AVISO

A partir del 1° de Diciembre, este foro cesa su actividad, atento a que la nueva etapa de formación de líneas alternativas dentro del peronismo requiere, más que la ya agotada discusión acerca del PJ, un trabajo específico de análisis y propuestas que puedan fortalecer a los nuevos liderazgos peronistas liberales.

Nuevas notas en nuestra nueva página:

PERONISMO LIBRE
LA REVISTA DEL PERONISMO LIBERAL
http://peronismolibre.blogspot.com/

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noviembre 23, 2009
LAS VÍSPERAS

julio 31, 2008

De qué se habló en las últimas semanas

Del supuesto giro a la derecha en la economía, a raíz del mayor realismo de los Kirchner al mirar los números, coexistiendo con la persistencia obtusa en la crisis de fondo, demostrando que realmente les cuesta entender lo que está sucediendo

De los imperdibles diálogos con sus lectores de Domingo Cavallo en su blog, donde el mejor ministro peronista brinda a sus lectores lecciones gratuitas de alta economía y donde puede analizarse con renovado interés el real por qué de la crisis de fines del 2001, que no fue el fracaso de un modelo económico sino un conflicto desatado por sectores locales fuertemente endeudados que empujaron el modelo al abismo para salvarse ellos en perjuicio de todos los argentinos y ahorristas extranjeros

Del uso y abuso de la figura de Evita, en especial en este nuevo aniversario de su muerte, y de las reinterpretaciones interesadas de quienes nunca fueron peronistas

De la gran dificultad que tienen aquellos que no fueron peronistas en su momento para reencarnar el peronismo en el presente; toda la tragedia del país y del PJ está apoyada sobre esta confusión histórica

De la creciente grieta en el PJ oficial que pronto hará innecesario este blog ya que la discusión se hará allí donde corresponde, en el seno del partido por fin abierto

De los cambios en el gabinete que, como la reestatización de Aerolíneas, muestran más kirchnerización y no menos; la política del todo o nada por otros medios y la guerra por el cambio de modelo económico que continúa hasta que el país no tolere más la demora

De la excitación que produce en algunos sectores tradicionalmente antiperonistas la posibilidad de la separación de la pareja presidencial, imaginando así que el trono presidencial quedará resguardado de otras aspiraciones peronistas y acumulando a la vez el suficiente desgaste como para permitir el triunfo de la oposición en 2009

De la suerte ya echada a favor de un poder al servicio de las necesidades del país, que serán atendidas - al final y como siempre- por quien mejor las interprete




De las señales de abandono que luce la página del PJ oficial, donde incluso se acumulan insultos a ambos Kirchner

Del postergado debate acerca de la reformulación total del modelo económico vigente después de fin del 2001-comienzo del 2002

De la nueva etapa política que se abre en la Argentina después del triunfo institucional de la voluntad popular

De Julio Cobos y de la victoria de la verdad en el Senado; de la justicia y del Espíritu Santo

Del regreso de Domingo Cavallo a la expresión pública y de cómo su siempre polémica reaparición contribuirá al debate pendiente acerca de donde estaríamos hoy si Duhalde no hubiese tenido la pésima idea de voltearlo para cambiar el plan económico y crear las bases de la empobrecida y devaluada argentina que vivimos hoy

De las dos movilizaciones simultáneas previstas para el martes 15, representando los dos grupos de interés en pugna: los argentinos que viven de su trabajo y los kirchneristas que viven de la plata que pagamos todos en forma de impuestos y retenciones

Del rol del Senado, a cargo ahora del rechazo o aprobación de la Resolución 125 y de la impresión generalizada de que los conflictos de fondo se agudizarán en vez de resolverse

De la estrecha ventaja con que el kirchnerismo logró su objetivo de aprobar en Diputados una mutilada Resolución 125 y del comienzo de un nuevo reordenamiento en los bloques parlamentarios en la medida en que el peronismo antikirchnerista afine su estrategia; en esta oportunidad fallaron muchos peronistas al morder la mano que les da de comer, que no es la temporaria de los Kirchner, sino la permanente del pueblo

De la oportunidad histórica que tiene el Poder Legislativo de mostrar su independencia del Poder Ejecutivo rechazando la Resolución 125

De la gran difusión en los medios de los nuevos líderes del peronismo moderno y del interés que despiertan con sus propuestas republicanas, constitucionalistas y federales; soberanía, justicia y libertad, en sus nuevas aplicaciones doctrinarias

Del salto de Menem fuera del Partido Justicialista, que cree terminado, para crear su propio partido

Del error de intentar crear ahora una nueva transversalidad, de derecha esta vez, en lugar de reconstruir los dos grandes partidos nacionales con el suficiente aliento democrático como para que entren líneas opuestas; este Foro continuará bregando porque exista una sólida línea de peronismo liberal dentro del PJ que pueda peronizar al kirchnerismo y modernizar al duhaldismo

De la escasa simpatía que despierta el regreso de Duhalde; siempre será recordado como el nefasto
creador de la pesificación asimétrica que otorgó a la Argentina la calificación internacional - nunca rectificada por los Kirchner- de país ladrón de ahorros propios y ajenos donde no se puede invertir

De la necesidad de que emerja, y pronto, un peronismo no kirchnerista y no duhaldista, que ofrezca la posibilidad de un gran sinceramiento económico y con la capacidad necesaria como para concretar las reformas pendientes desde los 90; las miradas se dirigen a José Manuel de la Sota, Ramón Puerta y Alberto Rodríguez Sáa

De la profunda desconfianza que inspiran los Kirchner en todos y cada uno de sus gestos; se cree poco en su democracia declarativa

De la continuidad de la protesta hasta tanto se elimine la resolución sobre las retenciones que la motivó

Del debate de fondo, por fin desnudado, que no es entre golpistas y democráticos, sino entre propulsores de diferentes tipos de organización económica; el aumento a las retenciones es sólo la punta de un inmenso iceberg, discutido por los agricultores no porque sean golpistas, como creen los Kirchner, sino porque han sido los primeros en sufrir el agotamiento de un proyecto económico que no sirve más al país y en percibir la urgente necesidad de modificarlo

De lo oportuno de hacer intervenir por fin al Congreso, aunque esta solución sólo represente una salida provisoria

De las modalidades institucionales de salida política a la actual situación de desgobierno

Del incomprensible rechazo del Gobierno al diálogo y de su psicopática actitud al echar la culpa de la falta de diálogo a quienes no dejan de reclamarlo

Del peligro de las bandas civiles que, con el pretexto de apoyar al Gobierno, atacan con violencia a los manifestantes opositores

julio 23, 2008

EL PJ EN LA MIRADA PÚBLICA

Otros aires soplan en el país y, si bien es pronto para alegrarse demasiado, es obvio que el tema del PJ, que nos viene ocupando hace siete meses, puede hoy abordarse desde una certeza: muchos de los dirigentes incluidos en el PJ oficial, hoy unidos de hecho con aquellos pioneros que no habían siquiera sido invitados a participar en la organización del partido, se han expresado abiertamente en contra de algunas de las ideas kirchneristas. En principio y a viva voz, en contra de las ideas del matrimonio presidencial sobre política agropecuaria y, sotto voce, en contra de los aspectos caducos del modelo económico que alguna vez creyeron que podría resistir y, con un fervor apenas reprimido, en contra de los manejos autoritarios, inconstitucionales y antidemocráticos. Los medios periodísticos, por su parte, han tomado esta semana el PJ como el tema favorito de especulación política. Lo que hasta hace poco tiempo era una discusión casi privada entre políticos y militantes, hoy se ha transformado en un tópico popular en el cual todo argentino tiene algo para decir.

A pocos días de lo que será una manifestación abierta del comienzo de las discusiones institucionales sobre el PJ y su rol en el país, se perfilan tendencias y dirigentes ávidos de participar en el debate y de abrirlo a la sociedad. Muchos de ellos, como Duhalde, especulan con el desgaste y prefieren que el proceso sea lento y parsimonioso, convencidos de que los Kirchner sólo pueden cometer más errores y que no podrán evitar su autodestrucción. Otros, más frontales y honestos hacia la ciudadanía y hacia las necesidades de la Nación, como Reutemann, Romero y de la Sota, creen que el airear los temas traerá la democracia que falta, arrastrando incluso a los Kirchner en la ola del baño de verdad, y ayudando a que la ciudadanía pueda identificarse de modo transparente con las nuevas ideas y con la actitud personal de quienes las encarnan. El contrato personal entre dirigentes y ciudadanos debe ser renovado, tanto por la discusión pública como por la modificación del sistema electoral recordando además que las listas sábana deben suprimirse, devolviendo la libertad al elector y facilitando el compromiso personal.

El lanzamiento anticipado del equipo para la candidatura presidencial de Macri anticipa el dibujo de la futura oferta electoral. Aún sin descartar que el debilitado kirchnerismo pueda todavía salirse con la suya, con la complicidad de la Justicia, y ocupar ilegalmente el PJ transformándolo en un partido de izquierda, todo lo que se haga para transparentar el ya existente debate sobre el actual PJ ayudará a colocarlo en el correcto casillero: el de un peronismo amplio, democrático, progresista en la economía y en la adecuación al siglo XXI y a la nueva sociedad del conocimiento, conservador de la cultura argentina y de sus mejores tradiciones, y fiel a sus banderas doctrinarias y políticas de soberanía, independencia y justicia.

julio 19, 2008

Panorama político nacional de los últimos siete días

Escenas de un matrimonio
por Jorge Raventos

¿Puede la estrecha convivencia mantener siempre fuerte
y armoniosa la relación de una pareja o, por el contrario,
deteriorarla y provocar la ruptura? Los últimos hallazgos
en el campo de la química cerebral indican
que ambas cosas son posibles. Si una pareja no logra
superar los escollos de las distintas etapas
del matrimonio, quizá acabe por separarse.

Michael Gurian, La química del matrimonio feliz.



Después de haber sufrido un durísimo e inesperado revés en el Senado, que se sumó a la derrota padecida el martes 15 en la calle, y tras haber sopesado febrilmente durante largas horas del jueves 17 la posibilidad de presentar la renuncia al cargo, como le aconsejaba su cónyuge, la presidente Kirchner aterrizó en Resistencia, asistió a un acto público meticulosamente preparado por Jorge Capitanich y decidió no hacer ningún comentario sobre aquellas circunstancias, que no sólo habían mantuvieron en vela a ella y a su marido, sino a una inmensa legión de argentinos que batieron los records de audiencia televisiva para horas de madrugada. Siempre bien arreglada, la señora se dirigió a los chaqueños (mejor dicho, a las cámaras de televisión) con una sonrisa y un discurso muy apropiados para cualquier otro momento. El único detalle que delató la procesión interior de la dama fue el uso del verbo "traicionar".

Es sabido, el matrimonio presidencial se siente íntimamente traicionado. En primer lugar por el vicepresidente Julio Cleto Cobos, y apenas atrás de él, por los exponentes más connotados del peronismo en la Cámara Alta (ex gobernadores como Carlos Reutemann, Juan Carlos Romero, Rubén Marín) por no hablar de algunos de la Cámara Baja, como Felipe Solá, ni de muchos que ni siquiera están en el Congreso, empezando por Jorge Busti y Eduardo Duhalde.

El gobierno considera tener méritos ganados para ser juez sobre traiciones. Al fin de cuentas, ¿no fue el oficialismo el que alentó ese fenómeno llamado borocotización? ¿No fue el oficialismo el que le dio el esquinazo a Eduardo Duhalde y lo bautizó Don Corleone después de beneficiarse con su respaldo y poco antes de birlarle el aparato político que en las horas previas vituperaba? Verdaderamente, idoneidad en materia de traición no escasea en ese espacio.
Sin embargo, las interpretaciones oficiales en esta ocasión se deben menos a aquella abultada experiencia que a su propensión inveterada de echar a otros la culpa de sus desgracias. Para peor, de desgracias que ni siquiera son confesadas como tales.

El viernes 18, la señora de Kirchner recibió en Olivos a los legisladores que el matrimonio juzga (hasta el momento, al menos) leales. Les habló y, según el fiel testimonio del jefe del bloque oficialista de senadores, Miguel Pichetto, la presidente "nos felicitó a todos.No consideró de ninguna manera que tuviéramos una derrota". El rostro y la tensión corporal del propio Pichetto en los instantes previos y posteriores a la votación en la Cámara Alta, que la televisión repitió durante horas, manifestaban la realidad de la situación con una elocuencia y una crudeza que el relato presidencial púdicamente oculta.
En rigor, el oficialismo no tuvo "una derrota": tuvo al menos dos. La primera había ocurrido el martes 15 en la calle. Forzando al máximo a que exhibieran su musculatura gremios afines, intendentes leales y organizaciones piqueteras subsidiadas, el oficialismo movilizó ante el Congreso apenas un tercio (o menos) de concurrentes que los más de 200.000 que asistieron en Palermo, frente al Monumento a la Constitución, a la cita de las organizaciones del campo. Esa derrota no es un detalle insignificante: el kirchnerismo asentó durante mucho tiempo su poder en el doble eje: disciplinamiento por la caja y control de las calles. La Argentina interior y la opinión pública de las ciudades se sumaron, primero en Rosario y ese día en Buenos Aires para clausurar la etapa del control callejero por parte de Kirchner. El disciplinamiento empezó a hacer agua tan pronto el campo empezó a movilizarse y levantó la bandera del federalismo fiscal: se hizo transparente que el uso de la caja por parte del gobierno central estaba ahora en debate y que en adelante habrá que buscar soluciones más allá del centralismo confiscatorio.

Alegar que no hubo derrota y buscar conspiradores tras los cortinados denota una gran confusión, un mal diagnóstico. Los amigos del gobierno deberían recordar el dictamen que ocho siglos atrás emitió Alfonso el Sabio : quienes" merecen pena como traidores" son "los que dejan al rey errar a sabiendas".
Néstor Kirchner, que había alzado la voz el martes 15 en el Congreso, calló después de la aciaga madrugada en que el proyecto oficial expiró por un voto. Pero a juzgar por lo que ha trascendido de sus acaloradas discusiones en Olivos hay algo sobre lo que él no se equivocó. El no se engaña pensando que no sufrió una derrota: la reconoció hasta tal punto que sólo se le ocurrió, como medicina extrema para (quizás) conjurarla, que su esposa renunciara a la presidencia para (eventualmente) fortalecerse a través de algún "operativo clamor".

Kirchner parece convencido de actuar según el lema que verbalizó la semana última (adjudicándoselo muy equivocadamente a Hipólito Yrigoyen, aunque se trata de una ocurrencia de Leandro Alem): "Que se rompa pero no se doble". Pichetto, senador fiel, repitió la consigna como aperitivo antes de beber la cicuta del voto de desempate.

Lo que su análisis le revela a Kirchner es que el gobierno, tal como él lo concibe( es decir, el imperio sobre todo lo relevante), murió después de las últimas caídas. Que a partir de ahora el kirchnerismo deberá compartir las decisiones con el Congreso, con un peronismo que se ha encabritado, con una oposición que busca homogeneizarse. Que deberá limitarse ante el examen riguroso de la opinión pública y de la prensa. Que deberá negociar con sectores a los que antes podía imponerles decisiones.

Curiosamente, ese análisis, basado en la idea de que ya se había impuesto "la atmósfera destituyente" que detectaron sus intelectuales de cámara, terminaba para él en una conclusión (la necesaria renuncia de su esposa) que, al revés, confirmaba la generalizada impresión de que el mayor destituyente en ejercicio termina siendo él mismo.

Ni el diagnóstico ni la jugada táctica propugnada por Kirchner sedujeron a su esposa: no la atrae la idea de quedar "en letras de molde" como una especie de Chacho Alvarez en la categoría de los presidentes; desconfía del presunto "clamor" que invoca su marido: después del cuarto de millón de personas que movió el campo, ¿cuántas habría que movilizar para que una presidente renunciante se dejara
persuadir y retirara su dimisión? Ella no usó la frase de Jauretche, pero la conoce: esa estrategia con la que su querido Néstor la mandaba a ella al frente, seguro que le evocó aquel "batallón de empujadores Anímémonos y Vayan" al que aludía don Arturo en casos parecidos. Así, aunque durante unas horas el esplín post-senatorial la condujo a aceptar la mirada melancólica de Néstor, tuvo después una reacción y convocó en su ayuda a algunos de sus leales, desde Alberto Fernández hasta Agustín Rossi. Todos se alarmaron ante la táctica de romperse y no doblarse: había muchas cosas trascendentes que defender para abandonar el barco o jugarlo con una moneda al aire. "Ya hicimos varias de esas jugadas y las estamos pagando", comentó uno de los leales (en una audacia interpretativa que, de continuar, puede empujarlo más rápido que despacio al campo de la traición, tal como se ven las cosas en Puerto Madero).

Los leales se inclinaron, con distintos matices, por poner al mal tiempo buena cara, desensillar hasta que aclare y sobre todo, no renunciar. Es decir: acudieron en defensa de la presidencia de la señora de Kirchner. Pero, ¿en defensa ante cuál ataque? ¿Cuánto tiempo tardará Néstor en descubrir que es de él de quien la defienden o, para decirlo con más precisión, de su lema alemista?

En verdad, la señora ha de estar sorprendida de la cantidad de gente de todas las posiciones (entre ellos, queda dicho, muchos de sus leales) que se han lanzado al ruedo a defenderla y a darle consejos que, en general, avanzan en el sentido de que tome distancia de su esposo. No se trata de asesoramiento de carácter conyugal, sino de consejos políticos: "la imagen de él la daña,
haga que él no hable, que no participe en las decisiones", etc.

Se trata de consejos bienintencionados, sin duda, que describen sin embargo un paisaje improbable: el del divorcio (litigioso o de mutuo acuerdo) de una sociedad política en la que la autoridad hegemónica pertenece a Néstor Kirchner, por más que la legitimidad institucional pueda estar asentada en ella. Cuando Kirchner piensa en su renuncia (de ella) se adelanta a una jugada que está a la vista: que se establezca una cuña entre ambos. Para él, ese es el final de los dos, porque sabe o cree que sin la poca o mucha autoridad que él ostenta, ella estará perdida, vaciada del "proyecto compartido".

Como el espacio siempre parece infinitamente divisible, las diferencias de criterio se han procesado hasta este fin de semana por un camino intermedio, sin romperse y tratando de doblarse lo menos posible. Es decir, en una suerte de conciliación al menos temporal entre el criterio del cristinismo y el de NK. Así, en sustento de la actitud de los cristinistas moderados , la presidente pareció aceptar la voluntad del Congreso y el viernes dejó sin efecto las retenciones móviles. Pero lo hizo a través de una norma sui generis, de espíritu ampliamente "nestorista", que retiene en sus considerandos el tono guerrero de los últimos cuatro meses y, sobre todo, no deroga la resolución 125, instruye al ministro de Economía para que "en uso de sus facultades limite la vigencia de la resolución 125". Es decir, ratifica esas facultades de fijar tributos que el Poder Ejecutivo se arroga y que la mayoría de los juristas considera inconstitucional. Al ratificar esas facultades, deja pendiente la amenaza de volver aplicar esas retenciones cuando considere que las circunstancias políticas se lo permiten, ya que en los considerandos mantiene "las convicciones de la adopción de un sistema de derechos de exportación variables o móviles" y explica que ahora se dejan sin efecto hasta que puedan analizarse "con instituciones exentas de presiones" pues ahora fueron discutidas "en un marco de agresiones y presiones de todo tipo". Se trata de una declaración que, por ilusorio que ello parezca, anuncia que volverán a las andadas tan pronto como sea posible.

El conflicto, pues, no ha concluido. El campo sin duda tendrá que avanzar en el plano judicial para conseguir en ese terreno la derogación de la 125. Ahora, con la votación del Senado consumada, a la Corte le resultará menos conflictivo decidir lo que casi todos los constitucionalistas consideran obvio: que se trata de una norma inconstitucional. Si Cobos hubiera votado diferente o hubiera aceptado la presión del gobierno para que se ausentara (una presión que intentaron antes con otros miembros del Senado), si el oficialismo hubiera triunfado, la Corte habría tenido que chocar no sólo con el ejecutivo, sino también con el Congreso. Es posible que en esas condiciones dejara pasar mucho tiempo antes de arbitrar. Cuando el tema de la 125 sea tratado por la Corte y cuando esta se pronuncie sobre los reclamos presentados por la provincia de San Luis, el gobierno sufrirá su tercera derrota en este mismo asunto.

Sin dudas Néstor Kirchner ha sido el gran organizador de estas derrotas.
Es también la fuerza dominante, la soga más fuerte que sostiene al actual gobierno.
Es lo que hay, para bien o para mal de su esposa. No sólo de ella.

julio 17, 2008

INMEDIATA REORGANIZACION DEL PJ por Claudio Chaves

Finalmente, como dice Jorge Asís, Néstor Kirchner chocó la calesita. Llevó al PJ a una derrota innecesaria. Es un pésimo conductor. No evaluó correctamente ninguno de los aspectos políticos que estaban en juego y fracasó.

¿Era necesario este enfrentamiento con el campo? ¿Es el campo la oligarquía con todo lo que esta descalificación significa? ¿Comprendió la importancia social y económica que tiene el sector rural en esta etapa de la historia mundial y argentina? ¿Se dio cuenta que a medida que ideologizaba su discurso más se alejaba de la sociedad, aislando al justicialismo de las fuerzas económicas y sociales capaces de transformar al país? ¿Midió correctamente sus fuerzas? ¿Evaluó en toda su magnitud lo innecesario de la fractura social provocada?
Todo esto y mucho más lo hizo mal. ¡Muy mal!

A los intelectuales de Carta Abierta reunidos en la Biblioteca Nacional les dijo: “¿se imaginan lo que pasaría hoy si otro fuera el presidente del PJ?”.
Por el contrario si hubiera un genuino representante del PJ surgido de elecciones limpias, con padrones depurados, otra sería la situación y otro gallo cantaría. Pero no pudo ser así y el tiene una enorme responsabilidad en todo lo ocurrido. Por lo tanto ha llegado la hora de su renuncia. Debe alejarse para bien del justicialismo.

El Partido deberá iniciar un proceso de democratización que lo fortalezca y al mismo tiempo apuntale la institución presidencial.

POR UNA CABEZA....

....¡TODA LA CORDURA!

Este Foro felicita a los Senadores de la Nación fieles al pueblo y al Vicepresidente de la Nación que honró su responsabilidad y con valentía dio su voto a la voluntad popular.

Ahora le toca al PJ, que también encontrará quienes honren el deseo de los peronistas.

julio 12, 2008

UNA OPINIÓN MUY ESPERADA

Sucesión infernal de conflictos sectoriales
por Domingo Cavallo (publicado en su blog http://www.cavallo.com.ar/)

Hace casi un año que no escribo en este sitio... Y a pesar de ello, cientos de amigos siguen visitándolo periódicamente. En las últimas semanas se multiplicaron los mensajes de lectores que quieren conocer mi opinión sobre lo que está ocurriendo en nuestra Patria.

Pues bien, el título de esta nota resume mi pronóstico para los próximos tres años, es decir, de aquí hasta el momento en el que estaremos votando para elegir un nuevo Presidente. De aquí al 2011 asistiremos a una sucesión infernal de conflictos sectoriales, ninguno de los cuales encontrará una solución duradera. Viviremos un período de tres años de estanflación, estancamiento con inflación.

Soluciones sostenibles a todos estos conflictos sólo se darán cuando un nuevo gobierno, con ideas claras sobre lo que significa para un pais contar con buenas instituciones políticas y económicas, reemplace, más que a los Kirchner, al anti-sistema económico y político que emergió del golpe institucional de Diciembre de 2001.

Para los que se ilusionan con la posibilidad de un golpe institucional que derrumbe a los Kirchner, como en Diciembre de 2001 nos derrumbó a De la Rúa y a mí, mi mensaje es contundente. Un nuevo golpe institucional sólo traería más desorden y confusión, y los conflictos, en lugar de estanflación, terminarían provocando hiperinflación.

Los únicos que hoy podrían organizar un golpe institucional como el de Diciembre de 2001, son los mismos actores de aquella época, o los que piensan como ellos. Son los que creen que la inflación es un remedio.., no una enfermedad. Y son los que, en lugar de darle prioridad a la división republicana de poderes como forma de gobierno, creen en el apoyo de las corporaciones y del poder económico como forma de someter al Congreso y al Poder Judicial a los caprichos del Poder Ejecutivo.

Prefiero ser optimista y pensar sobre el futuro sin golpe institucional de por medio. Es decir, con los Kirchner gobernando hasta diciembre de 2011, para ser reemplazados por un gobierno muy diferente..., pero muy distanciado también de las ideas e intereses que penetraron a la sociedad Argentina desde Enero de 2002, con la llegada de Duhalde al Poder.

Para quienes me piden una opinión sobre el conflicto con el campo, los invito a releer los artículos titulados El Campo tiene razón y Leche para hoy, hambre para mañana... que escribí en 2003 y 2005, respectivamente. El primero cuando el campo hizo una huelga al gobierno de Duhalde, por su política agropecuaria, y el segundo, cuando el gobierno de Kirchner aumentó las retenciones a las exportaciones de leche e impuso controles de precios en el mercado interno.

Lo sorprendente es que el campo haya esperado tanto tiempo para manifestar su oposición al trato obscenamente discriminatorio al que ha sido sometido desde que en el país se comenzó a hablar del "Modelo Productivo". La única explicación posible es el formidable mejoramiento de los términos del intercambio externo con que la economía global ha beneficiado a la Argentina desde el año 2003 en adelante. De no haberse dado este inédito beneficio para el país, el campo hubiera acentuado su reclamo de 2003, al comienzo mismo del gobierno de Nestor Kirchner.

Para entender porque Nestor Kirchner está tan obsesionado por que el gobierno no aparezca aflojando frente al legítimo reclamo del campo, es necesario advertir que el conflicto con el campo es el primero que aflora con indudable respaldo popular. Pero Nestor Kirchner sabe que hay otros que pueden aparecer con igual o incluso mayor respaldo social. Por ejemplo, el trato no sólo injusto sino también inhumano al que han sido sometidos más de un millón y medio de jubilados para los que no se aplicó la movilidad de la Jubilación contemplada por las leyes en vigencia.

Sobre este tema también he venido escribiendo en los últimos años. Invito a mis lectores a releer los artículos titulados Las leyes en vigencia contemplan la movilidad de las jubilaciones y La Corte puso las cosas en su lugar que escribí en 2005 y 2006 respectivamente. Es notable que el Congreso no haya cumplido con su obligación de disponer anualmente el porcentaje de movilidad para todos los jubilados, como lo dispone la Ley de Solidaridad Previsional, y que tampoco haya tratado una nueva ley que adopte un esquema automático de movilidad, imprescindible cuando una economía vuelve a estar azotada por la inflación.

Es sorprendente que aún no se hayan organizado marchas al Congreso para exigir una reparación a esta tremenda injusticia. Pero Nestor Kirchner sabe que este legítimo reclamo no tardará en aflorar, con no menos apoyo popular que el que hoy cuenta el reclamo del campo.

Hay muchos otros conflictos en puerta, pero para no alargar esta nota, sólo quiero remitir a mis lectores a un artículo que escribí a principios de 2003 y que anunció lo que se venía. "Inflación por puja distributiva"es otra forma de llamar a la sucesión infernal de conflictos sectoriales que estoy describiendo como escenario de los próximos tres años.

Basta por hoy! Siendo que reinicio el reencuentro con mis lectores, debo dejar material para la próxima nota...

Panorama político nacional de los últimos siete días

El centralismo anacrónico
por Jorge Raventos

El miércoles 16 de julio se abre la oportunidad del Senado para dar una salida al extenso conflicto que el Poder Ejecutivo abrió con los productores rurales y con la Argentina interior.

En la arquitectura diseñada por Juan Bautista Alberdi, el Honorable Senado de la Nación constituye el principal dispositivo defensivo de las provincias argentinas en la estructura de la nación organizada. En la Cámara Alta las provincias –anteriores a la Nación y motores de su unidad y constitución- se presentan con idéntica representación, independientemente de sus rentas y de su extensión territorial o demográfica, para expresar institucionalmente sus intereses, reclamos y reivindicaciones, muchos de los cuales habían alimentado décadas de enfrentamientos armados con el centralismo de Buenos Aires. Las guerras civiles del siglo XIX tuvieron como motor principal una disputa sobre recursos –los de la Aduana de Buenos Aires, a través de la cual se realizaba el comercio internacional del país- que el centralismo porteño monopolizaba y que las provincias querían federalizar.

A más de un siglo y medio de distancia de aquellos choques, la Argentina vuelve a vivir la tensión entre centralismo y federalismo alrededor de recursos que se producen en las provincias y que se concentran en la caja del gobierno central. Una cuota significativa de esos recursos surge de las retenciones que, por vía de una resolución administrativa sustentada en una ley de facto de un gobierno militar, se aplica a las exportaciones del campo. Esa succión que llega a extremos confiscatorios golpea duramente a los productores rurales asentados en las provincias y también a los ingresos públicos de éstas, que se encogen en la misma medida en que se amplían los del gobierno centralista.

El estado central recibe el 70 por ciento de los recursos pero ejecuta menos del 50 por ciento de los gastos. La provincia de San Luis se ha presentado ante la Corte Suprema al considerarse damnificada por el mecanismo: la aplicación de las retenciones (que, como las rentas aduaneras del siglo XIX, son monopolizadas centralmente) disminuye de manera sustancial la rentabilidad del campo y con ello el impuesto a las ganancias que se aplica a los productores, que debe coparticiparse con las provincias. Con una alícuota del 30 por ciento del impuesto a las ganancias sobre esos ingresos que hoy embolsa en exclusividad la caja kirchnerista se recaudarían entre 12.000 y 15.000 millones de pesos coparticipables. Y se retiraría la losa fiscalista con que el gobierno ahoga a los productores rurales y empuja a la decadencia la producción más competitiva del país.

El desafío que afronta la Cámara Alta es grande. Para muchos senadores resulta complicado eludir el cepo de las presiones (que se expresan, inclusive, a través de sus gobernadores), según las cuales el legislador antes que a su electorado y a su provincia, debe fidelidad "al proyecto político" centralista que encarna el matrimonio presidencial. Las presiones no son única ni principalmente discursivas; el centralismo maneja argumentos a veces a veces más convincentes. El gobernador puntano Alberto Rodríguez Saa, al observar ciertos cambios súbitos de posición en el Congreso, evocó la célebre figura de "la banelco" que rodeó de sospechas de la ley laboral en tiempos de Fernando De la Rúa.

Con todo, pese a las presiones, se llegaba al fin de semana previo al tratamiento de las retenciones en el Senado con una situación de virtual empate. El gobierno estima que puede hacer votar a libro cerrado el dictamen que ya tiene media sanción de la Cámara de Diputados. Sus seguridades no son plenas, sin embargo; por eso Néstor Kirchner convocó a los suyos a vivaquear desde el martes en la Plaza de los dos Congresos, para sumar presión física a los restantes argumentos del oficialismo. Se trata de evitar que la demostración pública de oposición a las retenciones que las organizaciones agrarias realizarán ante el Monumento a los Españoles, en la que se hará presente el interior pero también muchos sectores de Buenos Aires y el conurbano, pese en exceso sobre los senadores dubitativos.

El gobierno recibe con puntualidad las encuestas que lo notifican del enorme gasto político que le ha demandado hasta aquí su obstinado enfrentamiento con el campo. Para la mayoría de la opinión pública (en rangos que, dependiendo de los encuestadores, van del 65 al 80 por ciento) los productores rurales tienen razón y el gobierno debería retirar la resolución 125 y acordar con las entidades. La imagen de la señora de Kirchner, según los estudios demoscópicos, repta en el orden del 20 por ciento después de abruptas caídas que alcanzaron también a gobernadores que, antes del conflicto, inclusive tenían marcas superiores a la de la presidente. Más allá de otros estímulos, en términos políticos lo que el gobierno les ofrece a los senadores es que se hagan socios de ese salto a las profundidades.

La pareja presidencial no ignora que debe exhibir cambios importantes si aspira a recuperar parte del terreno perdido. Sus asesores, en principio, han inducido a ambos cónyuges a bajar unos cuantos decibeles el tono de sus discursos y mostrarse más prolijos y amigables cuando se presentan en público. El resultado de esos consejos empezó a aplicarse durante la última semana, aunque es cierto aquello de que lo que Natura non da, Salamanca non presta…

El problema para el kirchnerismo no es únicamente la opinión pública, que empezó a tomar distancia del poder casi dos años atrás, con el plebiscito misionero. Lo más acuciante en términos políticos es el creciente divorcio del peronismo. Ya hay una verdadera federación de dirigentes importantes, muy representativos en sus distritos (y en algunos casos, más allá de ellos) que tienden redes para evitar que Néstor Kirchner y los suyos "estrellen al peronismo", para decirlo en los términos que esta semana empleó José Manuel De la Sota, al ocupar el papel de orador en el escenario que le ofreció Eduardo Duhalde.

El desgranamiento cobró un impulso mayor esta semana con el lanzamiento por parte de Luis Barrionuevo y una cincuentena de organizaciones gremiales de la CGT Azul y Blanca, en abierto desafío a la central filo-oficialista que encabeza el camionero Moyano. Es interesante destacar que, pese a que la coalición pro Moyano que impulsó el gobierno contaba en el congreso sindical con una mayoría clara de organizaciones (en una proporción cercana al 2 a 1) el camionero forzó el alejamiento de Barrionuevo al negarle la posibilidad de tener delegados en la Junta electoral. En la CGT no es habitual que se vote. Moyano y sus asesores oficiales tuvieron temor de que la elección (que no se hace a mano alzada, sino por voto secreto) les deparara sorpresas desagradables. La nueva CGT de Barrionuevo se integra a la constelación del peronismo rebelde. La nueva competencia induce a Moyano, en tanto, a asumir nuevos reclamos salariales: el límite de 19 por ciento que él consiguió parcialmente imponer por pedido de la Casa Rosada ya ha sido superado por la inflación. En rigor, nadie en el movimiento obrero, ni los de Barrionuevo ni los de Moyano, cree en las cifras de inflación que proporciona el INDEC, por más que Guillermo Moreno haya insistido el miércoles en el Senado "que las únicas que valen son las cifras oficiales".

No sólo los gremialistas descreen, también son escépticos otros sectores. Cuando Moreno habló de la leche en el Senado, alegó que gracias a que las empresas lecheras pagan $ 0,95 el litro a los tamberos, «pueden colocar el sachet de leche a 1,90». Si hubiera estado presente en Trenque Lauquen, en una asamblea del sector, un día antes, habría escuchado a los industriales lecheros afirmar : "No tenenmos más argumentos para convencer a un tambero de que siga produciendo leche". Y a los tamberos decir que, con esta política, la Argentina va a tener que importar leche. Y a todos juntos decir que el sachet de leche sólo cuesta 1,90 en la oficina de Moreno y en los avisos, pero que en los supermercados hay que pagarlo casi 3 pesos.

Moreno fue, esa tarde, una metáfora del llamado "proyecto" del centralismo oficial. No sólo juró la veracidad de cifras notoriamente falsas (para peor: en las que nadie cree); se plantó como si su tarea funcionarial consistiese en monitorear los costos y determinar la rentabilidad y la operación de las empresas privadas; en rigor, como si las empresas privadas fueran sucursales de una gran firma estatal que él debe administrar. Ese concepto intervencionista de la economía, ese "proyecto" ya ni siquiera es aplicable o deseado en la Cuba de los Castro. Pero el anacronismo no es propiedad de Moreno…sino de quien lo manda.

La Argentina se encuentra ante una situación inédita. El mundo le ofrece una oportunidad formidable: quiere comprar a muy buen precio los productos que el país sabe hacer y produce con alta competitividad; pero un proyecto anacrónico e intervencionista se interpone entre esas posibilidades y su sociedad.

Lo que decida el Senado esta semana contribuirá a aflojar la traba o mostrará la necesidad de otros procedimientos y otros tiempos para allanar el obstáculo.

julio 06, 2008

PATRIA SÍ, COLONIA NO

por Claudio Chaves

Con ese cántico concluyó la sesión en la Cámara de Diputados luego que el kirchnerismo alcanzara la mayoría simple para aprobar la ley contra el agro. Las barras “bravas” desde los balcones y las galerías superiores del Congreso de la Nación con banderas estampadas con el rostro del Che Guevara y la estrella roja montoneril se agitaban frenéticas al ritmo de un cancionero paleolítico. Los Diputados del poder agitaban sus brazos para redoblar el entusiasmo y sumarse al coro estrafalario de una Argentina pretérita y fantasmática que nos retrotrae a paradigmas y contradicciones vagamente recordadas.

Ciento veintinueve diputados provenientes, la mayoría de ellos, de listas sábanas. Colocados a dedo por el mandón de turno comprendieron cabalmente donde estaba el poder. Kirchner se los advirtió desde la UOM. El poder está arriba, en el Estado, no en el pueblo a quien ellos representan.

Si los Diputados de las grandes ciudades y municipios hubieran escuchado los cacerolazos otra hubiese sido su elección.

Llegados a ese punto ya es tarde para ellos. La ruptura de las ciudades con el poder los obliga a acompañar al matrimonio gobernante, incluso, hasta el interior del cementerio. Que en paz descansen.

¿Fue la orden del mandón lo que los sedujo al voto? ¿La salvaguarda de las instituciones que los salvaguarda a ellos? ¿Las canonjías y prebendas de una oligarquía política al servicio de clientes?

Es cierto que hay pequeñas cosas que pueden más que una yunta de bueyes (con perdón del ejemplo). Cuando me refiero a pequeñas cosas lo hago en el sentido del Groucho Marx, una pequeña fortuna, un pequeño yate, una pequeña mansión. ¿Ha sido el resguardo del patrimonio personal la razón de su voto?

¿La estabilidad institucional de su provincia por la venganza del matrimonio presidencial, en caso de voto opositor, que ya se verifica en la provincia de Córdoba? O por el contrario ¿la convicción doctrinaria de un imaginario político que ha resurgido en la Argentina en los últimos años?

Este último aspecto es el que me interesa recorrer.

COMO PIENSAN LOS AMIGOS DEL GOBIERNO

Un sector significativo de ellos está convencido que han dado la madre de todas las batallas. ¡Finalmente han vencido a la oligarquía! Sector social que se les antoja antidemocrático, autoritario y antinacional (en el supuesto caso que todavía exista). Responsable del carácter dependiente y semicolonial de una factoría agroexportadora.

La Argentina del Centenario por boca de la Presidente ha sido indeseable: “Mi país hace poco más de cien años fue el granero del mundo. Dábamos alimentos a todo el mundo, pero el pueblo argentino vivía en la miseria, el hambre y la desesperación” afirmó en la cumbre del Mercosur en Tucumán. (¿Será por eso que vinieron tantos extranjeros? ¿Por puro espíritu masoquista?)

Es al mismo tiempo, esta oligarquía, culpable de todos los golpes militares más sangrientos desde el treinta en adelante, afirman. Impulsora de un modelo económico no industrial asociado al capitalismo mundial que ha hecho de nuestro país una colonia agraria. Hasta aquí, aproximadamente, lo que cavila su intelecto. Cuando entonan con agitado entusiasmo “Patria sí, Colonia no” se dispara al interior de su sesera esta imagen histórica: el campo es la antipatria, el camino al vasallaje. La colonia

¿Dónde está la patria, entonces?

En la burguesía nacional que ellos dicen defender. Industriales subvencionados, no competitivos que orientan su producción al mercado interno y externo. Que tienen subsidiado el combustible, el gas, la luz, los transportes, salarios bajos medidos en dólares y en el caso de los exportadores cobrando en dólares sus ventas. Este sector económico es la patria, además de la clase obrera industrial (metalúrgica y textil), los piqueteros y el clientelismo político.

Lo cierto es que en la actualidad este paradigma ya no tiene vigencia. No guarda relación con la realidad.

LA ARGENTINA EN EL MUNDO


Los grandes acontecimientos de nuestra historia siempre han estado vinculados a los vaivenes de la política mundial. Las invasiones inglesas, la Revolución de Mayo, la Independencia, el modelo económico rosista, la Argentina agroexpòrtadora, la Argentina sustitutiva, la argentina agroindustrial se conformaron y desaparecieron en virtud de la situación mundial. Entender y adaptarse al mundo siempre ha sido la mayor hazaña de los políticos que merecen llamarse políticos.

Para no hacer un desarrollo de nuestra historia que sería algo tedioso al lector diré simplemente que la Argentina agroexportadora de 1862 a 1930 encontró su lugar en el mundo como proveedora de alimentos. Merced a esta riqueza la argentina se modernizó, creció y democratizó. Naturalmente con encuentros y desencuentros. Aquel país y sus políticos no dudaron que ese era el destino. Roquistas, mitristas, radicales, socialistas y anarquistas (todo el abanico político) jamás vacilaron sobre la utilidad del mismo. Nunca lo pusieron en cuestión. Si ello ocurrió fue cuando la situación internacional así lo obligó (1874, 1890, 1930)

En la Argentina agroexportadora los factores dinámicos fueron el campo, los sectores obreros funcionales al modelo: ferroviarios, portuarios, trabajadores de los frigoríficos y de los servicios esenciales y los sectores medios urbanos que vieron crecer sus oportunidades al ritmo de la economía. Se puede decir que el liberalismo fue el relato doctrinario del momento acorde a la realidad mundial de mercado internacionalizado.

Con la crisis del 30 otro modelo apareció: la sustitución de importaciones y con él los sectores obreros y empresarios orientados al mercado interno. Fue la respuesta que el mundo encontró ante la crisis del mercado mundial. Encerrarse en sus fronteras. Protegerse, fue la consigna de aquellos años. La Argentina respondió del mismo modo. Proteccionismo, intervencionismo de estado, industrialización. Los sectores dinámicos del nuevo modelo fueron la burguesía nacional y la clase obrera interesados en la profundización de la sustitución de importaciones. Su relato fue el nacionalismo, y el peronismo, en la Argentina su manifestación política. En este último caso adicionándole el Estado de Bienestar y la justicia social.

Este modelo quebró. La tercera revolución industrial, la mundialización y reaparición de los mercados internacionalizados, la caída del comunismo y la expansión capitalista por todo el universo y en nuestro país el golpe de Estado del 76 echaron por tierra la sustitución nacida en los años 30’

“El período sustitutivo finalizó definitivamente con las modificaciones cambiarias de 1976, la apertura financiera de 1977 y la política económica encaminada a revitalizar las ventajas comparativas del sector agropecuario” (Carlos Abalo: Especialización agroalimentaria y diversificación industrial en la argentina. Ed. La Argentina que viene. Bs. As. 1998)

DONDE NOS ENCONTRAMOS
Nos hallamos, entonces, ante una realidad diferente. ¡Al fin y al cabo la historia no se repite! El mercado mundial absolutamente recompuesto demanda alimentos y materias primas. El capitalismo triunfante ha dado un nuevo salto cualitativo.

La Argentina ya no es aquella factoría agraria rentística de fines del siglo XIX. El campo se ha industrializado y ahora tenemos agroindustria. No hay más oligarquía. Sin embargo más de mil intelectuales asociados al gobierno, militantes sociales, Diputados y funcionarios siguen pensando como siempre. Es decir como antes. El clima de hostilidad generado hacia el campo por parte del gobierno indica la incomprensión del momento.

El campo es a la economía globalizada lo que la clase obrera fue a la sustitución de importaciones. Si el peronismo que nos gobierna no lo entiende otro sector del peronismo y aliados deberá asumirlo.

Hoy ha ganado, por poco margen, el “peronismo” anticampo y sus amigos. Esa es la realidad. Más de setenta años de discursos “antiologárquicos” han dejado su huella. Una necesidad económica se soluciona con una ley. Una forma de pensamiento no se cambia por decreto. No hay leyes que valgan para las entendederas. La realidad y el combate cultural aparecen como insustituibles para el cambio. Un sector del peronismo ya lo ha entendido hace años. Recién ahora comienza a desgajarse el núcleo duro del peronismo paleo y de otros sectores políticos muy refractarios a la ruralidad. Falta todavía. El camino es sinuoso.

Cualquier alternativa política al kirchnerismo, en continuidad institucional, debe asumir lo azaroso de la tarea. Más que un cambio político lo que se viene, siempre hablando de soluciones electorales, es un giro pequeño-angular que contemple lo dificultoso de los nuevos argumentos.

El gobierno ha triunfado. ¡A no dudarlo! Sin embargo es más débil. Se ha aislado de la sociedad. Al unificar su discurso, al ganar en homogeneidad ideológica, al profundizar en el firmamento de los principios, pierde en masividad. Los criterios unívocos, encierran, cortan puentes. La pureza ideológica sirve en momentos altamente revolucionarios. No es el caso. Es hora de la política.

julio 05, 2008

Panorama político nacional de los últimos siete días

Un cuchillo sin hoja al que le falta el mango
por Jorge Raventos


Por una diferencia estrecha, el oficialismo consiguió finalmente media sanción de la Cámara de Diputados para el proyecto que el Poder Ejecutivo envió al Congreso el 24 de junio o, más bien, para lo que quedó de él.

Al día siguiente del anuncio de la señora de Kirchner de que consultaría al Legislativo, el ministro de Justicia Aníbal Fernández, con su habitual clarividencia, tradujo los deseos del matrimonio presidencial: "Hay que aprobar a libro cerrado el texto que se envió". Si se excluyen los dos primeros artículos del proyecto, el resto fue totalmente modificado en función de la necesidad del oficialismo de acercar socios y votos y, sobre todo, de evitar fugas de las propias filas. Así, el resto del proyecto original quedó como un cuchillo sin hoja al que le falta el mango. La ansiedad recaudatoria que había guiado inicialmente al gobierno y al redactor de la resolución 125 (el renunciado y alejado ministro de Economía Martín Lousteau) tuvo que contentarse con muchísimos menos recursos potenciales que los 1.500 millones de dólares que esperaban cosechar con las retenciones móviles. En sus intentos (no siempre exitosos) de seducción a diputados propios y ajenos, el kirchnerismo legislativo dejó jirones de aquella suma.
En cualquier caso, y aun si se admite que el tintineo de la caja es un sonido que subyuga al oficialismo, lo central para el matrimonio presidencial consistía en salvar del naufragio que le provocó su choque con el campo una imagen de victoria legislativa y los dos artículos primeros del proyecto, los que ratifican la resolución 125 y le reconocen al Ejecutivo su atribución para fijar esa suerte de impuesto excepcional a los ingresos brutos que son las retenciones.

Al aprobar (por menguada que haya sido la diferencia) ese capítulo del proyecto original, la Cámara de Diputados delegó una vez más a la Presidencia funciones específicas que le fija la Constitución, es decir se sometió voluntariamente a una amputación de facultades propias. Está por verse aún –sobre ese tema deberá pronunciarse tarde o temprano la Corte Suprema- si lo que votó la Cámara Baja es o no inconstitucional. El hecho de que el Congreso vote una norma –por la mayoría que sea- no convierte a esta automáticamente en constitucional. Si una mayoría legislativa decidiera próximamente, por ejemplo, designar rey a Néstor Kirchner o implantar la esclavitud en la Agentina, esas ocurrencias no pasarían el examen de constitucionalidad, serían nulas de toda nulidad, la Corte se expediría sobre el asunto con la celeridad necesaria y, además, probablemente la ilegalidad manifiesta determinaría reacciones políticas de distinta magnitud.

El gobierno, de todos modos, tiene motivos para suspirar aliviado por el momento, ya que consiguió preservarse de una derrota legislativa. Por primera vez en mucho tiempo el Congreso actuó más cerca de lo que la sociedad espera de él que de la escribanía presidencial en la que estuvo convertido durante cinco años. Hasta los diputados oficialistas parecían alegres de este volver a vivir, aunque omitían en sus discursos ante las cámaras de tevé que la fuerte asistencia y los debates enérgicos, las reuniones multitudinarias de las comisiones y las consultas a las partes interesadas que el país observó en los últimos días ocurrieron como resultado de una vastísima movilización del campo y de la Argentina interior que duró casi cuatro meses, que forzó al matrimonio presidencial a enviar al Congreso lo que pretendía decidir de entrecasa y que hasta impulsó a sectores del oficialismo a retobarse, a desobedecer o a elevar su cota de pensamiento crítico y realismo. Fueron el campo y la rebelión de la Argentina interior los que levantaron la cotización del Congreso y de los congresistas (sin excluir, por cierto, a los del oficialismo y sus aliados).

La prueba del ácido

Ese triunfo forzado y notoriamente pírrico que el kirchnerismo logró el sábado a la mañana tiene todavía que pasar por la prueba del ácido de la realidad. Si bien se mira, lo que el oficialismo saca de Diputados es la ratificación de la resolución que provocó el largo conflicto; puede objetarse que los montos de las retenciones han sido acotados por un mecanismo de compensaciones que achica sus efectos para los productores más pequeños. A eso hay que señalarle, sin embargo, que los productores desconfían de las compensaciones ("¿Para qué me sacás con el argumento de que me vas a devolver? No me saques", ha objetado con elocuencia el entrerriano Alfredo De Angeli) y que estas compensaciones, según lo que aprobaron los diputados, rigen sólo hasta octubre, por cuatro meses. Es decir: en el mejor de los casos las retenciones se achican hasta octubre, pero esta ley le ha reconocido sine die al Poder Ejecutivo la atribución de fijar ese impuesto y los montos correspondientes. ¿Con qué confianza van a sembrar y producir los chacareros ante esa discrecionalidad atribuida a una autoridad que sólo cedió lo que cedió después de una verdadera gesta nacional de la Argentina interior? Muchos de ellos piensan que, en unos meses, una vez desmovilizado el campo, un Ejecutivo urgido financieramente por las dificultades de su política económica volverá a embestir contra él.

Por eso la inquietud sigue manifestándose en asambleas y a la vera de las rutas. La votación de la Cámara Baja no devela las dudas e inquietudes de los productores. Y por cierto no da ninguna respuesta aún a los reclamos de mejor distribución territorial de los recursos.

La naturaleza de la crisis

Lo que el país viene desplegando desde hace 120 días meses no es una crisis como otras, ni una mera pelea entre un sector y el Estado, ni un cortocircuito de carácter institucional. Esas y otras dimensiones están presentes, sí, pero lo que define la actual situación es su carácter de crisis política de fondo, la circunstancia de que un amplísimo y creciente número de argentinos siente que debe optar entre uno de dos espacios enfrentados.

Lo paradójico, a primera vista desconcertante, es que la crisis se desatara en el momento en que a la Argentina se le abre una perspectiva de abundancia. Se trata, en rigor, de una crisis que estalla porque una traba política obstruye el acceso del país a la oportunidad histórica excepcional de reinstalarse vigorosamente en el mundo a partir de sus capacidades productivas y su competitividad internacional en el terreno de los alimentos, convertido en un campo estratégico por la explosión de la demanda mundial (y por la sutentabilidad en el tiempo que se proyecta en esa demanda).

El obstáculo se interpone no ante una posibilidad genérica o azarosa, sino ante una oportunidad que ya se ha abierto. No se trata de que la Argentina tenga meras "condiciones naturales" para ese apovechamiento. Tiene tradición en la actividad y experiencia productiva, tiene un sector social protagonista de la producción que reúne a la vez espíritu emprendedor, creatividad, competitividad internacional e importancia económica. Los producción del complejo agroindustrial responde por las dos terceras partes de las exportaciones argentinas.

Ese fenómeno heterogéneo pero íntimamente conectado, que se expresa como "el campo" se manifiesta en todo el territorio nacional, ha expuesto su voluntad de actuar y de "remover el obstáculo" que impide la conexión con la oportunidad histórica. Y define como obstáculo una política –un gobierno- que no se limita a impedir pasivamente esa realización , sino que lo hace de modo activo: combate por distintos medios, sin excluir el uso de la presión y de la fuerza, a los sectores que encarnan esa oportunidad.

El instrumento de la obstrucción ha sido el sistema de las retenciones móviles impuesto por la resolución número 125, que el gobierno K sostiene pese a que hizo renunciar al ministro que la elucubró.

Menos equidad territorial que en el Proceso

Esa resolución y el régimen de retenciones que estableció son en verdad, una ilustración perfecta tanto del obstáculo que el oficialismo le impone a la producción agraria como de su agresión al federalismo fiscal. Sucede que las retenciones son recursos que el gobierno nacional recauda, pero excluye de la masa impositiva que debe coparticipar con las provincias. Así, afecta a los productores y a los distritos en los que ellos operan, aspirando de los bolsillos de unos y otros fortunas que terminan en las arcas del centralismo.

En el período 1973-75, durante el último gobierno de Juan Perón, continuado, tras la muerte del General, por su viuda, María Estela Martínez, la coparticipación automática de la recaudación total de impuestos nacionales a favor de las provincias superó el 50 por ciento (durante 1975 llegó al 52,4 por ciento).

Durante el Proceso militar, iniciado en 1976 con el derrocamiento de María Estela Martínez de Perón, la cuota de impuestos coparticipados por las provincias cayó marcadamente, y en el último año de ese régimen fue del 32 por ciento.

La ley 23548, sancionada durante la presidencia de Raúl Alfonsín, decidió que el 57,66 por ciento de los recursos recaudados iría a las provincias y garantizó en su artículo 7 que las transferencias automáticas no serían inferiores al 34 de esos recursos.

Hoy no sólo no se obedece a la Constitución reformada en 1994 que reclama una nueva ley de coparticipación federal: tampoco se cumple con la norma subsistente, pues el porcentaje de recursos recaudados por la Nación que se transfiere automáticamente a las provincias es el más bajo del último medio siglo: sólo el 27 por ciento. Sí, más bajo inclusive que el de los años de la dictadura.

Y ese reparto se sigue encogiendo en términos proporcionales. En mayo, por ejemplo, los recursos totales del sector público se incrementaron en un 30,5 por ciento. Las transferencias automáticas a las provincias, en cambio, sólo crecieron un 19,5 por ciento en promedio. Los promedios muchas veces opacan la realidad. En el caso de las transferencias a las provincias, ocultan que algunas (las que tienen gobernadores obedientes y disciplinados) son favorecidas con recursos que se niegan a los más díscolos. Mientras el Entre Ríos recibe 1600 millones para obras públicas y al Chaco de Jorge Capitanich se lo premia con 200, a Córdoba sólo se le giran 18 millones y medio, mientras su gobernador, Juan Schiaretti amenaza con recurrir a la Justicia para que le paguen cien veces esa suma: 1.600 millones de compromisos previsionales que el Estado Nacional había jurado que oblaría…antes del conflicto agrario. Por su lado, Catamarca, donde gobierna un radical que dejó de ser K, Eduardo Brizuela del Moral, recibió alrededor de $20 millones, pero reclama 100 de una deuda que el estado central le mezquina.

El Estado central, entretanto, recauda y gasta. En ese mismo mes de mayo, por caso, el gasto primario del gobierno nacional creció (por encima de la recaudación) un 40,1 por ciento. La mitad de ese aumento se destinó a "transferencias al sector privado", dicho más llanamente: a subsidios, buena parte destinados a cubrir el notable déficit energético y la dispendiosa vía de resolverlo que eligió el gobierno, o al transporte. En lo que va del año –señala un minucioso informe del diario La Nación-, el aporte de los subsidios "al incremento de los gastos primarios ya supera la contribución de las prestaciones a la seguridad social, explicando, respectivamente, un 35 por ciento y 32 por ciento de la expansión total".

La lógica del "modelo"

El llamado "modelo K", tiene una lógica transparente: succiona recursos de todos los distritos (principalmente de la Argentina interior) hacia la caja central y los emplea para condicionar y disciplinar gobiernos provinciales o municipales; confisca a los sectores más productivos y competitivos y con ellos distorsiona los precios y genera dependencia de sectores empresarios, que en lugar de obtener rentabilidad por la vía del mercado y la competencia, la consiguen como cortesanos y embolsando subsidios.

Un trabajo reciente ilustra la matriz parasitaria de ese modelo: "Actualmente, para la soja, con una retención del 46 por ciento y un valor para la tonelada de soja de u$s 550, el Gobierno recauda unos u$s 250 por tonelada de soja producida. Así, el productor que cosechó 40 quintales por hectárea, aporta al Estado 1000 dólares por hectárea (sí, mil dólares por hectárea) y el que sacó 12 quintales aporta 300 dólares por hectárea aunque perdió plata y lejos de tener una renta extraordinaria tuvo una pérdida. En los actuales niveles de retenciones no hay situación en la que el productor gane más que el Estado, que lo único que hizo fue dictar la Resolución 125."

Si se agrega que esa recaudación huye de las provincias que generan la riqueza para aterrizar en la caja central, se comprende que el interior –sector público y sector privado- se rebele frente a una política que lo condena al languidecimiento precisamente en el momento en que el mundo ofrece una oportunidad excepcional.

La victoria numérica obtenida por el oficialismo en Diputados ha ratificado la Resolución 125 y, sobre todo, la presunta atribución del Ejecutivo para fijar retenciones a piacere. Ha vuelto a las andadas, aunque endulzara ese trago amargo para el campo con innumerables parches bajo la forma de reintegros…que sólo tienen vigencia hasta octubre. Y que, más allá de eso, no gozan de la confianza de los productores. ¿Solución para semejante crisis o, una vez más, un cuchillo sin hoja y sin mango?

julio 01, 2008

PARALELO ENTRE LA ARGENTINA Y EL PJ

Como ambos padecen la misma inadecuada conducción kirchnerista, caracterizada por el autoritarismo, la carencia de diálogo con adversarios y rivales, y la enfermiza negación de la realidad, es muy posible que el destino de la Argentina y el del PJ cambien también al mismo tiempo y de modo inesperado.

La discusión por las retenciones llevada al Poder Legislativo ha delineado claramente el campo peronista, ya no reducido al pseudo peronismo oficialista sino ampliado a dos grandes grupos de presión: el duhaldista, de ideas filokirchneristas, que trataría de salvar la cara del Gobierno con sólo algunas modificaciones a la Resolución 125 y el delasotista –para sólo nombrar al dirigente hoy más activo-, que al igual que el total de la oposición no peronista, cree que se debe rechazar de plano la famosa resolución de la discordia y comenzar de cero la discusión sobre la política agropecuaria.

En espejo, los campos dentro del PJ se dibujan con idéntica claridad: por un lado el kirchnerismo, sostenido por resoluciones judiciales que la Justicia Electoral deberá rever en cuanto los afiliados protesten con el mismo vigor que los agricultores por la manifiesta ilegalidad de dichas resoluciones, y por el otro, el duhaldismo tradicional que desea reemplazar al mismo kirchnerismo que ayudó a entronizar y el nuevo gran rival, el grupo encabezado por José Manuel de la Sota, Ramón Puerta y los hermanos Rodríguez Sáa, plantados ya frente a las dos obsoletas versiones del peronismo con todo el rigor de la modernidad.

Esto es lo que viene y, mucho más pronto de lo que hubiéramos creído hace sólo algunas semanas, ya no discutiremos acerca del PJ sino que, encolumnados en alguna de sus tres líneas, debatiremos los grandes temas nacionales y las diferentes soluciones en la más democrática de las pre-internas.

La Argentina y el PJ habrán terminado así su ciclo de siete años de antidemocracia y de irregularidad jurídica, inaugurados por el ex Presidente Duhalde, uno de los grandes equivocados de la historia argentina y a quien pocos quieren volver a ver influyendo con ideas erróneas en el destino de la Argentina o en el del PJ.

EL PJ no oficial acaba de presentar a la comunidad un conjunto de líderes modernos y libres. Ellos actúan hoy con gran decisión, pidiendo a los diputados peronistas la inmediata derogación de la Resolución 125 y recordándoles que la lealtad peronista fue, es y será al pueblo al cual representan y no a un Poder Ejecutivo cuestionado por ese mismo pueblo que no se siente escuchado en su reclamo, o a un Presidente de partido rechazado por afiliados a quienes no se les permitió elegir.