La muy promocionada cumbre del peronismo disidente terminó transformada en una solicitada publicada en el diario Clarín donde muchos firmaron y otros, no. Esta realidad es también una verdad. Una verdad un poco triste que quizá tenga remedio -contradigamos a Serrat- una vez que alguno de los muchos aspirantes al liderazgo del peronismo en su conjunto, firmantes de la solicitada o no, emerja con el discurso superador de la deplorable instancia kirchnerista.
Cada día es más fácil resolver el acertijo, en tanto los Kirchner continúan empujando a la Argentina hacia los mismos abismos del pasado y eligiendo el rumbo, siempre mal y en contra del interés nacional.
También cada día es más fácil adivinar quienes NO pueden sustituirlos ya que básicamente participan de muchos de sus presupuestos ideológicos en materia de política internacional, por ejemplo, o aprueban una o varias de sus disparatadas medidas económicas o callan ante los atropellos a la legalidad.
El nuevo líder emergente del peronismo es, en esta nueva instancia global, pro-yanqui y no pro-ruso. Comprende que el nuevo presidente de los Estados Unidos pertenece al centro-derecha globalizador. Entiende perfectamente que si la Argentina no es capaz de volver a la legalidad y modernizar su economía, no tendrá ya chances de crecer. Es tan republicano y constitucionalista como Carrió y está dispuesto a renovar al peronismo corrigiendo la percepción negativa que buena parte de la sociedad tiene de éste. Es federalista, pero federalista en extremo, dispuesto a promover y conseguir lo que desde Alberdi hasta ahora no se consiguió. Defiende la ley. Es peronista y, desde siempre, amigo y socio de los que, proviniendo de otra formación política, sostienen las mismas premisas. Porque lleva consigo la verdad, va a predominar.
¿Quién es?
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