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UNA NUEVA CRISIS INSTITUCIONAL

por Claudio Chaves


El Gobierno nacional ha decidido adelantar en cuatro meses las elecciones legislativas. Es una jugada desesperada. Quizá salga mal. Entonces será la última.

En febrero de 1976 la Presidenta de la Nación Isabel Perón frente a la grave crisis de gobernabilidad que atravesaba el país decidió adelantar en diez meses las elecciones presidenciales y auto proscribirse de las mismas. No pudo evitar la ruptura institucional que contaba con la simpatía de una gigantesca mayoría. Luego de la derrota de Malvinas el Gobierno, que aseguraba “las urnas están bien guardadas, se vio en la necesidad de adelantar las elecciones y escapar. El país crujía. La crisis de gobernabilidad le estalló en sus manos.

En 1989 el Presidente Alfonsín comprendió que se encontraba en una situación de alto riesgo institucional y convocó a elecciones cinco meses antes.

En cada una de estas experiencias el adelanto de las elecciones respondía a razones de gobernabilidad.

Hay que dar crédito, entonces, a lo que dice Nestor Kirchner, cuando exige gobernabilidad para Cristina. El Gobierno está mal.

Todo lo demás, la crisis mundial o el derecho de la Nación a realizar lo que también hacen algunas provincias es insincero y carece de verosimilitud política.

De esta enorme debilidad política Néstor pretende obtener fuerzas. En sus dos últimos discursos ha instalado la consigna que va ser su caballito de campaña: hay que darle gobernabilidad a Cristina frente al clima destituyente y el caos que sobrevendría a su derrota. Hace lo mismo que aquel marido despechado cuando su mujer decide abandonarlo: si me dejás me suicido, me mato, me arrojo bajo un tren.

El espíritu de auto denigración de Kirchner no tiene límites. Es una sierpe que se arrastra para generar conmiseración.

Las declaraciones de Pérsico (ex dirigente montonero) confirman la hipótesis: someter al gobierno nacional a un plesbicito y si perdemos nos vamos. Que gobierne Cobos y Clarín. Para denunciar luego un golpe institucional y de los grandes medios.

El primer asunto a considerar es que si se van, algo probable, que sea por la negativa de los argentinos a darle gobernabilidad a estos energúmenos.

Deben sufrir una segunda derrota política. La primera fue cuando Perón los echó de la Plaza. (Un mes y medio después afirmó: mi único heredero es el pueblo) pues que sea este pueblo el que, ahora, los derrote. No debe quedar ninguna duda de la legitimidad de su caída.

El segundo asunto es que su probable derrota no debe ser vista como problema sino por el contrario como una solución.

Se equivoca la Señora Carrió cuando advierte que la derrota del Gobierno “será atroz y sin reglas y es previsible una crisis muy grave” Estas palabras meten miedo y juegan a favor del gobierno.

La oposición en la Provincia de Buenos Aires, núcleo de la confrontación, debe ser capaz de demostrar poder político y equilibrio emocional que lleve tranquilidad a los argentinos. La derrota no es una tragedia, es un trámite más de la vida democrática. Esto no se logra sólo con palabras, gestos o tonos sino con la suficiente madurez política que demuestre que hay otras formas de gestionar el poder.

Para ello en la provincia todos los partidos de oposición deben mostrarse unidos en una fórmula que encabece una figura prestigiosa del campo. Para ser más preciso de la Mesa de Enlace. Este gigantesco arco político demostraría que frente al poder del Estado hay otro poder tan o más poderoso capaz de seducir a los sectores más temerosos y a todos aquellos que no encuentran un espacio seguro donde agruparse.

El Gobierno Nacional habla de fractura, enemigos, lucha, enfrentamiento, crisis.

La oposición debe demostrar que se puede armonizar, hablar, consensuar y finalmente gobernar para todos.

1 comentario:

Yoyano dijo...

Hola Claudio:

Coincido en que el gobierno está dando una muestra de debilidad. Creo que la pérdida de una parte del Congreso, debería ser una señal para que este gobierno trabaje con consensos, y no un motivo para que se vayan. Admito también que es poco probable que así sea.

Creo que hay que armar una oposición razonable. Tiene que participar el campo, pero "no tiene que ser el campo".

El campo es muy importante, pero un partido o una coalición representa al país.

Creo que si este gobierno se va, vamos a entrar en una situación difícil, y no obstante creo que deberíamos enfrentar esa situación.

También creo que esa oposición debería encontrar como "amigos", aún cuando sean adversarios políticos, a Carrió, a Macri, a Felipe Solá, y muchos miembros del justicialismo.

Enfrentamos un poder muy fuerte y muy dañino. El partido justicialista tiene que formar parte de esto, pero no debe estar solo.

Hay que unir el aire fresco de nuevas ideas de adentro y de afuera del partido. Y hay que aprovechar la experiencia de gobierno que tiene el justicialismo.

Saludos