AVISO

A partir del 1° de Diciembre, este foro cesa su actividad, atento a que la nueva etapa de formación de líneas alternativas dentro del peronismo requiere, más que la ya agotada discusión acerca del PJ, un trabajo específico de análisis y propuestas que puedan fortalecer a los nuevos liderazgos peronistas liberales.

Nuevas notas en nuestra nueva página:

PERONISMO LIBRE
LA REVISTA DEL PERONISMO LIBERAL
http://peronismolibre.blogspot.com/

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2009: TRADICIÓN Y DESTINO

La moda política del día imagina a los Kirchner ya fuera del poder, y en una fusión elíptica que se traga más de treinta años de post-Perón, imagina al PJ caído con ellos en el siempre reservado infierno de quienes nunca quisieron ni a Perón ni a los suyos. Por eso, atendiendo a los eternos impulsos suicidas de la Argentina que la impulsan, siempre y hasta Dios sabe cuándo, a ignorar la puerta de salvación y rumbear hacia infiernos más reales que los construidos por la mente, la moda política del día no incluye en sus pronósticos al peronismo residual, aún potente en su misión transformadora y capaz de imaginar la ecuación política salvadora.

Más allá de los Kirchner, y de Duhalde, más allá de la vía sin retorno desde el peronismo ortodoxo despegado de la modernidad hasta el actual fracaso de una izquierda socialdemócrata, existe un peronismo histórico proyectado al siglo XXI. Un peronismo conservador en lo cultural y republicano en las formas –obedeciendo el mandato institucionalista del último Perón—y capitalista y globalizador en lo económico, atento a que la revolución peronista significa en primer término el acceso de los desposeídos a la educación, la salud, la vivienda y el trabajo, y que esto hoy sólo puede volver a suceder en un marco de creación genuina de riqueza. Por eso los objetivos de ese peronismo remanente a pesar de los escasos representantes generacionales - liquidados por las luchas políticas, la represión, el exilio, y más tarde la propia corrupción-, aparecen hoy tan idénticos a los del otro conservadorismo republicano, de raíz liberal.

En ambos casos, hay un respeto por el pasado y la tradición diversa que ambos vienen a representar, los unos herederos de la antigua elite portuaria, los otros herederos de la revolucionaria democracia popular, creadora de una elite dinámica, aún en proceso. Por eso, lo que viene y lo que la moda política no prevee, es el conglomerado político que una a estas dos grandes tradiciones de la política argentina, y lo haga fuerte para defender sus posiciones de administración de la Argentina frente a la otra opción ya más clara de la socialdemocracia republicana encarnada por Elisa Carrió, Cobos, los socialismos, y el resto del radicalismo residual. Lo simpático de esta batalla política va a ser la lucha por deshacerse de Duhalde o por, finalmente, modernizarlo hasta el caracú, de modo que nunca más se le ocurra destruir a la Argentina como lo hizo en el 2001. Los Kirchner son, según parece, un problema en vías de superación.

Los nombres a seguir dentro del conglomerado son principalmente José Manuel de la Sota, Alberto Rodríguez Sáa, Mauricio Macri, Domingo Cavallo, Felipe Solá, Carlos Reutemann y seguramente otros que irán asomando en los primeros meses de 2009, el año en que la Argentina, después de mucho padecer, retomará las riendas de su tradición y de su destino.

diciembre 27, 2008

Panorama político nacional de los últimos siete días

2009: El año que
viviremos en peligro
por Jorge Raventos

En su libro más reciente, Domingo Cavallo ha diagnosticado el destino cantado de la economía kirchnerista en caso de que el matrimonio presidencial no modifique su rumbo: avanzamos hacia una situación de estanflación, es decir, a una caída sostenida de la producción acompañada por alta inflación y, el peor de los casos, hiperinflación.

Cavallo no está solo en ese vaticinio. El Instituto Internacional de Finanzas, una entidad que agrupa a los 400 mayores bancos del planeta ha dado a conocer un informe sobre la economía mundial en el que asevera que "la Argentina, Ecuador y Venezuela (…) siguen políticas insostenibles que terminarán en un aterrizaje forzoso y un posible default". Sobre nuestro país, el Instituto descarta pronósticos anteriores (que ya indicaban una fuerte caída en las tasas de crecimiento) para considerar ahora que la economía argentina tendrá crecimiento negativo. No corresponde culpar por la caída a la crisis mundial, sino a la singularidad kirchnerista. Perú, Colombia, Chile y Brasil –según ese análisis- no se encontrarán en rojo: crecerán, aunque lo hagan en medida algo menor que en los últimos años. El Instituto estima que, pese a la fuerte retracción de su economía, Argentina sufrirá en 2009 una inflación superior a la del ejercicio que concluye y la mayor de todos los países que analiza el estudio.

La caída no espera al cambio de almanaque para manifestarse: ya golpea fuertemente el interior de la Argentina. La insensibilidad del gobierno de Kirchner en relación con la producción agropecuaria –a la que castiga inclusive cuando aparenta discursivamente acordarse de ella- repercute sobre el conjunto de la actividad económica.

Santa Fé es una de las provincias más golpeadas. Algunos centros de producción de maquinaria agrícola están virtualmente paralizados. En Las Parejas los trabajadores del sector se encuentran inactivos, sea por vacaciones forzosas o porque han sido suspendidos. De sus 15.000 habitantes, más de 2.000 están laboralmente vinculados en forma directa a esa actividad. En Armstrong y Las Rosas la situación no es demasiado diferente. En Villa Constitución, la firma Paraná Metal suspendió a 1200 operarios: ellos y sus familias pasaron la Nochebuena en carpas, acampando alrededor de la fábrica parada, acompañados por la solidaridad de la comunidad local.

Las autoridades santafesinas han informado que en diciembre se multiplicaron por cuatro las solicitudes de procedimientos preventivos de crisis presentados por empresas locales, por comparación con el mes anterior. "Y sabemos positivamente que en enero se van a incrementar", profetizó la número 2 de la cartera de Trabajo, Alicia Ciciliani. El titular del Centro Industrial de Las Parejas, Mirko D'Ascarnio, advirtió por su parte, que "han comenzado las suspensiones y los despidos; lamentablemente, para las empresas se hace imposible mantener los puestos de trabajo; aproximadamente 20 talleres, con un promedio de 6 personas cada uno, han desaparecido en los últimos meses". El ministro de Trabajo santafesino, Carlos Rodríguez, resumió la raíz del problema: "Hay que solucionar de una vez por todas el conflicto del campo. Las respuestas dadas por la Presidenta fueron inconsultas".

Las consecuencias de la espasmódica política oficial se observan en el sensible espacio de los sectores más humildes: la pobreza crece, la indigencia se torna intolerable. La Iglesia hace oir su voz de alarma: " La deuda social no admite postergación", puntualizó, por ejemplo, el arzobispo de Santa Fe, José María Arancedo. Otro obispo de la provincia, el titular de la diócesis de Reconquista, Ramón Dus, observó que «emergen algunos síntomas alarmantes de conflictividad social que preocupan y cuestionan. Síntomas que se irán agravando si los que tienen en sus manos la capacidad de resolverlos, los ignoran, los desestiman o no vislumbran una respuesta adecuada».

Esos síntomas no se visualizan sólo en Santa Fe. En Arrecifes, provincia de Buenos Aires, los empleados de la fábrica de acoplados Gomatro, tomaron la planta para protestar por el despido de trabajadores y reclamar el pago de salarios e indemnizaciones. Los trabajadores advirtieron que si no surgen soluciones convertirán a la industria en una cooperativa obrera. En algunas localidades del Gran Buenos Aires se registraron en vísperas de Nochebuena copamientos y saqueos de supermercados. Hubo medios oficialistas que deslizaron que esos asaltos estaban teleguiados por "el duhaldismo". Eduardo Duhalde les respondió en una entrevista que concedió al diario que dirige Jorge Lanata: "Son todas estupideces. En las charlas que tengo con sectores medios les pregunto qué piensan que puede hacer una persona que llega a su casa, donde hace un calor de morirse, y no tiene plata ni comida. No dejo ni que me contesten. Les digo: harían cualquier cosa. Hay millones de argentinos dispuestos a hacer cualquier cosa. No joroben más con esto. Asuman el problema".

El poder tóxico

Duhalde agregó una interesante definición sobre el esposo de la Presidente : "Kirchner tiene un liderazgo tóxico basado en el dinero". La frase combina subliminalmente dos universos que hoy se vinculan en las páginas de los diarios cuando, al parecer, la Corte se dispone a despenalizar la tenencia de drogas, en coincidencia con el pensamiento oficial que suele difundir uno de los ministros Fernández, mientras el gobierno impulsa la expansión del juego en los distritos más prometedoramente redituables y el Poder ejecutivo, con los superpoderes en la mano, los fondos expropiados a los futuros jubilados en la caja y la ley de blanqueo de capitales que le regalaron sus congresistas en el Boletín Oficial trata de recomponer el poder que se le escurre entre los dedos.

En sus horas de apogeo, el llamado "modelo K", mostraba una lógica transparente: succionaba recursos de todos los distritos (principalmente de la Argentina interior) hacia la caja central y los empleaba para condicionar y disciplinar gobiernos provinciales o municipales; confiscaba a los sectores más productivos y competitivos y con ellos distorsionaba los precios y generaba dependencia de sectores empresarios, que en lugar de obtener rentabilidad por la vía del mercado y la competencia, la conseguían como cortesanos y embolsando subsidios.

Ese mecanismo funcionó aceitadamente hasta que se produjo la rebelión del campo y la Argentina interior. La insistencia del gobierno K en librar esa guerra terminó aislándolo y dispersando a muchos de sus aliados. El caprichoso comportamiento frente al campo se sumó a la ostensible falsificación de las estadísticas oficiales y a una anacrónica erupción de estatismo que culminaría con la confiscación de los fondos de 9 millones de aportantes a las administradoras de fondos de pensión. La consecuencia está a la vista: no hay quien quiera prestarle dinero a una Argentina aislada que sólo genera desconfianza, reflejada en una tasa de riesgo país de 2000 puntos y tasas de bonos que superan el 45 por ciento en dólares.

Con la caja pinchada, los Kirchner se encuentran en problemas: no saben gobernar en esas condiciones. Se multiplican las divisiones internas. Como crece la sospecha de que durante 2009 el país pueda ingresar en default, algunas voces del oficialismo plantean a la señora de Kirchner, por ejemplo, difundir un cronograma de pagos que acote la desconfianza generalizada. El esposo de la Presidente desautoriza ese recurso: no quiere poner negro sobre blanco un plan que permitirá que los cumplimientos o incumplimientos del gobierno sean monitoreados. También fue el Primer Cónyuge quien decidió no rebajar las retenciones a la soja, medida que altos miembros del elenco de su esposa habían dejado trascender, con la esperanza de atemperar el conflicto con los productores agrarios y alentar la exportación del célebre yuyo, que descansa en los silos-bolsa privando al Fisco de ingresos que necesita imperiosamente. Néstor está persuadido de que, más importante aún que los fondos que terminarán faltando, es demostrar capacidad de retaliación y castigo ante quienes se animen a desafiar su poder. Se verá más de ese comportamiento en el año que se inicia, cuando los desafíos se multipliquen.

Unos meses atrás, en mayo, a dos meses de iniciada la rebelión interior contra la resolución 125 durante un viaje al Noroeste, en un acto en San Salvador de Jujuy, la señora de Kirchner ensalzó los esfuerzos de su gobierno en términos de " una nueva epopeya, como la del éxodo de Belgrano, como la del Exodo Jujeño". Tal vez se tratara de una metáfora reveladora, surgida menos de una súbita inspiración poética que de afiebradas conversaciones conyugales en la soledad de El Calafate. Manuel Belgrano decidió esa maniobra defensiva desesperada cuando se consideró en inferioridad ante los españoles del general Goyeneche, reforzados con tropas que llegaban desde el Alto Perú; ordenó abandonar la plaza y dejar atrás sólo tierra arrasada: quemar casas y cosechas. Cuando evocaba el Exodo Jujeño comparándolo con su propia epopeya (breve, debe admitirse) esas imágenes que desfilaban por la fantasía de la Presidente (huidas, incendios, desolación, amenaza enemiga) pueden, quizás, ser recuerdos del futuro, alucinaciones provocadas por las dificultades, las deserciones, los desafíos, los previsibles reveses?

El año 2009, que promete al oficialismo algunas derrotas importantes y que ya se visualiza como el año de eclosión de la crisis económica y política, será un tiempo que viviremos en peligro.

De cualquier modo, ¡que tengamos el mejor 2009 posible!

diciembre 24, 2008

Saludo de Navidad

LA NAVIDAD ES ALEGRIA PARA TODOS, PESE A TODO

Él, uno y perfecto, que todo lo sabe y todo lo puede, creador de todo lo que es, fue y será en el universo; ese Dios, en un supremo acto de amor, se hizo humano en ese bebé que concibió la Virgen María y cuidó San José y a quien recibimos en cada Navidad.

Ese niño es Jesucristo, el Dios Hijo que por amor aceptó morir en la cruz, renació tres días después, nos acompaña hasta el fin de los tiempos y envía al Espírit Santo que también es Dios, ofreciéndonos reconciliarnos con Dios Padre y alcanzar la salvación y la vida eterna.

Sean cuales fueren las tristezas, dolores o carencias que nos afecten; pese al descreimiento, la desesperanza o el desamor que nos embarguen, la Navidad es motivo de alegría ya que en ella renace la posibilidad de alcanzar la plenitud de la vida en Jesús, por Jesús y con Jesús, que a través del amor, está al alcance de todos.

Con ese espíritu, hacemos nuestras palabras del mensaje navideño que nos mandó el compañero y amigo Abel Fernández, quien recuerda “que el autor de Todo, de las galaxias, de la mecánica cuántica y de la relación entre los lados de un triángulo, para mencionar unos pocos ejemplos; el que inspiró la Biblia, el Corán, el Rig-Veda, el Popol Vuh, la música de Mozart y los mejores temas de Pink Floyd, alguien que es tan poco sentimental que diseñó la explosión de estrellas para conseguir los elementos más pesados que el hidrógeno y la supervivencia de los más aptos para impulsar la evolución,... decidió nacer como uno de nosotros hace un poco más de dos mil años, en la región oriental del Meditérraneo, porque nos ama. Hay quien lo cree y quien no, pero ¡qué historia!”

Por eso, feliz Navidad para todos.

Víctor y Rita Lapegna Calógero

diciembre 20, 2008

¡Feliz Navidad!

Sabemos que sería más feliz si viviéramos en una comunidad organizada. Como sabemos, seguiremos buscando la estrella que señale el camino. Ninguna historia de salvación ha sido fácil jamás. La de la Argentina pasa en este momento por la restauración de los valores que son los de la mayoría del pueblo y que un puñado de malos dirigentes se ha empeñado en traicionar.

Este foro pide la restauración democrática en un partido tradicional, el partido que debería ser el eje del conglomerado republicano, capitalista y popular. La justicia, que es ciega, debería abrir los ojos en este tema.

Pero, si no hubiese democracia en el PJ, el conglomerado republicano, capitalista y popular se manifestará de todos modos y arrollará a los ladrones de la libertad y del dinero argentinos. Y recuperará, como yapa, el PJ.

Panorama político nacional de los últimos siete días

TIEMPO DE CAMBIAR
(Y NO SOLO DE AGENDA)

por Jorge Raventos

Estos, Fabio, ¡ay dolor!, que ves ahora
campos de soledad, mustio collado,
fueron un tiempo Itálica famosa.

Rodrigo Caro, A las ruinas de Itálica (circa 1630)

Hubo una Argentina donde no morían diariamente ocho chicos por desnutrición (hubo inclusive una Argentina en la que se proclamó a los niños "únicos privilegiados"). Hubo una Argentina en la no tenían espacio los carteles de la droga; donde no se convocaba a dudosos capitales a blanquearse en sus pampas y mucho menos se les garantizaba que no se les miraría pelo ni marca. Hubo una Argentina que supo multiplicar su producción y sus ingresos a un ritmo que hoy llamarían chino; que acogió, alimentó y hospedó a millones de inmigrantes que en pocos años estaban plenamente integrados. Hubo, en fin, otra Argentina. Otras, si se quiere.

La Argentina actual tiene la misma cédula de identidad de aquella que fue capaz de enormes proezas, pero en vísperas de su bicentenario se la ve sombría, aislada y decadente, pese a las oportunidades que le ofrece el mundo.

En el umbral de las fiestas de fin de año, los cronistas no registran alegría. Una encuesta reciente refleja el creciente pesimismo que reina: casi 70 de cada 100 de los consultados consideraron que tanto la economía del país como las de sus familias estarían "peor" o "mucho peor" en 2009. El gobierno pretende neutralizar ese sentimiento con frenéticos anuncios de medidas (muchos de las cuales repiten o imitan anteriores anuncios incumplidos), sin captar que, en rigor, aquel escepticismo generalizado es producto de la desconfianza que el propio gobierno sembró con sus comportamientos. Después de confiscar los ahorros previsionales de nueve millones de trabajadores, la presidente decidió subsidiar con ellos la venta de automóviles que podrán comprar quienes estén en condiciones de afrontar cuotas de 900 pesos mensuales; también anunció está semana medidas impositivas para incrementar los ingresos de las personas que ganan más de 7.000 pesos por mes. No ella, sino su esposo, explicó que no podrá disponer aumentos para el conjunto de los trabajadores y tampoco para los jubilados, que deberán contentarse con un regalo de 200 pesos mientras esperan (con una inflación de 29 por ciento) que durante el año próximo sus retribuciones aumenten un 10 o un 13 por ciento.

La amargura y el disgusto que se observan en Buenos Aires son una muestra pálida de lo que se vive en provincias, donde el campo está paralizado, en muchos casos se ha roto la cadena de pagos, fábricas y comercios sienten dramáticamente la crisis y los despidos estallan en vísperas del fin de año.
El viernes 19, después de enterarse que casi 800 trabajadores fijos y 400 contratados de la firma Paraná Metal serían suspendidos sin goce de sus ingresos (y muchos de ellos perderían a corto plazo su empleo) miles de ciudadanos de se lanzaron a las calles para solidarizarse con ellos. La fábrica metalúrgica está ubicada a casi 4 kilómetros de Villa Constitución y fueron recorridos por una manifestación obrera que fue sumando vecinos a medida que marchaba. Pararon de inmediato sus actividades comercios, servicios y otras industrias. Paraná Metal es una empresa autopartista que resolvió paralizar sus actividades y pedir convocatoria de acreedores. Su suerte parece un anticipo de la que podrían correr otras empresas ligadas a la actividad automotriz, que está fuertemente afectada. No lejos de Villa Constitución, los trabajadores de General Motors se encuentran también en conflicto como consecuencia de una situación análoga: esa crisis que el gobierno apenas unas semanas atrás consideraba (con arrogancia y cortedad de miras) algo ajeno.

El gobierno de Néstor y Cristina Kirchner dedica sus mayores esfuerzos, entretanto, a ganar batallas pírricas en el Congreso. Los legisladores oficialistas, actuando con obediencia y velocidad dignas de mejor causa, aprobaron primero la no coparticipación del impuesto al cheque, es decir, la cesión a la caja central de recursos que escasean en las provincias (una dadivosa decisión que más temprano que tarde deberán explicar a sus votantes). De inmediato, avanzaron en el Senado en la sanción de la ley que permite el blanqueo de capitales y que abre la puerta al lavado de fondos espurios producto de actividades criminales.

En rigor, el Senado votó sin mosquearse un proyecto cuya media sanción en Diputados había sido ruidosamente cuestionada por ilegítima (la oposición sostiene que no contó con el número de votos que exige la Constitución) y que ha sido llevado a la Justicia. ¿Quién tendrá tanta urgencia por blanquear sus fondos para arriesgarse a hacerlo con una ley que necesita aún un visto bueno judicial? El abogado y polígrafo Enrique Avogadro ha difundido una astuta propuesta para evitar con esta ley que los lavadores aterricen en la Argentina. "Mi receta – dice- es muy simple: aprovechemos nuestra mala fama. Todo el arco político opositor y decente, más la Iglesia y los líderes de las comunidades religiosas, deben suscribir un comunicado informando, urbi et orbi, que (…) esta ley será revisada, en cumplimiento de los acuerdos internacionales que Argentina ha suscripto, y los capitales que hubieran llegado hasta entonces sin declarar su origen serán confiscados. (…) Si hacemos lo que propongo –sugiere Avogadro-, hasta los lavadores se cuidarán muy bien de traer esos fondos y, con ello, nos ahorraremos, sólo tal vez, un destino comparable a las tristísimos realidades de México, Colombia y las favelas brasileñas".

La propuesta invoca, en realidad, la fuerza latente de la opinión pública, sólo por momentos empleada a fondo. Esta semana, por ejemplo, esa fuerza reflejada por los medios, por las encuestas y –con mucha decisión- por la Iglesia, consiguió detener ciertos avances de los intereses ligados al gobierno de la familia Kirchner y al, digamos, "capitalismo lúdico". Tanto en el distrito porteño como en la provincia de Buenos Aires parecía inminente la apertura de oportunidades para que las empresas de juego capitaneadas por el señor Cristóbal López ampliaran sus actividades. Tanto el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, como el gobernador bonaerense, Daniel Scioli, decidieron paralizar esos avances y suspender cualquier resolución en ese sentido hasta mejor oportunidad.

"Necesitamos recursos, pero necesitamos más sostener valores", declaró Macri. Ambos mandatarios tuvieron la virtud de escuchar a tiempo la resistencia de la sociedad, una cualidad que le faltó al gobierno nacional en, por caso, el largo conflicto con el campo, que para la Casa Rosada no se ha cerrado, pues sigue castigando a los productores rurales con indiferencia y falta de medidas, así como sigue golpeando al vicepresidente Julio Cobos por aquel voto de desempate en el Senado. "Evité un estallido social", sigue argumentando Cobos. Tal vez haya que decir, más acotadamente, que lo postergó. Porque para evitarlo hace falta, en realidad, un viraje más rotundo de rumbo y esto no parece previsible a la luz de la conducta del oficialismo, que no parece evaluar con claridad la dramática situación que ya vive más de la mitad de la Argentina, la seriedad de las perspectivas inmediatas, la volatilidad que hay en el ambiente y los riesgos de un comportamiento que, con la ambición de acumular poder, está en realidad encogiéndolo en el ensimismamiento, reconcentrándolo en la furia.

Aislada, sombría, decadente, azotada por su propia crisis y la que conmueve al mundo, con instituciones débiles y un poder hegemónico en franco retroceso, Argentina necesita cambios, la realidad le reclama cambios. Y no sólo el cambio de almanaque.

diciembre 13, 2008

Panorama político nacional de los últimos siete días

Vaticinios y expresión de deseos
por Jorge Raventos

Las crecientes dificultades del oficialismo para disciplinar su tropa propia y su sistema de aliados se manifestó en la Cámara de Diputados durante la extensa sesión que concluyó escandalosamente la madrugada del jueves 11 de diciembre. Se trataba en el recinto el proyecto presidencial de amnistía para capitales irregulares, cuyo trámite parlamentario fue taquigráficamente acelerado por fuerzas leales al matrimonio Kirchner). En esa ocasión, no sólo actuaron misteriosamente perturbados los mecanismos automáticos de recuento de votos legislativos (que contabilizaron a favor de la propuesta K votos emitidos en sentido opuesto), sino que el oficialismo dio por aprobado el proyecto pese a no haber conseguido la mayoría especial que reclama la Constitución para algunos de sus artículos, por afectar la distribución impositiva federal. El kirchnerismo no logró reunir 129 votos, es decir, la mitad más uno del total de integrantes de la Cámara. En cualquier caso, de inmediato, precipitadamente, las fuerzas K dieron ingreso en el Senado al proyecto con esa media sanción irregular y se proponen tratarlo y aprobarlo a idéntica velocidad (y, al parecer, con similar escrúpulo) la tercera semana de diciembre en la Cámara Alta.

Esos hechos exhiben con transparencia el debilitamiento de la disciplina kirchnerista (su propio bloque quedó erosionado con la pérdida de un buen número de integrantes acaudillados por Felipe Solá y varios de los que permanecieron en sus filas y votaron el proyecto en general, flaquearon a la hora de la votación en particular, pues objetaban sobre todo el vidrioso articulado que podría facilitar el lavado de dinero). Simultáneamente, confirman el enorme interés de la Casa Rosada por ver sancionada la ley de blanqueo, un interés que no vacila en provocar un escándalo que necesariamente concluirá con un pronunciamiento de la Justicia, ya que los congresistas de virtualmente todos los restantes bloques, desde la Coalición Cívica y el Pro, pasando por el peronismo anti-K, hasta el centrismo de los ex aristas y el progresismo de Fernando Solanas se disponen a reclamar ante instancias judiciales (no excluyen la propia Corte Suprema) la nulidad del procedimiento que el oficialismo dio por aprobado en la Cámara Baja.

El argumento de la Casa Rosada para dictar la amnistía a los capitales irregulares se apoya en la proclamada esperanza de que los beneficios que ofrece los atraigan a estas playas. Se calcula que unos 123 mil millones de dólares de argentinos están depositados en el exterior. Se ofrece a los fondos que quieran repatriarse una notable gracia: la garantía de que no se le requerirán datos sobre el origen y el pago de apenas entre el 1 y el 8 por ciento para blanquearse (la tasa que pagan los no evasores, los contribuyentes leales, alcanza el 35 por ciento). Ese premio a la evasión fiscal (que el muy eficiente ex administrador de la AFIP, Alberto Abad, definió como "crimen contra la cultura tributaria") difícilmente tenga éxito, por otra parte. Lo que impulsa a los capitales hacia el exterior no son las "gangas", sino la búsqueda de seguridad jurídica: ese es el motivo por el que se calcula que en el último año huyeron del país 20.000 millones de dólares, una fuga más notable que la que Argentina padeció en plena crisis 2001-2002.

Los más suspicaces consideran que los únicos que pueden interesarse en la amnistía oficial a los capitales irregulares son los que necesitan blanquear dinero negro, proveniente de actividades ilícitas (desde los resultados de la corrupción y las coimas a los fondos originados en el narcotráfico, el delito organizado, las redes del contrabando, la trata de personas, etcétera). De hecho, este temor ha sido puesto de manifiesto no sólo por la previsible oposición política local, sino por las organizaciones globales que controlan los movimientos del dinero clandestino, que entrañan amenazas a la seguridad de las naciones, pues terminan traduciéndose en fortalecimiento del terrorismo y de las organizaciones criminales. El proyecto oficial ha motivado el severo escrutinio de la GAFI ( una fuerza intergubernamental de tareas que tiene por objetivo el combate contra el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo de la cual el país es miembro); no cumplir con los compromisos que emanan de esas organizaciones supondría reforzar el ya notable aislamiento que sufre la Argentina. Más grave aún: que capitales originados en los carteles del narcotráfico recurran al lavadero argentino se traduciría en un incremento de las actividades (los crímenes y el ensanchamiento del poder) de esos sectores en el país. A la luz de esos riesgos y amenazas, hasta la plaga del "capitalismo de amigos" parece más benévola.

Lo que vendrá

El creciente desorden bajo los cielos kirchneristas y su progresiva anemia parlamentaria representan una pesadilla para la Casa Rosada, a la luz del calendario electoral y la evolución de la crisis económica. La última semana Néstor Kirchner infló el pecho y les vendió confianza a varios de sus seguidores, asegurándoles que "ganaremos las elecciones del 2009". Se regodeó con la idea de que esa victoria desmentiría los pronósticos de la prensa: "La gozaremos más", dijo. Kirchner actuaba menos como vaticinador que como jefe de huestes vacilantes. ¿A qué oficiar de oráculo? Como enseñaba Cicerón: "Nada se gana con saber lo irremisible, pues es una desdicha atormentarse en vano".

No en el lejano mes de octubre, sino hoy mismo, en vísperas de las fiestas de fin de 2008, las encuestas indican que el oficialismo perdería al menos 4 de los principales distritos: Capital, Córdoba, Santa Fé, Mendoza. En la provincia de Buenos Aires se encuentra la esperanza oficialista, pero allí viene mal barajado en los pueblos rurales y, además, los municipios del primer cordón del Gran Buenos Aires suelen votar siguiendo las mismas tendencias porteñas. La ilusión se concentra en el núcleo duro del segundo y tercer cordón granbonaerenses.

El kirchnerismo tiene, en cualquier caso, el problema de los candidatos en la provincia de Buenos Aires; sólo cuenta con dos nombres que atraen intención de voto, pero por el momento tienen ocupación: son el gobernador Daniel Scioli y el jefe de gabinete Sergio Massa.

La idea de que el mismísimo Néstor Kirchner tome la bandera de una candidatura (a senador o a diputado) tiene su plausibilidad desde la perspectiva de un sinceramiento de la situación y la búsqueda de levabntar el espíritu de sus ejércitos; pero los estudios demoscópicos no son alentadores. Al ex presidente sólo se le asigna un 9 por ciento de intención de voto.

Así y todo, Kirchner podría no estar demasiado lejos de la verdad cuando se proclama ganador… a condición de que por ganar sólo se entienda salir primero. Podría ocurrir que el kirchnerismo consiguiera sacar más votos que cada una de las fuerzas que se le opongan. De hecho, a eso ha quedado reducida su estrategia electoral. Sucede, con todo, que si salir primero ante una oposición dispersa sólo equivale a obtener el 28 a 34 por ciento de los votos, esa presunta victoria se transformaría en una victoria a lo Pirro. Es que las del 2009 son elecciones parlamentarias (y en ellas el oficialismo es el que más bancas pone en juego). Con esos porcentajes, Kirchner perdería su ya desflecado poder parlamentario y –lógica consecuencia- caerían los superpoderes, se modificaría la relación de fuerzas en el Consejo de la Magistratura que controla la disciplina judicial y se terminaría de indisciplinar el redil del justicialismo que aún obedece a Olivos. El peronismo buscaría nuevos ejes de reagrupamiento.

Aún si, pese a los esfuerzos que hoy se observan, las fuerzas de la oposición no hubieran conseguido para los comicios próximos suficiente coordinación y convergencia, sin duda estarían en condiciones de coincidir en el Congreso con bancas suficientes para acotar las arbitrariedades del Ejecutivo. El kirchnerismo, acostumbrado a gobernar con la suma del poder y la caja, se encontraría ante un dramático momento de decisión. Cruel incertidumbre.

diciembre 10, 2008

REALIDADES, VERDADES Y UN ACERTIJO



La muy promocionada cumbre del peronismo disidente terminó transformada en una solicitada publicada en el diario Clarín donde muchos firmaron y otros, no. Esta realidad es también una verdad. Una verdad un poco triste que quizá tenga remedio -contradigamos a Serrat- una vez que alguno de los muchos aspirantes al liderazgo del peronismo en su conjunto, firmantes de la solicitada o no, emerja con el discurso superador de la deplorable instancia kirchnerista.

Cada día es más fácil resolver el acertijo, en tanto los Kirchner continúan empujando a la Argentina hacia los mismos abismos del pasado y eligiendo el rumbo, siempre mal y en contra del interés nacional.

También cada día es más fácil adivinar quienes NO pueden sustituirlos ya que básicamente participan de muchos de sus presupuestos ideológicos en materia de política internacional, por ejemplo, o aprueban una o varias de sus disparatadas medidas económicas o callan ante los atropellos a la legalidad.

El nuevo líder emergente del peronismo es, en esta nueva instancia global, pro-yanqui y no pro-ruso. Comprende que el nuevo presidente de los Estados Unidos pertenece al centro-derecha globalizador. Entiende perfectamente que si la Argentina no es capaz de volver a la legalidad y modernizar su economía, no tendrá ya chances de crecer. Es tan republicano y constitucionalista como Carrió y está dispuesto a renovar al peronismo corrigiendo la percepción negativa que buena parte de la sociedad tiene de éste. Es federalista, pero federalista en extremo, dispuesto a promover y conseguir lo que desde Alberdi hasta ahora no se consiguió. Defiende la ley. Es peronista y, desde siempre, amigo y socio de los que, proviniendo de otra formación política, sostienen las mismas premisas. Porque lleva consigo la verdad, va a predominar.

¿Quién es?

diciembre 07, 2008

Panorama político nacional de los últimos siete días

Plan C (de Contingencia)

con D (de Desconfianza)


por Jorge Raventos


El miércoles 10 de diciembre el matrimonio Kirchner celebra su sexto año en el gobierno de la Argentina y la rama femenina de esa sociedad conyugal cumple el primero como titular formal de la administración. Más allá de la cosmética y las sonrisas dibujadas para los registros fotográficos, el festejo estará atravesado por la melancolía: ya es evidente para todos (y en primer lugar para las figuras principales) que a la era K, alguna vez imaginada como un obstinado pas de deux de 16 años, sólo la ilumina el crepúsculo.

Victoria electoral, derrota política

En octubre de 2007, cuando recaudó el 45 por ciento de los votos emitidos, la señora de Kirchner presumió probablemente que el sueño familiar seguía viento en popa: con una oposición dividida, ¿quién le haría sombra a un gobierno con poderes extraordinarios, supremacía parlamentaria y una caja concentrada, ahora que, además, asumía la representación alguien conciente de que había que mejorar los modales exhibidos en la primera etapa y darle prolijidad a las formas?

Si se observaba con más atención, si se examinaba el contenido de aquel 45 por ciento, podían recogerse, sin embargo, algunas tendencias menos tranquilizadoras. El oficialismo, que durante sus años de apogeo había conquistado el apoyo de la opinión pública, había sido vapuleado por las clases medias urbanas y había caído derrotado no sólo en la Capital (lo que no es poco), sino en virtualmente todas las grandes ciudades del país. Las claves del porcentaje obtenido por la señora de Kirchner eran dos: las ciudades medianas y pueblos del interior y los votos del cordón industrial del Gran Buenos Aires, aportados por la estructura política del justicialismo de esos distritos.

En esta columna se señaló entonces que "si bien se mira, la victoria electoral obtenida por la primera dama es la coronación de un fracaso político. El kirchnerismo, desde el inicio de su gestión, procuró transformarse en expresión de algo nuevo, diferenciado del peronismo. Tanto el presidente como su esposa tomaron distancia de las tradiciones y la simbología peronista, y dedicaron a muchos de sus dirigentes palabras y señales de cuestionamiento y desprecio, resumidas en aquellas alusiones a Don Corleone que la primera dama dedicaba a su antiguo benefactor, Eduardo Duhalde, y al denigrado aparato bonaerense (…)El oficialismo transita ahora por un limbo en el que debe encontrar un equilibrio nuevo en su cúspide y digerir el fracaso de su proyecto de mudanza del peronismo a la transversalidad".

En rigor, antes que con las amenazas potenciales que lo acechaban comenzó a chocar con su propia sombra y a derrochar inclusive el capitalito electoral que había recoletcado. En pocas semanas (iniciadas antes aún de que la señora de Kirchner asumiera) tuvo que desproveerse de otro ministro de Economía (a esa altura ya había perdido tres), Néstor Kirchner se introdujo en una farsa internacional montada por su amigo Hugo Chávez y destinada a dar aire a la narcoguerrilla colombiana y a erosionar al gobierno constitucional de Colombia, que concluyó en un fiasco. Sobre llovido, mojado: en Buenos Aires se destapó el affaire de las valijas venezolanas repletas de dólares, primer capítulo de un escándalo que daría ( y dará) que hablar, el del financiamiento de la campaña que llevó a la señora de Kirchner a la Casa Rosada.

En marzo de 2008, apenas a tres meses de iniciar su gestión y a cinco de conseguir 45 de cada 100 votos emitidos en los comicios presidenciales, la esposa de Néstor Kirchner contaba en las encuestas con una imagen positiva de alrededor de 30 puntos. La caída hasta allí había sido notable. Pero sería mayor, porque en esos días se lanzaba el choque del gobierno con el campo, tras la imposición del sistema de retenciones móviles.

La caída

La rebelión del campo fue la primera manifestación vigorosa enfrentada contra el sistema de poder de los Kirchner y en el curso de esa batalla –promovida desde el centro del poder- el oficialismo no sólo perdió uno de sus dos principales sostenes electorales (pueblos y ciudades medianas del interior), sino que desgastó su sistema de disciplinamiento interno.

Hasta esos momentos, a caballo de una época de vacas gordas alentada por los altos precios de las exportaciones argentinas, el gobierno había edificado un sistema de poder hipercentralizado, basado en la confiscación de recursos del país interior y su concentración en la Caja Rosada, con la posibilidad de condicionar así el poder de cámaras legislativas, gobiernos provinciales y buena parte del sistema judicial, además de ejercer el control de las calles con un dispositivo clientelar.

La derrota política ante el campo –consumada en el Congreso y coronada con el voto no positivo del vicepresidente Julio Cobos- le enajenó al sistema K buena parte de esos mecanismos: perdió la calle, perdió el campo, tuvo que buscar nuevos recursos (que lo condujeron a expropiar a 9 millones de futuros jubilados en sus cuentas de capitalización), se dispersó su tropa (que ahora sólo se disciplina residual y laboriosamente) y se vio forzado a acentuar su abandono del discurso de la "nueva política" y la "transversalidad" y a replegarse defensivamente sobre las trincheras del aparato del PJ bonaerense. Las encuestas reflejaron el deterioro: tanto la señora como su esposo y gran elector cayeron en imagen positiva y no han dejado de hacerlo hasta hoy, cuando registran (dependiendo de la firma investigadora) poco más o poco menos de veinte puntos.

Entretanto, la lista de bajas sensibles sufridas por el sistema que Kirchner controlaba acompaña ese proceso y es elocuente. Ya tomaron distancia o cruzaron la calle el vicepresidente Julio Cobos, el ex jefe de gabinete y socio principal de la primera etapa K, Alberto Fernández, ex gobernadores como Felipe Solá, Jorge Obeid, Sergio Acevedo, Aníbal Ibarra, José Manuel De la Sota, gobernadores como Mario Das Neves, ex ministros como Roberto Lavagna y Martín Lousteau. Esa nómina está lejos de haberse cerrado. Junto al antikirchnerismo que cultivan hace largo tiempo sectores del peronismo (y, por cierto, también sectores de la oposición no justicialista), empieza a perfilarse un conglomerado post-kirchnerista.

Hay también otro sector en fuga: es de las corrientes que en los tiempos más caudalosos de la hegemonía K creyeron (o simularon creer, lo mismo da) en el sedicente carácter progresista del oficialismo. Mientras regaba el consumo y subsidiaba como si los recursos fueran infinitos, el gobierno convencía a algunos de que todas sus políticas tenían un sentido progresista y redistribuidor. Ahora, cuando a pesar de los años de vacas gordas de que gozó el país las cifras de pobreza e indigencia se encuentran en los alrededores de las que se registraban en la crisis de 2001 y 2002, esos mismos sienten que el relato progresista se fue al diablo y buscan nuevos horizontes. Esta semana dieron las hurras y partieron los grupos ultras gerenciados por Jorge Ceballos y Humberto Tumini. Son pérdidas simbólicas, más que numéricamente relevantes, aunque resienten aún más la pérdida del control callejero por partedel sistema K, cada vez más dependiente en ese campo de sus costosas y vacilantes negociaciones con el sindicalismo que acaudilla Hugo Moyano.

Hoy no alcanzan los llamados telefónicos y las presiones de Néstor K. para poner en caja a su propia tropa y sostener como en los últimos cuatro años el principio de obediencia debida. Cuando las encuestas de opinión pública revelan que la titular oficial del Ejecutivo y el gobierno en su conjunto recaudan en la sociedad ocho juicios negativos por cada dos favorables la apuesta por obediencia ha dejado de ser redituable.

El desgranamiento del frente gubernamental se manifiesta también en las bajas forzadas por el vértice K. Las más notorias han sido las de Héctor Capacciolli, y la de la titular de Medio Ambiente, Romina Piccollotti. Que ambos hayan formado parte de los equipos tutelados por Alberto Fernández y que el gobierno deslice de ambos a la prensa irregularidades de orden, digamos, administrativo-monetario, puede ser un síntoma de que el oficialismo procura derivar hacia el llamado "albertismo" los cuestionamientos de orden moral que apuntan contra el gobierno. La guerra es otra evidencia de la centrifugación.

La inseguridad y la contingencia

Parte de la herencia que escritura el kirchnerismo crepuscular consiste en inseguridad ciudadana e indefensión. Una política sistemática devaluó la autoridad y limitó severamente el control institucional de las calles. En los papeles el país cuenta con muchas fuerzas armadas y de seguridad (más que la mayoría de los estados: hasta hay una especial para el control de aeropuertos), pero éstas están insuficientemente perterechadas, su personal está magramente remunerado, el empeñamiento que se dispone para ellas es caprichoso (fuerzas de control de fronteras son empleadas para funciones de policía urbana, por ejemplo), su presupuesto, en particular por comparación con los que imperan en la región, es escuálido y la losa moral con la que se las sigue sofocando parece una condena perpetua e ilevantable.

Las voces civiles y políticas que se alzan para reaccionar ante la inseguridad (un fenómeno alarmante, que vuelve a provocar la movilización ciudadana) son cuestionadas o destratadas por el progresismo y por el oficialismo. El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, se ha pronunciado con firmeza tanto sobre el tema de la inseguridad como del fenómeno paralelo y vinculado de la droga (ha rechazado la idea de la despenalización del consumo) y lo han castigado desde aquellas trincheras: un hombre de acceso fácil a Néstor Kirchner como Horacio Verbitsky definió como "desatinadas" y "represivas" las propuestas del gobernador bonaerense y lo acusó impulsar medidas que "contradicen políticas del gobierno nacional y resoluciones del sistema interamericano de derechos humanos". La cuestión de la inseguridad es una línea de falla en la inestable geología del oficialismo.

A esta altura, de todos modos, lo que concentra la atención del gobierno es la crisis, ese fenómeno que apenas semana atrás minimizaba, considerándolo problema de otros, "de los países del primer mundo". Eran los tiempos en que la señora de Kirchner hablaba en Washington del "efecto jazz" y les aconsejaba a las democracias avanzadas que pusieran en marcha "un plan B" (que la Argentina no necesitaba, según ella).

A falta de Plan B, esta semana la señora anunció un Plan C, es decir, lo que han bautizado como Plan de Contingencia para afrontar la crisis.

Un capítulo del Plan C está destinado a buscar recursos (o mirado desde otro lugar del mostrador: contribuir a blanquearlos). Ese fragmento del proyecto reside en una moratoria impositiva (vastamente cuestionada porque destruye una cultura tributaria basada en que se beneficie el que cumple, no el que evade) y en un plan de blanqueo de capitales que para muchos (sin excluir a embajadores de países poderosos) entraña el riesgo de dar piedra libre al lavado de dinero producto del crimen, la corrupción, el narcotráfico. No sería la primera vez que se buscan recursos de la venta de absoluciones.

El otro fragmento de la propuesta reside en derivar fondos del sistema jubilatorio para favorecer la compra de automóviles y electrodomésticos, alentar el consumo, hacer algunas obras públicas y dar crédito a empresas. Es decir: como para exhibir las características de su progresismo, lo que en los papeles se promete es que los jubilados subsidiarán con sus recursos (un pozo común que integra los fondos de capitalización recientemente expropiados y aún en situación litigiosa) el consumo y el crédito. Aunque los jubilados dedican al consumo la totalidad de sus limitados haberes, no se ha mencionado la posibilidad de derivar sus propios fondos a incrementos que sin duda dinamizarían velozmente la máquina económica.

En verdad, el Plan fue recortado y pegado vertiginosamente para que la presidente pudiera anunciarlo la semana que pasó, pero está lejos de hallarse concluido y más lejos aún de poder explicar su consistencia interna. Se desconoce, por caso, cómo se financiará sin desfinanciar simultáneamente otras obligaciones del Estado. No son pocos los economistas que presumen que se están contabilizando los mismos recursos para varios objetivos. El campo ha subrayado que las medidas que se anunciaron son irrelevantes para el sector y no mueven el amperímetro de la producción, de la rentabilidad ni de las perspectivas exportadoras.

Más allá de las críticas basadas en las matemáticas financieras, quizás el punto más vulnerable del plan oficial se encuentre en un punto menos cuantificable pero no menos influyente: la pérdida de confianza de los ciudadanos, determinada por la fabulación oficializada (emblemáticamente: las cifras del INDEC), los cambios erráticos de orientación, las medidas que afectan la propiedad y el ahorro de personas y empresas, los prejuicios intervencionistas. En 1995, en un libro titulado La societé de confiance, Alain Peyrefitte señalaba con agudeza que "el Capital y el Trabajo –considerados por los teóricos del liberalismo tradicional, así como por los técnicos del socialismo, como los factores del desarrollo económico- son en realidad factores secundarios". Agregaba que "el factor principal" que afectaba positiva o negativamente a aquellos factores clásicos era un "tercer factor inmaterial", un factor cultural: la confianza. "La sociedad de desconfianza –escribía Peyrefitte- es una sociedad temerosa, una sociedad en que la vida en común es un juego de suma cero, incluso de suma negativa…" mientras que "la sociedad de confianza es una sociedad en expansión, ganadora-ganadora (si tú ganas, yo gano)".

El crepuscular Plan de Contingencia del gobierno kirchnerista tiene inconsistencias internas, es irrelevante para el campo, olvida a los jubilados (salvo para tomar de su bolsa para el financiamiento). Pero su debilidad mayor reside en que el gobierno que lo propone ha perdido (ha derrochado) la confianza pública. En apenas un año (o seis, si quiere).

diciembre 03, 2008

Documento Histórico

MEMORIA / Diálogo inédito
(Valioso material publicado en Enfoques del diario La Nación hace diez años y rescatado para el Foro por Jorge Raventos)

El nacimiento de la patria peronista



En diciembre de 1944, un puñado de hombres clave asistió a una reunión reservada en la que Perón, vicepresidente del gobierno de facto, anticipó con precisión implacable cómo sería la Argentina bajo su poder.

Domingo 17 de mayo de 1998 Publicado en edición impresa

EN diciembre de 1944, la situación del gobierno de facto presidido por el general Edelmiro J. Farrell se había tornado muy difícil. La guerra mundial estaba en su última etapa y el triunfo aliado era incontenible. La posición neutralista del gobierno argentino lo había aislado del resto de los países latinoamericanos y de los Estados Unidos. La oposición interna exigía insistentemente la normalización institucional y las presiones acosaban al régimen militar.

En este contexto, el 12 de diciembre se realizó una reunión reservada entre el coronel Juan Perón y un grupo de personalidades vinculadas a sectores financieros, cuya lista se detalla aparte. La transcripción de lo conversado en esa ocasión quedó en manos de la familia del doctor Augusto Rodríguez Larreta y ahora se da a conocer por primera vez.

Es interesante subrayar que el invitante fue Mauro Herlitzka, directivo de Sofina, el holding al que pertenecía la Chade, compañía de electricidad que proveía de energía a Buenos Aires y que en 1938 protagonizó un gran escándalo al obtener la prórroga de su concesión.

Perón siempre tuvo buenas relaciones con la Chade y durante su gobierno la empresa nunca fue molestada. En la carta que envió desde Martín García a Eva Duarte, el 14 de octubre de 1945 (publicada por primera vez en El 45), le dice: "El amigo Brosen (sic) puede serte útil en estos momentos porque ellos son hombres de muchos recursos". Se trataba de René Brossens, a la sazón gerente de la Chade.

Además, según la transcripción de la reunión antedicha, Perón concurrió acompañado por el doctor José Figuerola, vinculado profesionalmente a la Chade, quien luego desempeñaría un cargo importante en su gobierno.

Es interesante destacar las posiciones expuestas por Perón en relación con sus interlocutores, difícilmente compatibles, así como la seguridad con que expone lo que considera su fuerza política.

El lector juzgará el valor histórico de este documento.

La amenaza comunista

Herlitzka: -Tal vez quisiera el señor coronel exponer algunos puntos de vista sobre la situación general del país, en estos momentos tan graves.

Perón: -La situación general del país parece un tema amplio. Entiendo que lo que a mí corresponde es hablar del problema social, de la obra que realizamos en la Secretaría del Trabajo. Para apreciar nuestra obra en este aspecto, es necesario recordar el estado en que se hallaba el país cuando hicimos la revolución. Existía ya una importante organización comunista. El comunismo argentino estaba en la primera de las dos etapas comunistas. Viene primero la etapa del comunismo de acción y después la etapa del comunismo de masas. El comunismo de acción se caracteriza por la ocupación por miembros del Partido Comunista de los cargos directivos de las entidades obreras. Son esos hombres, desde esos puestos estratégicos, los que están destinados a realizar la acción de proselitismo. Puedo afirmarles que el cuarenta por ciento de los dirigentes obreros eran comunistas.

Hirsch: -¡Cuarenta por ciento!

Herlitzka: -Es un porcentaje alarmante.

Perón: -La situación era grave. Por eso les digo a quienes se quejan de algunas medidas del Gobierno, que les resultan onerosas, que es mejor resignarse a entregar una parte de lo que se tiene, que no perderlo todo.

Rodríguez Larreta: -Si me permite el señor coronel, nosotros -me refiero a este sector- no estamos aquí porque nos preocupa la conservación de intereses materiales. Son otras nuestras preocupaciones...

Perón: -Esos dirigentes obreros comunistas son los que están hoy en Martín García y en Neuquén, porque los he metido presos a todos. Felizmente tuvimos tiempo de anticiparnos a la realización de los planes que los comunistas tenían preparados. Poco tiempo después del 4 de junio debió estallar una huelga general revolucionaria. Pero nosotros transamos con ellos y conseguimos postergarla. Entretanto, convencido yo personalmente de que el Departamento Nacional del Trabajo estaba colocado bajo la dirección de un funcionario que no le hacía rendir buenos frutos, propicié la creación de la actual secretaría de Trabajo y Previsión, y pasé a actuar al frente de ella. El problema consistía en resolver la cuestión social. En realidad, frente al comunismo, sólo se puede adoptar una de las siguientes actitudes: 1) destruir por la violencia toda organización comunista; 2) hacer a los obreros promesas que no se cumplen, como antes; 3) quitarle su razón de ser, satisfaciendo con justicia las reclamaciones obreras. Es este último el camino que yo he elegido; siempre he creído mejor hacer que desaparezcan las causas, en vez de empeñarme en destruir sus efectos.

Moltedo: -Si me permite el señor coronel, yo le preguntaría si la acción represiva contra el comunismo, llevada a cabo en forma violenta, no es susceptible de agravar el problema, en vez de resolverlo.

Perón: -Absolutamente. Acabo de señalar que el 4 de junio la situación era mucho peor que ahora, de manera que difícilmente puede afirmarse que la represión ha agravado las cosas.

Moltedo: -Sin embargo, creo haberle oído al señor coronel decir que es justamente hace muy poco que se ha exteriorizado la acción comunista en forma virulenta, con una virulencia que antes no tenía. Por otra parte, antes del 4 de junio no había en el país un problema comunista de importancia.

La organización sindical

Ordóñez: -El actual gobierno ofrece una involuntaria ayuda al comunismo argentino. La misma organización sindical, en la que buena parte de los obreros concurrentes acusa un visible oportunismo, puede resultar -y me fundo, para decirlo, en apreciaciones recogidas en fuentes gremiales- un magnífico plato servido para esos dirigentes comunistas a los cuales se refiere el señor coronel, que hoy están en Neuquén o Martín García.

Perón: -Esas son dialécticas... ¡Pura dialéctica! Está perfectamente probado que cuando a los obreros se les da lo que piden se ponen a favor del gobierno; se hacen conservadores. Yo estoy muy tranquilo sobre el porvenir de nuestros sindicatos. Nosotros velaremos por ellos. Serán lo que son en Inglaterra. Según un estudio que justamente acabo de leer, el número de los trabajadores ingleses agremiados, bajo el control del Estado, alcanza a ocho millones.

La cuestión política

Cantilo: -¿No le parece que para resolver el problema gremial y cualquier otro problema, debe pensarse primero en resolver el problema político?

Perón: -Creo que el problema político es secundario, como cualquier otro problema; el primer problema a resolver es el social.

Rodríguez Larreta: -Por mi parte, no me convence esa subordinación de todos los problemas al de la agremiación obrera. Existe una estrechísima relación entre el problema obrero y el problema político, y la suerte de los sindicatos corre siempre pareja con la suerte de los regímenes políticos bajo los que han nacido y se han desenvuelto. En Inglaterra, viven las trade unions porque allí existe vida política, allí todo vive con vida propia porque todo ha nacido allí bajo el amparo de la libertad, por generación espontánea y no por artificio. La contraprueba de lo que digo nos la ofrece Italia. El fascismo creó en Italia sindicatos que el señor coronel tuvo ocasión de conocer: búsquelos ahora.

Perón: -¿Y de dónde saca que aquí no hay vida política como en Inglaterra?

Rodríguez Larreta: -No hay vida política donde no hay libertades, ni gobierno representativo.

Perón: -Aquí las hay pero están interrumpidas por una etapa de gobierno revolucionario.

Rodríguez Larreta: -Una etapa que se va haciendo demasiado larga.

Perón: -A mí me parece que demasiado corta. Debo insistir. Después de la guerra vendrán situaciones graves en todas partes; y yo me he propuesto darle al Estado argentino el máximo de solidez para que pueda estar a cubierto de todo riesgo. Para esto he creado lo que yo llamo el seguro y el reaseguro. El seguro consiste en lograr una organización sindical para cada gremio, en forma de que los trabajadores, de todas las actividades, posean una única organización con la cual deben necesariamente tratar los capitalistas, bajo la lupa o supervisión del Estado. Mediante este sistema, y apoyando las reclamaciones obreras en todo lo que ellas tengan de justo y atendible, ya estoy logrando la solución del problema social argentino. Llamo a esto el seguro, porque los sindicatos organizados en la forma indicada serán colaboradores del Estado y asegurarán a la colectividad contra todo riesgo de perturbación que pueda ser ocasionados por influencias extrañas. Ahora bien, si alguno o algunos sindicatos, a pesar de haber recibido para los trabajadores respectivos todas las satisfacciones posibles, llegaran a colocarse frente al Estado y en vez de ser factores de colaboración y de orden fueran instrumentos de rebelión, entonces funcionaría lo que yo llamo el reaseguro: cien mil hombres bien adiestrados, bien disciplinados, bien armados, que constituirán nuestro ejército permanente, y que tendrán la misión de poner en vereda a todo el que se alce contra la autoridad del Estado.

El llamado a elecciones

Rodríguez Larreta: -Se habla de tener los padrones electorales listos. Esto permitiría alentar la esperanza de que el pueblo será convocado a elecciones; pero enseguida se agrega que los padrones no podrán estar depurados hasta noviembre del año que viene. Por una razón o por otra, el Gobierno parece creer que el país puede continuar dos o tres años más, bajo autoridades de facto.

Perón: -¡Qué fácilmente se arreglan las cosas desde afuera! No somos nosotros sino la Constitución la que exige un proceso largo para la depuración de los padrones. Yo les pregunto a los jueces federales, y todos me han dicho que no podrían estar los padrones antes de noviembre del año que viene, sin transgredirse disposiciones constitucionales. Y ustedes saben que este Gobierno cumple y cumplirá la Constitución.

Moltedo: -Desconfío de mi versación en derecho público, pero a pesar de ello puedo asegurarle al señor coronel que la Constitución y las leyes que la reglamentaron quieren, sobre todo, que la Nación no carezca de sus mandatarios legales, normales, elegidos por el pueblo. Y si esto llegara a producirse, cualquiera sea la causa, también quiere que el retorno a la normalidad sea inmediato.

Perón: -Pero entonces yo me encuentro frente a dos disposiciones contradictorias: una que ordena esperar hasta noviembre y otra que obligaría a convocar a elecciones rápidamente. ¿Cuál debo cumplir?

Moltedo: -Pero, señor coronel, una es de fondo y la otra, de mera forma. No hay duda sobre cuál debe cumplirse.

Rodríguez Larreta: -Las pequeñas deficiencias de un padrón electoral no pueden influir de una manera decisiva sobre la suerte del país.

Perón: -Está equivocado. Los padrones tienen mucha importancia. Es en la alteración maliciosa de los padrones que el fraude tuvo su primera expresión; y no puede concebirse un gobierno auténticamente representativo si no se cuenta con padrones limpios. El gobierno tiene su plan y ha de cumplirlo en todas sus fases. La obra de la revolución se llevará a cabo inexorablemente.

Rodríguez Larreta: -Lo único que se pide es que el gobierno publique su plan, que lo haga conocer al país.

Perón: -¡Ah, sí! Vamos a hacer conocer nuestro plan al enemigo!

Rodríguez Larreta: -Es triste que el "enemigo" sea el propio país.

Perón: -Tenemos muchos enemigos y no vamos a darles armas.

Moltedo: -La revolución se hizo, y así lo proclamó, con el propósito de restablecer la normalidad institucional entregando el gobierno de la Nación a los auténticos representantes del pueblo, a hombres alejados de la politiquería subalterna, con antecedentes y con una línea de conducta pura, que constituyera por sí misma la mejor garantía de que sabrán dirigir con acierto los destinos del país. ¿Es así señor coronel?

Perón: -Es así.

Moltedo: -Bien, entonces la forma no tiene importancia.

Perón: -Pero si nosotros convocáramos ahora a elecciones, sería para que volvieran los viejos políticos anteriores que tanto daño causaron.

Ni nazi ni marxista

Perón: -Yo no tengo, por lo demás, nada que ver con la política. La política la dirige el señor Presidente de la Nación, con asistencia del ministro del Interior. Yo soy un coordinador económico-social.

Ordóñez: -Sin embargo, nadie duda de que usted tiene una gravitación decisiva en la marcha del gobierno. Todo el mundo lo reconoce.

Perón: -Porque éste es el país de los chismes.

Ordóñez: -Oliveira Salazar, el dictador portugués, dice que en política las apariencias hacen función de realidades. Usted cargará con el mayor lote de responsabilidad por los actos de este gobierno.

Perón: -¿Qué le voy a hacer? Cada cual nace con su destino, y yo cargaré con el mío. Pero les repito que nada tengo que ver con la dirección política. En cuanto a mi posición política personal no ha de ser mala porque me combaten los comunistas y los nacionalistas. Debo estar en un buen término. No soy ni nazi, ni fascista, ni comunista.

Rodríguez Larreta: -Lo que le falta es ser demócrata, y estaríamos todos de acuerdo.

Perón: -¿Ser demócrata? ¿Pero entonces usted no lee los diarios?

Rodríguez Larreta: -Lo que usted quiere preguntar es si yo leo sus discursos, que constituyen la única expresión libre contenida en los diarios. Sí, coronel, los leo. Pero en ninguno he visto una verdadera profesión de fe democrática.

La libertad de prensa

Ordóñez
: -Todas las mañanas Cabildo despotrica contra la democracia, contra nuestras instituciones y contra los ideales que nos son más caros. Nada se le puede contestar. Sólo ellos, los que piensan como el Gobierno, tienen libertad de hablar.

Perón: -Pero escriba un artículo y contéstele a Cabildo lo que quiera.

Ordóñez: -¿En dónde?

Perón: -En otros diarios.

Moltedo: -¿Cómo? ¿Acaso es posible decir libremente lo que se piensa? ¿Puedo yo escribir un artículo exponiendo mi divergencia con el gobierno del señor coronel?

Perón: -Puede escribirlo bajo su responsabilidad y ateniéndose a las consecuencias. En el país hay estado de sitio y tendrá que considerarse si su artículo afecta o no las normas establecidas por el estado de sitio.

Moltedo: -Lo cual equivale a decir que no hay libertad de prensa. Bien sabe el señor coronel que ningún diario publicará mi artículo si en él critico la política del Gobierno.

Despedida

Moltedo: -Hemos llegado a esta reunión con gran preocupación y con una esperanza. Veníamos preocupados por la suerte de nuestro país, que se presenta tan sombría. Traíamos la esperanza de que el señor coronel acogiera la expresión de nuestro anhelo, compartido por la inmensa mayoría de los argentinos, de un pronto retorno a la normalidad constitucional. Nos vamos con la misma preocupación que traíamos, con una profunda angustia y ya sin esperanzas.

Los elegidos a la mesa

Adolfo Bioy (1882-1962), padre del escritor Adolfo Bioy Casares, fue ministro de Relaciones Exteriores y Culto en 1931, durante el gobierno militar de José Félix Uriburu. Fue uno de los fundadores de la Unión Democrática, la alianza política que aglutinó a radicales, conservadores y socialistas contra Perón en las elecciones de 1946. La Revolución Libertadora lo nombró embajador extraordinario ante las Naciones Unidas.

Santiago Bacque (1889-1969) era abogado y llegó a dirigir la Revista Jurídica de Ciencias Sociales. Actuó en empresas, integró el jurado de ética del Colegio de Abogados y fue delegado de San Juan ante la Corte Suprema de la Nación.

Jose María Cantilo (1877-1953) también tuvo a su cargo la cartera de Relaciones Exteriores, pero en el gobierno de Roberto M. Ortiz (1938-41). Asimismo, fue embajador en Montevideo y en Roma.

Jose Figuerola (1897-1970) era español y en su país había participado del gobierno del dictador Miguel Primo de Rivera. Llegó a la Argentina en 1930 y tras la revolución del 4 de junio de 1943 fue designado asesor en cuestiones laborales. De ahí su vínculo con Perón. Cuando éste llegó al poder, en 1946, Figuerola se convirtió en consejero de la Secretaría Técnica de la Presidencia, donde permaneció durante tres años.

Mauro Herlitzka (1880-1969) era italiano. Llegó a la Argentina con su esposa y sus hijos, a principios de siglo. Aquí ingresó en el mundo de los negocios: en los años treinta presidió la Compañía Argentina de Teléfonos y la Compañía Anglo Argentina de Electricidad, empresa que fundó. Además de encabezar el trust de Luz y Fuerza, fue directivo de Sofina, el holding al que pertenecía la Chade (Compañía Hispano Argentina de Electricidad).

Alfredo Hirsch (1876-1956) había nacido en Alemania y, siendo joven, emigró a nuestro país. Fue hacendado, empresario y llegó a ser director general de la firma Bunge y Born.

Rodolfo Moltedo (1900-1976) era abogado, hacendado y empresario. Perteneció a los directorios de la cementera Loma Negra y del Banco Supervielle. También participó en política, dentro del Partido Demócrata Progresista.

Manuel Ordoñez (1902-1983) actuó como abogado del diario La Prensa, que Perón clausuró en 1951. También fue profesor universitario, pero debió abandonar su cátedra porque se negó a jurar la Constitución de 1949, que permitió la reelección de Perón. Por su antiperonismo lo encarcelaron. Militó clandestinamente en la democracia cristiana hasta la Revolución Libertadora.

Augusto Rodríguez Larreta (1898-1945) era abogado pero se desempeñó como periodista en La Nación entre 1921 y 1932. Ese año abandonó el diario porque fue nombrado fiscal, cargo que ocupó hasta 1933. Luego se dedicó a su estudio jurídico y a la docencia en la Universidad de Buenos Aires.
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El material que ofrecemos aquí es el producto de una versión taquigráfica tomada en el mismo momento de la reunión en la casa del señor Herlitzka. Luego, Augusto Rodríguez Larreta pasó en limpio ese registro que fue ratificado por cada uno de los invitados, con excepción de Perón y Herlitzka, que amenazó con desmentir toda la conversación si esta era publicada. Rodríguez Larreta ocultó esos papeles en el interior de un oso de peluche, lo que evitó que la policía los obtuviera durante un allanamiento a su domicilio en 1945. Sus descendientes conservaron el documento en buenas condiciones hasta nuestros días.