento que se registró en el valor de nuestro capital humano.

Como hemos visto, los aumentos del PBI en el último sexenio no evitaron un empobrecimiento del capital físico, el capital financiero y el capital humano de la Argentina y es por eso que, usando una expresión tópica pero que tiene la virtud de la brevedad para describir la situación, podría decirse que en los últimos años la economía argentina tuvo mucho crecimiento, pero poco desarrollo.

En otros términos, el crecimiento de la economía argentina en los últimos años fue más similar al de los países productores y exportadores de petróleo (vgr. Nigeria, Irak, Venezuela o Arabia Saudita, por sólo mencionar algunos casos) que al de las economías del Asia – Pacífico, de Irlanda o de Nueva Zelanda.

Los efectos sociales de ese modelo de fuerte crecimiento y débil desarrollo fueron mayor pobreza e inequidad social debido, entre otras razones, a que en lo esencial la creación de riqueza no estuvo determinada por el aumento de la productividad del trabajo humano, usado en plenitud.

De ahí que, si se consideran las posibilidades reales que tiene en nuestro país en términos de acumulación de capital físico, financiero y humano; el empobrecimiento que se dio en los tres ámbitos es un verdadero escándalo que explica, aunque de ningún modo justifica, la magnitud a la que llegó la cantidad de personas situadas por debajo de las líneas de pobreza e indigencia.

Los Números de la Pobreza

Debería ser obvio que, contra lo que parece creer la señora presidente de la Nación, tener cierto grado de precisión en cuanto a la cantidad de personas que en la Argentina de hoy están situadas en la pobreza y la indigencia no es un mero ejercicio académico de la estadística y no debe ser un perverso mecanismo por el que el padecimiento de personas reales, con nombre, apellido, historia y rostro se torne en la acumulación de números fríos.

Sucede que contar con datos cuantitativos ciertos acerca de la pobreza es indispensable para definir políticas, programas y acciones reales y eficaces de abordaje del problema.

Dado que los indicadores elaborados por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) han dejado de ser creíbles para todos los que no sean directivos de ese organismo o altos funcionarios del actual gobierno nacional, se impone apelar a otras fuentes para aproximarse a un conocimiento adecuado de la magnitud que tiene el problema social tratado.

Para ello acudimos a una investigación del Instituto de Estudios y Formación de la Central de los Trabajadores Argentinos (CTA) que dirige el economista y diputado nacional Claudio Lozano (a quien nadie podría considerar conservador), un trabajo realizado por la consultora Equis que lidera el sociólogo Artemio López (de confesas simpatías hacia el actual gobierno) y a la reciente edición del Barómetro de la Deuda Social que elabora la Universidad Católica Argentina (UCA).

La investigación del Instituto de Estudios y Formación de la CTA dirigida por Lozano ponderó un conjunto de indicadores económicos y sociales para establecer una comparación entre la situación social argentina en el año 2008 respecto de la que existía diez años antes, en 1998 y las conclusiones principales que arroja el trabajo son las siguientes, siempre en referencia a la década 1998 / 2008.

° El Producto Bruto Interno (PBI) medido a precios constantes de 1993 creció un 32,9% y la tasa de empleo aumentó un 13,9%.

° El ingreso medio real de trabajadores ocupados (ingreso nominal corregido por la evolución del Índice de Precios al Consumidor) disminuyó un 24%, lo que representa una brutal caída en la calidad de vida de las familiar trabajadoras ya que en la década se redujo casi en una cuarta parte la capacidad de compra del salario.

° La brecha en el nivel de ingresos entre el primero y el décimo decil (los que ganan más y los que ganan menos) de la población aumentó un 26%, lo que significa que en esta década se acentuó fuertemente la desigualdad en la distribución del ingreso.

° La participación del salario en el PBI se redujo un 11,7%, un dato que acentúa y confirma la injusticia social, habida cuenta que en la concepción peronista los salarios deben estar cerca del 50 por ciento del PBI y hoy no llegan al 30 por ciento.

° La tasa de pobreza creció un 19,7%, lo que indica que casi una quinta parte de la población cayó en la pobreza en la última década, esto es que más de 2,78 millones de compatriotas vieron reducidos sus ingresos por debajo del nivel de pobreza.

°La tasa de indigencia se incrementó un 114%, dato brutal en su magnitud y en su significado ya que, vale recordarlo, las personas indigentes son aquellas cuyo ingreso no les permite comprar la canasta básica de alimentos y la mayor parte de esos 4.839.584 compatriotas están sumidos en condiciones de vida degradantes, despojados de los básicos niveles de dignidad que son propios de la condición humana.

Por su parte, según la consultora Equis de Artemio López, por la inequitativa distribución del ingreso y la fragmentación e informalidad del mercado de trabajo, el 30,8% de la población es pobre por vivir en hogares donde los ingresos no alcanzan para comprar la canasta básica de bienes y servicios y de ese total, el 10,4% de la población - 4,1 millones de personas - son indigentes que ni siquiera pueden costear la compra de una canasta básica de alimentos.

Las cifras duplican última medición del INDEC que para la segunda mitad de 2008, registró un 15,3% de pobres de los cuales el 4,4% sería indigente.

Uno de los factores que explican estas diferencias es que, con la misma canasta de consumo, para el INDEC la línea de pobreza de una familia tipo (matrimonio y 2 hijos) ronda los $ 1.000, mientras que para Equis es de $ 1.500, lo que se debe a la distinta valuación de los precios.

El informe de Equis destaca que en el segundo cordón del conurbano bonaerense, que comprende 13 partidos del GBA (entre otros, Berazategui, Florencio Varela, Ezeiza, Merlo, José C. Paz y Malvinas Argentinas) la pobreza trepa al 45,1%, y la indigencia al 18%. Al mismo tiempo como los hogares pobres e indigentes tienen más chicos, entre los menores de 15 años la pobreza en esos distritos salta al 54,7%.

A partir de aquí transcribimos párrafos de un artículo publicado por Artemio López, en la que el director de la consultora Equis brinda su explicación sobre las causas del aumento de la pobreza.


“Al responder a la pregunta de por qué hay pobres en nuestro país, tras la aceleración de precios observada desde el primer trimestre de 2007, en especial su impacto en el rubro de alimentos y bebidas, especialistas ligados al discurso económico neoliberal y otros supuestamente heterodoxos, advierten sobre la fábrica de pobres que resulta la inflación actual. Pero ésta es apenas una menos que media verdad, o sea una gran farsa”.


“Aún aceptando que la pobreza pasó del 27% en el segundo semestre de 2006, cuando el INDEC era confiable, al 30% en el primer semestre de 2009, según distintas consultoras privadas, la sentencia correcta debiera ser: sólo el 10% de la pobreza actual en Argentina es producto de “la inflación”, en particular de alimentos, acontecida a partir de 2007”.


“Contrario sensu, el 90% de la pobreza obedece a causas no inflacionarias, relacionadas con la estructura distributiva y el mercado de trabajo que aún tras un lustro de crecimiento del PBI a tasas chinas, mantiene 40 puntos de informalidad – 45% considerando a los cuenta propia precarios– con salarios informales promedio de $ 800 y aún salarios formales privados de subsistencia extrema”.


“A tal punto es la carencia en el sector privado que, según la información oficial, para el 20% del universo formal privado, 1,2 millón de trabajadores, los salarios apenas superan los $ 1.500 mensuales, esto es, el equivalente al valor de la línea de pobreza para un hogar tipo metropolitano. En el mercado de trabajo formal privado el 20% de la cúpula se apropia del 50% de la masa salarial y el 20% de la base apenas el 10%. Analizando ingresos por hogar, el 20% de la cima de los perceptores de ingresos recibe el 52% del total, mientras el 20% de la base apenas del 4%”.


“Estas son las causas centrales de la pobreza nacional: un sistema de distribución del ingreso de inequidad creciente y la estructura del mercado de trabajo que reintroduce asimetrías vía empleo informal o concentración en la cúpula de los trabajadores formales privados de la mitad de la masa salarial”.
Finalmente, el Barómetro de la Deuda Social de la UCA en su última edición presenta un diagnóstico diferenciado, tanto del que elaboró el Instituto de la CTA que dirige Lozano cuanto el de la consultora Equis de Artemio López.


Una cualidad que destaca a este informe es que mide la situación social con una mirada más amplia que la evolución del monto de los ingresos que perciben las personas y los hogares ya que, como se puntualiza en el mismo informe, “reducir las privaciones a las condiciones económicas obstaculiza un conocimiento más integral del desarrollo humano y, en consecuencia, un reconocimiento más amplio de los derechos exigidos”.

Así es que el Barómetro estudia lo que denomina el “Espacio de las condiciones materiales de vida” que abarca “hábitat, salud y subsistencia”, “acceso a recursos públicos” y “trabajo y autonomía económica” y lo que llama “Espacio de las condiciones de integración social”, que incluye “capacidades psicológicas”, “tiempo libre y vida social” y “confianza política”.

Aunque el detallado informe resulta muy ilustrativo acerca de las condiciones de ¿vida? que deben soportar los sectores sociales más humildes en la Argentina de hoy, en homenaje a la brevedad remitimos a quienes estén interesados a conocer el informe con más detalle a consultar la página web de la UCA.

Sí diremos que el Boletín del Barómetro que analiza la situación social en la coyuntura da cuenta de que en año 2008 los hogares a lo que no les alcanzaba el dinero que reunían para afrontar los gastos del hogar llegaban al 37% del total y en el 2009 aumentaron al 44% lo que significa un severo agravamiento del nivel de pobreza.

Más allá de las divergencias entre las cifras y las consideraciones de las tres fuentes aquí reproducidas, todas ellas son contestes en marcar que la cantidad de pobres e indigentes en la Argentina de hoy es superior al que reconocen las estadísticas oficiales y constituyen un desafío prioritario que reclama respuestas inmediatas para atender la emergencia y simultáneas líneas de acción estratégica que hagan de la Argentina un país rico con justicia social, para así atacar la pobreza estructural.

Con una imagen brutal pero gráfica, podría decirse que, dada la magnitud que alcanzó la pobreza, la Argentina de hoy se parece a una persona enferma de cáncer a la que se le deben proporcionar en forma inmediata los analgésicos que alivien sus dolores, pero también se debe comenzar un tratamiento que busque curar la enfermedad que causa esos dolores.

Como ir Aliviando los Dolores de la Pobreza

Entre las medidas de emergencia que pueden adoptarse para lograr un alivio coyuntural de la gravedad de la pobreza e indigencia podemos mencionar las siguiente:

°Asignación universal por niño.

°Reducción del IVA a los productos de la canasta alimentaria básica.

°Resolver que la mayor parte de los fondos públicos consolidados destinados a fines sociales (vivienda, educación, salud, medicamentos, programas alimentarios, etc.), hasta ahora se asignados a los oferentes de tales servicios (empresas constructoras, prestadores de servicios educativos y de salud, laboratorios medicinales, proveedores de alimentos, etc.) se distribuyan en forma directa entre las familias en situación de pobreza e indigencia, que son la demanda prioritaria, estableciendo procedimientos que hagan que tales fondos se apliquen a los fines destinados (vivienda, educación, salud, medicamentos, programas alimentarios, etc.) y no a otros. De ese modo se dará poder de decisión a las familias para el uso de esos recursos que en derecho les pertenecen y se terminará con la corrupción y los vicios clientelistas que se registran hoy.

Cómo Restaurar la Riqueza con Justicia Social


Una de las respuestas para terminar con la reproducción estructural de una pobreza y miseria crecientes, es diseñar y poner en marcha una revolución demográfica que termine con la monstruosa macroencefalia que llevó a que más del 30% de la población argentina resida en una superficie que es apenas el 3 % de los casi 3 millones de km2 que tiene nuestro territorio.


Dos frases programáticas del general Perón: “Cada argentino debe producir, al menos, lo que consume” y “La tierra debe ser para el que la trabaja” y un anhelo de Evita que compartimos (“Queremos hacer de la Argentina una nación de propietarios y no de proletarios”) podrían ser el marco de esa revolución demográfica.


La propuesta es crear nuevos centros poblacionales a partir de la entrega en propiedad parcelas de tierra en el interior del país, sobre todo a las familias pobres e indigentes que residen en el conurbano bonaerense y en los cordones periurbanos de Rosario, Córdoba, Mendoza, San Miguel de Tucumán, etc.


Esas parcelas deberán tener una adecuada superficie para la producción mixta de frutas, hortalizas, verduras y cría de animales, con espacios amplios de propiedad común, en parte destinadas a instalaciones para el procesamiento e industrialización de los bienes producidos y la elaboración de comidas que, debidamente conservadas, puedan ser vendidas en los mercados internos y externos y en parte destinados a diversos servicios comunitarios (escuela, iglesia, centro de reuniones, centro de deportes, etc.).


Para hacer posible esta epopeya es preciso que cada uno de esos centros productivos urbano – rurales tengan los servicios y recursos que hacen a la calidad de vida propios de este tiempo que, además del gas, la electricidad y otros insumos similares, implica contar con redes de información y comunicaciones, establecimientos educativos, centros de salud y vías de transporte que permitan que los productos accedan a los centros de consumo.


Otra de las vías para mejorar la calidad de vida popular y en especial de las personas pobres e indigentes es que el Estado en todos sus niveles – nacional, provincial y municipal – cumpla su misión esencial de asegurar a la comunidad el acceso a servicios adecuados de seguridad, salud, educación, administración de justicia, transporte, comunicaciones, vivienda, calidad ambiental, defensa nacional, economía y relaciones con el mundo, por mencionar los principales, cuya calidad en la Argentina, desde hace mucho tiempo y en términos generales, es una porquería.


En el caso de los servicios de administración de justicia, una necesidad y una carencia dramática para los sectores más humildes de nuestra comunidad, para mejorar su calidad y transparencia proponemos democratizar la estructura oligárquica y corporativa del Poder Judicial a través de la generalización del sistema de juicio por jurados establecido en la Constitución de 1853 por la sabia visión de Juan Bautista Alberdi y la designación de jueces, fiscales y otros integrantes de la magistratura mediante el voto popular directo.
Para lograr una mejor calidad en los servicios de seguridad, a la iniciativa anterior agregamos la propuesta de descentralizar los cuerpos policiales a escala municipal con la obligatoriedad para su personal de residir en el ámbito territorial de revista y la elección por voto popular directo de los jefes de cada unidad, complementando esos servicios con estructuras policiales centralizadas de alta profesionalidad para la prevención, control y represión de delitos complejos y del crimen organizado.


Para ampliar la representatividad de nuestro sistema democrático se deben reglamentar y poner en práctica institutos de democracia semidirecta consagrados en la reforma constitucional de 1994, ampliar los canales de representación y participación efectiva de las organizaciones libres del pueblo en los sistemas públicos de toma de decisiones y avanzar hacia nuevas organizaciones libres del pueblo, por ejemplo asociaciones de consumidores y de usuarios de servicios públicos.


Por último, pero no por eso menos importante, debe ser puesto en acción el principio de subsidiariedad en el que se basa el régimen federal, transfiriendo misiones y recursos que hoy maneja la Nación a las Provincias y a los Municipios y concretando una reforma impositiva que haga efectivo el federalismo fiscal.


A nuestro juicio, la dialéctica de confrontación entre Estado y mercado es tan negativa y falaz como la que sólo pone el centro en el colectivo o en el individuo.
En tanto justicialistas, el centro superados de esos antagonismo falaces lo situamos en el pueblo y la alternativa en avanzar hacia la comunidad organizada, buscando encauzar y movilizar las energías vivas y responsables de los sujetos reales que son las personas, las familias, las empresas, los sindicatos, las organizaciones libres del pueblo, promoviendo su activa y creciente participación en el sistema de toma de decisiones para pasar de la actual democracia formal hacia una democracia social, orgánica y directa.

septiembre 14, 2009

AYUDA MEMORIA DE ECONOMÍA PARA CUADROS DESORIENTADOS

En estos días en que el peronismo disidente y otras fuerzas van a unirse para discutir puntos básicos alrededor de los cuales permitir una adecuada reorganización del país, conviene volver a analizar la economía de los 90 hasta comienzos del 2002,uno de los puntos en los cuales muchos cuadros honestos persisten en repetir explicaciones erróneas. No sólo cuadros peronistas; también muchos empresarios se aferran a una interpretación equivocada de datos de la economía de los años 90 y de comienzos de este siglo. El gran actor político de las reformas por la modernización fue Carlos Menem, y las promovió en nombre del peronismo. El gran hacedor y ejecutor de esas reformas fue Domingo Cavallo, que sirvió con su impresionante talento y saber a la causa argentina y peronista. Parte de esas reformas fueron destruidas por alguien con menos saber y talento para la economía, alguien que siempre está a tiempo de aprender y bueno sería que lo hiciera -Eduardo Duhalde-, y luego remachadas por los Kirchner, dueños del más poderoso martillo para deshacer a la Argentina que ésta haya conocido desde los tiempos de la Anarquía. El peronismo de hoy, con la excepción de los destructivos Kirchner, está de acuerdo en las metas republicanas, pero aún no se ha animado a discutir a fondo cómo debe ser la economía argentina para recuperar su eficiencia y modernidad.

En el blog de Domingo Cavallo, http://www.cavallo.com.ar/ se encuentran las excelentes, frontales y precisas preguntas de un participante y la respuesta, clara y sintética, del aún no bien comprendido Ministro. No sería grave discutir a un hombre; en política pasa todo el tiempo. Pero es grave, en esta hora otra vez final de Argentina, ignorar el movimiento real de la economía, lo que se puede hacer y lo que no, y no discriminar con lucidez causas y efectos. Los que no estudiaron economía, pueden todavía aprender.

Pregunta: ¿Por qué Ud. cuando fue ministro cubría todos los costos con las ventas de los activos del Estado y con enorme emisión de deuda (que ahora Kirchner está pagando)?¿Por qué Ud. no sinceró el endeudamiento con dólares subvaluados (a un desequilibrio increíble de 1 a 1) que con un sinceramiento (devaluación del 2002) del tipo de cambio hizo saltar la deuda por encima del PBI anual? Ud. mantuvo una devaluación reprimida o, lo que es lo mismo, una convertibilidad rígida con un peso enormemente sobrevalorado que nos llevó lentamente a una explosión final fenomenal en todo sentido.


Domingo Cavallo responde: Septiembre 12, 2009 a las 10:28 am

Nunca cubrimos los costos con ventas de empresas del Estado. El producido de la venta de empresas del Estado se utilizó para recomprar Bocones previsionales y bonos hidrocarburíferos que habían resultado de la consolidación de Pasivos heredados del Gobierno de Alfonsín. La enorme emisión de deuda fue simplemente consolidación de pasivos devengados con anterioridad (deuda con jubilados, con provincias y con proveedores) o fue endeudamiento provincial con los bancos.

Yo, como Ministro de Economía, lejos de haber originado la deuda, luché contra su aumento y, entre 1991 y 1996 la deuda pública, bien contabilizada, disminuyó (ver el trabajo al respecto de Melconián y Santangelo, preparado en 1996 y publicado por la Secretaría de Hacienda).La deuda en dólares siempre estuvo sincerada: era en dólares. El problema de la gran devaluación surgió nó porque el 1 a 1 fuera mentiroso o insostenible, sino porque el gobierno de Duhalde decidió transformar la deuda (y los depósitos) en dólares a deuda y depósitos en Pesos al 1 a 1 y luego dejó flotar el Peso, que es lo mismo que gritar: Salgan todos a comprar dólares porque todos los que ustedes creían poseer han desaparecido!!! Eso hizo saltar el precio del Dólar a casi 4 pesos. Los endeudados en dólares lograron lo que querían y por lo que habían apoyado el golpe de Duhalde y Alfonsín contra De La Rúa: Lograron bajar su deuda en dólares a 1/4 o 1/3 de lo que realmente debían. Claro que esto se hizo a costa de los ahorristas (que perdieron dólares en la misma proporción) y de los trabajadores y jubilados, que vieron reducidos sus salarios reales y sus jubilaciones a la mitad.

Esto no fue un proceso de sinceramiento ni de la inflación reprimida ni de la devaluación reprimida (que no existían), sino la creación de un alevoso e injusto desequilibrio en favor de los endeudados y en contra de los ahorristas, los trabajadores y los jubilados. Además en ese mismo momento comenzó a producirse el fenómeno de inflación reprimida que está por explotar en los próximos meses.Es desde esa época que se congelaron artificialmente las tarifas públicas en pesos, se introdujeron los impuestos distorsivos (retenciones y demás) y se comenzaron a controlar precios y prohibir exportaciones de alimentos.

Lo de la enorme sobrevaloración del Peso es un cuento que le hicieron a los ingenuos para hacerles creer que el ingreso per-cápita de Argentina es de menos de 5 mil dólares cuando en la realidad es de más de 10 mil. Claro que la actual subvaluación del Peso les sirve al gobierno de los Kichner para seguir manteniendo muy bajos los ingresos de bolsillo de la gente mientras el gobierno recauda suculentos impuestos que usa para beneficiar a sus amigos y para financiar la corrupción.

septiembre 13, 2009

MISA EN HOMENAJE Y MEMORIA DE JOSÉ IGNACIO RUCCI

VIERNES 25 DE SETIEMBRE de 2009 – 19 HORAS
PARROQUIA SAN IGNACIO DE LOYOLA

BOLIVAR 255 ESQUINA ALSINA

Invitamos a asistir a la misa en memoria y homenaje al compañero José Ignacio Rucci que se ha de celebrar en la Iglesia de San Ignacio, Bolívar 255 (esquina Alsina) a las 19 horas del próximo viernes 25 de septiembre, cuando se cumplen 36 años de su asesinato.

En sus largos años de militancia en el movimiento obrero que le llevaron a acceder a la Secretaría General de la Confederación General del Trabajo que ejercía cuando lo mataron, Rucci mantuvo una firme lealtad a la filosofía de la vida simple, práctica, popular, profundamente humanista y cristiana del Movimiento Nacional Justicialista y por esa lealtad al peronismo, a Perón y al pueblo argentino, que mantuvo como una de sus más indiscutibles virtudes, le quitaron la vida.

El mismo día en que le dieron muerte, Rucci iba a dirigir un mensaje a todo el pueblo en nombre del movimiento obrero organizado con motivo de los comicios en los que, apenas dos días antes el general Juan Domingo Perón había sido elegido por tercera vez presidente de los argentinos, con más del 60 por ciento de los votos y queremos citar un párrafo de ese mensaje que nuestro compañero no pudo pronunciar, que conserva hoy, 36 años después, plena vigencia.

Rucci iba a decir que “a la recuperación plena del poder adquisitivo de los salarios, a la valorización del trabajo, a la creación de nuevas riquezas, es necesario agregar la pacificación de los espíritus, requisito indispensable para encarar un proceso de reconstrucción y la reconquista de los valores nacionales, cuya vigencia absoluta asegurará la elección de los mejores caminos para arribar al objetivo común”.

Por último, Jesucristo nos enseñó que “no hay mayor amor que dar la vida por los amigos” y José Ignacio Rucci dio ese testimonio de supremo amor a todos los argentinos de bien, por lo que invitamos a orar para que Dios le brinde el eterno descanso y la felicidad que nos ofrece a todos sus hijos.

PEÑA EVA PERON
PASCUAL ALBANESE – LUIS CALVIÑO – CLAUDIO CHAVES- VICTOR LAPEGNA – JUAN MORALES -JORGE RAVENTOS

Buenos Aires, 12 de septiembre 2009

septiembre 12, 2009

Panorama político nacional de los últimos siete días

Tarjeta amarilla
por Jorge Raventos


Si bien lo hizo con tono liviano, superficial (y en el fondo descreído), el jefe de gabinete, Aníbal Fernández, disparó el viernes 11 de septiembre una gravísima denuncia que debería ser inmediatamente recogida por la Justicia. Dijo el contador Fernández que el desembarco de un regimiento integrado por dos centenares de inspectores de la AFIP en la sede central del Grupo Clarín y el de otras brigadas del mismo ejército en domicilios particulares de directivos de la empresa constituyó “una operación que alguien ha financiado (…) para perjudicar al gobierno”. Esas palabras, pronunciadas por alguien que en los papeles ocupa el lugar más empinado de la administración después de la presidente deberían ser tomadas con la seriedad que seguramente merecen por algún fiscal; una pesquisa judicial podría, quizás, esclarecer totalmente los hechos.

La conspiración de los estúpidos


Según el contador Fernández, un misterioso “alguien” que “nosotros –dijo , empleando quizás el plural majestático- nos ocuparemos de buscar la vuelta y descular quien fue”, no sólo invirtió dinero y “se tomó el trabajo” de tramar y organizar la masiva (y finalmente abortada) inspección al Grupo Clarín, ¡sino que lo consiguió!”. Ese “alguien” demostró tener una enorme influencia y capacidad de convicción o una extendida red de complicidades , pues pudo reclutar una numerosa y jerarquizada fuerza de la AFIP (incluyendo a altos jefes) y movilizarla en una flota de vehículos oficiales al margen de la autorización y hasta del conocimiento del número uno de la Administración. Si fuera cierta la denuncia del Jefe de Gabinete –y la Justicia debería investigar ya mismo para no dejar que el contador Fernández descule la verdad sin ayuda - nos encontraríamos ante una patética perforación de los recaudos de seguridad que debe exhibir el Estado. Si en lugar de ocurrir en una agencia civil como la AFIP un hecho semejante se diera en alguna instancia de orden castrense, la ministra del ramo y la propia presidente podrían desayunarse un día con que un batallón de uniformados argentinos invadió algún país limítrofe.

Aunque nada debería postergar una investigación judicial, puede ocurrir que la afirmación que el contador Fernández lanzó a rodar haya sido apenas una imaginativa hipótesis destinada a explicar (y explicarse) por qué él mismo – el número uno del gabinete de ministros- ignoraba el operativo contra el grupo Clarín hasta que lo descubrió en un portal de noticias. Fernández ya sabe que hay muchas cosas en las que es bypasseado: detalles que se cocinan en otras oficinas de Balcarce 50, operaciones que ni siquiera pasan por Plaza de Mayo, pues se gatillan directamente en Olivos. Pero no lo hace feliz constatar que eso ocurre con asuntos de tanta trascendencia. Y mucho más cuando se transforman en un bumerán. El ya debía conocer el nombre y apellido de la persona a la que aludió cuando, en relación con el ataque de AFIP a Clarín, les dijo a los periodistas que era “de estúpidos hacer una acción de estas características”. Una módica vendetta verbal, ya que otra es impracticable.

Repliegue en desorden

Si se comprueba incierto el complot urdido por el contador Fernández, habrá que retornar a las interpretaciones más llanas, menos especulativas. Por ejemplo, la obvia: Echegaray fue el que ordenó el desembarco (de ahí que los jefes operativos que actuaron fueran personas de su máxima confianza, jefes ascendidos por él). En una administración hipercentralizada, es impensable que se produzca semejante despliegue sin que el Número Uno lo sepa. Con la misma lógica, es absolutamente inverosímil que, en medio de la guerra bacteriológica que Néstor Kirchner ha desatado contra Clarín, el propio Echegaray lanzara un ataque de esa envergadura sin recibir instrucciones (o, al menos, sin solicitarlas) de su comandante. El repliegue desordenado y las disculpas de Echegaray (“un blooper”, resumió Felipe Solá) fueron una pequeña cuota del impuesto que la dura realidad le impuso a los maquinadores de la aventura (conspiradores o estúpidos, según las estimaciones alternativas del jefe de gabinete). El rechazo generalizado a la agresión fue una tarjeta amarilla.

La guerrita de la AFIP incrementó en el país y en el exterior el descrédito del gobierno y ejemplificó sombríamente la desesperada, agresiva impotencia en la que parece decidido a refugiarse ante su progresivo aislamiento. Ya suficientemente enlazados por esquemas ideológicos y valijas crematísticas al jefazo venezolano, los Kirchner ratifican ante el mundo que también los une al comandante Hugo Chávez su actitud versus la prensa independiente.

Reacción opositora

Una semana atrás, en este espacio se señalaba que el mensaje del matrimonio Kirchner a la sociedad “reza más o menos así: hasta diciembre y también después, mientras podamos hacerlo, vamos a emplear y forzar todos los recursos e instrumentos disponibles –llámense vetos presidenciales, decretos de necesidad y urgencia, disposiciones administrativas, presiones de acción directa, o como sea- para profundizar nuestro modelo (…)prometen que, lo haya o no votado la mayoría, no habrá cambio de rumbo mientras ellos cuenten con el poder de impedirlo”.

En el curso de la última semana el gobierno logró el demorado prodigio de reunir a un amplio contingente de la oposición política en una actitud enérgica.

Contribuyó, en paralelo, la notable contaminación que se registra en la atmósfera social, en especial al trascender detalles sobre la llamada mafia de los medicamentos, sector en el que el oficialismo recaudó la mayor parte de los fondos declarados de la campaña electoral que llevó a la señora de Kirchner a la presidencia. El debilitamiento del gobierno coincide con un creciente activismo judicial. Las investigaciones del juez federal Norberto Oyarbide avanzan “hacia arriba”, según informa el magistrado. Lo que ya pudo constatar clama al cielo: la colocación de medicamentos adulterados en circuitos principalmente conectados con la atención social y en relación con enfermedades como el cáncer o el HIV; esto vinculado con el tráfico de efedrina. Muchos de los que debían controlar eran cómplices.

Con esos negociados como música de fondo, el gobierno suma a la crispación general con su estilo de confrontación permanente, con la obstinada decisión de sacar de apuro la ley de control de medios de comunicación, la terca actitud de evitar un acuerdo con las entidades del campo y finalmente la provocativa escaramuza de la AFIP contra Clarín.

Todos los dirigentes de la oposición política que se reunieron el jueves 10 de septiembre en el despacho del vicepresidente Julio Cobos , más varios que no estuvieron pero se hicieron oir por carta (como Carlos Reutemann y Felipe Solá) adelantaron que, una vez constituido el Congreso elegido el 28 de junio, promoverán la revisión de varias leyes apuradas por el oficialismo para aprovechar la mayoría residual de que aún goza.

Impotencia y agresividad

El pronunciamiento de esas fuerzas opositoras tiene el mérito de revisar la fantasía panglossiana con que se entretenían hasta ahora muchos de sus dirigentes, con los ojos fijos en 2011 y la esperanza de un tránsito de dos años sin demasiados sobresaltos. Los partidos de la oposición empiezan a comprender que deben hacer frente con vigor a un oficialismo que promete más de lo mismo que practicó durante seis años: controntación y crispación. Con el agravante de que la debilidad lo torna más agresivo.

El precipitado repliegue de la tropa de inspectores de la AFIP el jueves último no se traduce para el oficialismo como el fracaso de una estrategia de conflicto, sino apenas como un traspié táctico. La conclusión que se extrae en el vértice es: la próxima vez hay que ir mejor preparados. O: hay que atacar donde no tengan capacidad de respuesta.

Muchos hombres del oficialismo (y muchos otros que figuran en la nómina porque fueron cooptados por la presión de la necesidad de recursos o el temor a represalias) empiezan a hacer cuentas y a calcular el momento preciso para eyectarse antes de que la conducción K se estrelle contra la realidad. En rigor, ya hay muchos que iniciaron ese proceso: desde Alberto Fernández hasta el chubutense Mario Das Neves, por citar sólo dos.

Las crisis importantes se producen cuando en un bloque de poder se produce un quiebre y una disgregación. Eso ocurrió con la Alianza a partir de la renuncia de Carlos Alvarez, eso había ocurrido en 1890 cuando el presidente Juárez Celman abrió un cisma en el roquismo y pretendió bloquear la candidatura y la jefatura de Roca. Eso sucedió también a fines de los 90: la Alianza no ganó el gobierno, sino que el peronismo lo perdió al no encontrar una fórmula viable de mantener la unidad y garantizar la sucesión de Carlos Menem, avanzando más allá de los logros de los años ’90.

Disparen contra Cleto

Desde el centro de operaciones de Olivos se apunta ahora a forzar la renuncia del vicepresidente Cobos. Han instruido a varios mosqueteros verbales del oficialismo para que golpeen al mendocino.

Suele decirse que Cobos es por estos días el político en actividad con más alta imagen positiva. Es un plus que no pueden mostrar los que le piden que se vaya. Pero el respaldo de la opinión pública suplementa el hecho de que llegó al cargo con votos recogidos en todo el país. El mandato recibido dos años atrás se complementa con la aprobación actual y le da, objetivamente, buenos argumentos para resistir el operativo que lo quiere desalojar.

A los Kirchner los preocupa que el mendocino pueda convertirse en sucesor si las circunstancias llegaran a convencerlos de abandonar el poder. A Kirchner no le molesta, en cambio, que Cobos se fortalezca como principal figura opositora. Por el contrario, prefiere que sea él –y no un peronista- quien encarne la principal alternativa electoral a su “modelo”. Alimenta la ilusión (y la promueve entre sus contertulios y acólitos) de que el kirchnerismo se reponga de las caídas recientes (y hasta de las que se avecinan) y se mantenga al menos como segunda fuerza política del país, conservando una parte importante del caudal electoral justicialista. En ese sentido, para Kirchner más decisivo aún que neutralizar una unidad opositora, es impedir que el peronismo consiga unificar personería al margen de él, porque esa unidad atraería como ley de gravedad a la mayoría de las fuerzas políticas y sindicales peronistas.

La Moncloa o La Hora del Pueblo

El peronismo debe encarar, pues una doble tarea: su propia unidad y la convergencia con el resto de la oposición para afrontar los desafíos a la gobernabilidad que se avecinan. Por estos días vuelve a hablarse en los círculos políticos de los Pactos de la Moncloa que dieron marco en España a la transición postfranquista. Quizás el peronismo pueda encontrar ejemplos más cercanos en su propia historia. En agosto de 2007 se señalaba en esta columna: “Es probable que las catástrofes políticas que destruyen periódicamente la continuidad institucional y la transmisión intergeneracional de las experiencias incidan en la falta de agudeza para adquirir la sensibilidad e imaginación que permite identificar las oportunidades. Por ejemplo, es posible que se haya extraviado el sentido de una experiencia que, más de tres décadas atrás, impulsaron dos grandes jefes políticos, Juan Perón y Ricardo Balbín; dos hombres que tenían muchísimos motivos para desconfiarse mutuamente pero que decidieron esas suspicacias porque eran inoportunas para lo que dictaba el momento: la enemistad absoluta con un régimen tiránico.

En 1970, cuando ya el general Roberto Marcelo Levingston había sucedido al general Juan Carlos Onganía a la cabeza del gobierno militar de la época, Balbín y Perón (éste, a través de su delegado personal, Jorge Daniel Paladino) junto a líderes políticos de otras fuerzas (la Democracia Progresista, el conservadurismo, el Partido Socialista, el bloquismo sanjuanino) emitieron una declaración que fue el punto de partida de un amplio movimiento de reivindicación institucional: La Hora del Pueblo. Allí exigían el respeto de la soberanía popular y formulaban las bases de un sistema político equilibrado, respetuoso de la Constitución y del principio republicano de convivencia de mayorías y minorías. No se trataba de un frente electoral (de hecho, el peronismo se agruparía electoralmente en el Frente Justicialista de Liberación y Balbín sería candidato competidor con la boleta de la UCR). Era un acuerdo de toda la oposición contra la tiranía; un gesto levantado de todas las fuerzas que estaban dispuestas a trabajar en común para recuperar la república democrática. La Hora del Pueblo jugó un papel de enorme importancia en la búsqueda de reconciliación de los argentinos y de la canalización pacífica de los enfrentamientos entre peronismo y antiperonismo. El abrazo entre Perón y Balbín sería un símbolo de ese momento político virtuoso”.

La mejor manera de enfrentar la lógica de la confrontación y la división es responder con una práctica de unidad nacional, apoyada en la organización democrática de los partidos políticos. La fuerza de esa unidad –acompañada por los vínculos estrechos con los sectores de la producción del campo y la ciudad, de la inteligencia y del trabajo – puede aislar y derrotar los proyectos que se inspiran en la agresión y el conflicto permanente y ofrecerle al país gobernabilidad en lugar de desorden creciente.

septiembre 11, 2009

MEMORIA

DOCUMENTO DEL CONSEJO NACIONAL DEL PARTIDO JUSTICIALISTA.

Emitido el Martes 11 de septiembre de 1979


I) El Justicialismo, desde 1946, representa a la gran mayoría del pueblo argentino, sin que nada ni nadie hasta la fecha haya desvirtuado esta aseveración tantas veces confirmada como cuantas veces nuestro pueblo logró ser protagonista de la historia de la Patria a través de la consulta electoral.


II) Con esta representatividad incontestable, el Justicialismo se dirige a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, considerando que ella representa una instancia internacional creada por la Organización de Estados Americanos, de la que la República Argentina ha sido parte desde su fundación; que su visita tiene por objeto verificar la observancia, por parte del gobierno de facto, de los derechos humanos, y que la presencia de la Comisión responde a una generalizada inquietud de la comunidad internacional - de la que nuestro pueblo forma parte -, que considera que el comportamiento de la autoridad militar que ejercita el mando en la República Argentina es francamente violatorio de los derechos humanos.


III) No hemos de abundar en la descripción de nuestro movimiento político y de sus banderas. Pero cabe señalar que desde 1946 hasta la fecha en el justicialismo se traducen las legítimas aspiraciones espirituales y materiales del hombre argentino.

Nuestro concepto de Justicia Social, la idea de una sociedad igualitaria, ha afectado y continúa afectando el privilegio.

Nuestro concepto de Independencia Económica, el manejo de nuestros recursos en función del interés nacional ha lesionado y lesiona al privilegio.

Nuestro concepto de Soberanía Política, de que nadie puede subrogar al pueblo, también ha afectado y afecta el privilegio.

Por todo esto, los beneficiarios de la actual situación son y serán nuestros implacables adversarios. Y sostenemos que quienes se aferran al privilegio no encontrarán otra manera de mantenerlo sino mediante la violación sistemática de los derechos humanos.


IV) Los hombres del Justicialismo, los que ejercieron la primera magistratura de la Nación, los que integraron el Poder Legislativo, los magistrados y funcionarios del Poder judicial de la Nación, los dirigentes políticos y sindicales, los docentes, las mujeres y la juventud han sido el blanco de una discriminada represión . Y están los otros hacedores y fundadores de nuestro accionar y nuestra historia: el obrero silencioso, el estudiante, el profesional, el empresario, en fin, los que trabajan con esperanza y creyeron y creen que la Patria es un techo generoso que puede cobijar a todos. Tal vez esa creencia es el delito que le asignan el Pueblo…


V) NO PODEMOS ACEPTAR QUE LA LUCHA CONTRA UNA MINORÍA TERRORISTA- DE LA QUE TAMBIÉN HEMOS SIDO VÍCTIMAS- SE LA QUIERA TRANSFORMAR EN UNA EXCUSA PARA ESTABLECER EL TERRORISMO DE ESTADO.

“Dentro de la ley todo, fuera de la ley nada”, decía nuestro líder, el teniente general Juan Domingo Perón. Este concepto es el que ha regido nuestro gobierno y es el que exigimos que se ponga en inmediata vigencia, porque no puede haber Doctrina de Seguridad Nacional que esté por encima de la ley que debe amparar por igual a todos los ciudadanos. Aceptar cualquier otro criterio significaría transformar a la persona humana en simple objeto de los delirios represivos de las minorías.


VI) Nosotros, hombres del justicialismo, no hemos de permanecer impasibles, no hacer de nuestro silencio una conducta. Sentimos un imperativo, producto de nuestras convicciones y de nuestra larga y dura militancia en la causa de la Patria. En consecuencia, el dolor de una madre es nuestro dolor, el dolor de un hijo es también nuestro, el obrero al que le falta el pan y no se le permite decir lo que le falta, se hará voz en nuestras voces. Todos se harán voz en nuestras voces. Y estos nos compromete a asumir el dolor de aquellos que padecen la cárcel, a través de “actas”, “decretos” o “bandos”, en las prisiones, embajadas, domicilios y confinamientos; y de los que padecen – y son millones- este exilio interior de la represión, el silencio y el hambre.


VII) Finalmente, hacemos nuestras las palabras de S. Santidad Juan Pablo II cuando dice” La Iglesia (…) quiere hoy continuar su misión de fe y de defensa de los derechos humanos, invitando a los cristianos a comprometerse en la construcción de un mundo más justo, humano y habitable, que no se cierra en sí mismo, sino que se abre a Dios. Hacer ese mundo más justo significa, entre otras cosas (…), que no haya injusticia y desigualdad en la impartición de la justicia; que no haya nadie sin amparo de la ley y que la ley ampare a todos por igual; que no prevalezca la fuerza sobre la verdad y el derecho, sino la verdad y el derecho sobre la fuerza y que no prevalezca jamás lo económico ni lo político sobre lo humano”.


VIII) Por ello, el Justicialismo DENUNCIA: a) el encarcelamiento, vejación y confiscación de los bienes de la señora Presidente de la Nación Argentina, doña María E. Martínez de Perón; de nuestro prestigioso dirigente gremial, don Lorenzo Miguel, y de otros tantos que padecen las consecuencias de las llamadas “actas”; b) LA MUERTE Y/O DESAPARICIÓN DE MILES DE CIUDADANOS, lo que insólitamente se pretende justificar con la presunción de fallecimiento que no significa otra cosa que el reconocimiento de las arbitrariedades cometidas; c) el padecimiento de quienes se han atrevido o se atreven a levantar su voz y se han llevado o llevarán como “pena” desde un silencio impuesto hasta la muerte”.

DEOLINDO FELIPE BITTEL (Vicepresidente 1°)
HERMINIO IGLESIAS (Secretario Político)