AVISO

A partir del 1° de Diciembre, este foro cesa su actividad, atento a que la nueva etapa de formación de líneas alternativas dentro del peronismo requiere, más que la ya agotada discusión acerca del PJ, un trabajo específico de análisis y propuestas que puedan fortalecer a los nuevos liderazgos peronistas liberales.

Nuevas notas en nuestra nueva página:

PERONISMO LIBRE
LA REVISTA DEL PERONISMO LIBERAL
http://peronismolibre.blogspot.com/

Últimas entradas

noviembre 28, 2009
Panorama político nacional de los últimos siete días
El ruido de un poder que se desploma

por Jorge Raventos

noviembre 25, 2009
POLITICA, CORRUPCIÓN Y BARRAS BRAVAS

por Claudio Chaves

noviembre 23, 2009
COMUNICADOS DE PRENSA - Del 23 al 30 de Noviembre

noviembre 23, 2009
LAS VÍSPERAS

febrero 12, 2008

SITUACIÓN DEL PERONISMO por Claudio Chaves

Por estos días el “peronismo de estado” se dispone a organizar el partido. Todo indica que lo presidirá el Doctor Kirchner y sus amigos. Los padrones del PJ no se actualizarán, no habrá re-afiliaciones pues como dice Kunkel “hacerlo implica que las elecciones internas se realizarán en el año 2009” y eso sería un disparate. De manera que como el gobierno está apurado, se hacen ya. A como sea.
No les preocupa la legitimidad de las futuras autoridades partidarias ni les quita el sueño su origen espurio puesto que los que participarán del “nuevo” PJ serán aquellos cuya representatividad ha sido otorgada por el voto ciudadano el 28 de octubre(Kunkel Debate 26/1/08). Así estamos según las últimas declaraciones de los responsables o irresponsables del nuevo armado.


HAGAMOS UN POCO DE HISTORIA

El peronismo nació de manera súbita. Se hizo presente de golpe. Inesperadamente. Precisamente el día que el Coronel arribó a la Secretaría de Trabajo desde donde desarrolló su obra de reivindicación social. Todo el año 44 fue su carta de presentación. En una gigantesca movida de realizaciones, decretos, leyes, encuentros, concentraciones y discursos, Perón, desplegó su programa y su proyecto. El tomo 6 de sus obras completas revela la formidable labor desarrollada por el Coronel en dicho año.

En los discursos y ponencias ante concentraciones obreras el lector puede hallar los fundamentos de lo que sería a futuro la doctrina peronista. Luego vino el 17 de octubre, movilización absolutamente espontánea, vale recordar y finalmente enancado en esa formidable ola popular, su triunfo electoral de febrero del 46 con el 54,8 % de los votos y un escasísimo ausentismo, como no se había dado hasta el momento lo que le daba a Perón una extraordinaria legitimidad.

El triunfo electoral se canalizó por medio de dos agrupaciones políticas y un partido. En una palabra tres boletas con el mismo candidato.
La Unión Cívica Junta Renovadora, los Centros Cívicos y el Partido Laborista, este último, fundado el 24 de octubre de 1945.
El 71% de los votos recibidos por Perón vinieron de la boleta laborista. Con estas fuerzas llegó al poder. Su primer Gabinete expresaba, aproximadamente, esta alianza.
Cuando faltaban pocos días para asumir, el 23 de mayo de 1946 Perón acompañado del vicepresidente, del gobernador de la provincia de Buenos Aires, algunos senadores y diputados lee por radio una proclama que entre otras cosas decía:

“Caducan en toda la República las autoridades partidarias actuales de todas las fuerzas que pertenecen al movimiento peronista.
Como Jefe, encargo en la fecha a los camaradas legisladores, que forman las autoridades (mesas directivas y presidentes de bloques) de ambas Cámaras legislativas nacionales, la organización de todas las fuerzas peronistas como Partido Único de la Revolución Nacional.”[1]

Se le hacía imperativo al Presidente Perón zafar del cordón de acero tendido por el proletariado. Para lograrlo había que disolver al laborismo que le había dado el 71% de los votos.
Al poco andar el Partido Único se transformó en Partido Peronista. Así de esta manera con funcionarios públicos elegidos en las elecciones del 46 y desde el centro del Estado nació esta nueva formación política. Esta impronta no se pudo olvidar jamás. Lleva la indeleble marca de ser una agrupación del poder y para el poder.
¿Es esto bueno? ¿Es malo? No se. Es así.
Tan importante fue el peso de los funcionarios del Estado en la construcción del partido que según su ubicación o escala en los cargos públicos su voz valía más a la hora de las decisiones partidarias. Veamos un ejemplo: Bustos Fierro, diputado por la Provincia de Córdoba fue uno de los elegidos por Perón para conformar el primer Consejo Superior del Partido. En una reunión convocada para discutir aspectos organizativos, el diputado cordobés fue señalado por los radicales renovadores como la voz autorizada para dar la opinión del grupo. Así lo hizo.

“De pronto el Senador Nacional Diego Luis Molinari (radicalismo renovador) pronunció una extensa y vehemente arenga, adhiriendo en lo sustancial a la tesis formulada por Mercante. Que contradecía lo acordado entre los radicales renovadores. Como el Senador Nacional, además de figura descollante, era Presidente del Bloque de Senadores y no aclaró que opinaba a título personal su discurso causó azoramiento y confusión”[2]

De este comentario se desprenden algunas cosas:
a) En la organización del novedoso Partido pesaban más las decisiones de aquellos funcionarios del estado ubicados en escalas más altas.
b) Y como ellos se ponían de acuerdo por encima de las identidades políticas previas.
¿Puede desprenderse el peronismo de esta marca de origen?
Durante los nueve años de gobierno el Partido Peronista no tuvo prácticamente vida propia.

“Los Consejos Superiores que se fueron sucediendo (invocándose siempre la razón de emergencia) presididos por Mercante primero, por Tessaire después y por Leloir en las últimas etapas no tuvieron otra fuente que la nominación designativa del Jefe de Partido”[3]

Entre muchas cosas esto determinó su parálisis e inacción frente al golpe del 55’.

“Lo cierto fue que tanto la organización como el aparato del Movimiento, a pesar de su frondosidad y su perfección formal demostró su inoperancia y debilidad y, salvo algunos casos aislados, su falta de previsión, de espíritu de lucha y de sacrificio para la acción en la adversidad”[4]

Perón vio el problema sin embargo no dijo nada, abordó el inconveniente sin nombrarlo. Las comunicaciones de Perón inmediatamente después del golpe hablan de la necesidad de organizar al pueblo que se halla absolutamente disperso, desorientado y en diáspora.
En una carta a Juan Garone manifiesta descorazonado:

“Hace cinco meses vengo luchando sin conseguir que el pueblo argentino se dedique a la resistencia civil”
“Esta falta de decisión para resistir a la dictadura ha surgido del hecho que los dirigentes estaban más inclinados a esperar un golpe de fortuna mediante los golpes militares (9 de junio de 1956) que por un trabajo metódico de resistencia”[5]

Aquí estaba su debilidad. No fue un partido construido para alcanzar el poder, fue fundado desde el poder para permanecer en él.
El retorno de Perón en el 73 conquistado por las luchas populares y los sindicatos reveló una vez más la inutilidad de ese estilo de construcción política. En la oposición el Partido no existía. Esa es la razón por la cual Perón, siendo Presidente por tercera vez, en su discurso del 1 de mayo de 1974 el día que echó a los Montoneros aseveraba:

“Yo quiero que el día del trabajador sea para rendir homenaje a esas organizaciones y a esos dirigentes, sabios y prudentes, que han mantenido fuerza orgánica”

Los sindicatos habían logrado lo que el Partido jamás alcanzó: fuerza orgánica.


EL RETORNO DE LA DEMOCRACIA

A partir de 1983 frente a la nueva realidad latinoamericana de retorno a la democracia y derrotado el peronismo en elecciones claras e inobjetables un proceso de democratización o renovación en búsqueda de los mariscales de la derrota culminó en la primera interna de este partido. Un intenso debate y encontronazos modificaron el perfil del partido. Ahora había que organizarse desde el llano para llegar al poder. Triunfante Menem en la interna ganó luego las elecciones nacionales. La década del 90 fue una novedosa experiencia partidaria para el peronismo que vio florecer internas provinciales y un profundo debate acerca de si debían ser abiertas o cerradas. La democracia partidaria era una realidad jamás vista en el peronismo. Las reformas del 90 generaban su correlato democrático en la vida partidaria.
Sin embargo el peronismo no pudo sobreponerse a su segunda derrota en 1999. ¿Quién fue en este caso el mariscal o los mariscales de la derrota? La respuesta va a depender según en que sector del peronismo
uno se pare.
El peronismo ya no guardaba una identidad compartida.
La contrarrevolución del 2001 avanzó en el sentido de los nuevos liderazgos latinoamericano del progresismo interventor. El triunfo de Kirchner en ese sentido marchó en la misma dirección que la corriente latinoamericana.

¿ES POSIBLE LA REUNIFACIÓN DEL PERONISMO?

La realidad argentina actual es diferente a la de los 90’. Un subido intervencionismo de estado asfixia la vida económica y corrompe a políticos, empresarios, dirigentes gremiales y el mundillo de intermediarios de la obra pública y de subsidios estatales. Un capitalismo de amigos en pos de la burguesía nacional nos retorna al pasado. Entonces se hace necesario una vuelta a la vieja vida partidaria. El gobierno nacional pretende una maquinaria política similar al del peronismo de origen. Como si Kirchner fuera Perón y la Argentina actual la del 46’. Construir un partido desde el poder y hablar de democracia y aggiornamiento es un disparate tal que no merece comentario.
Ciertamente la vieja cultura partidaria no ha desaparecido. Muchos cuadros políticos peronistas, posiblemente la mayoría, aceptarán el convite por esta inercia y por patéticas miserabilidades. ¡Al fin y al cabo las tradiciones y el pragmatismo tiran más que una yunta de bueyes.
Hay otro aspecto a señalar. En las últimas elecciones Cristina Kirchner ganó con el voto tradicional del peronismo social y el empuje de las estructuras políticas del peronismo existente. Esa novedad ha llevado al gobierno a plantearse la necesidad, no de reconstruir el partido, sino de maniatarlo y controlarlo desde el centro del Estado.
¿Qué debemos hacer la minoría que creemos y valoramos la democracia en la vida política y en la económica? ¿Irnos, participar o llamarnos a silencio en la espera de nuevos y mejores tiempos?
Si fuésemos capaces de construir una fuerte corriente en todo el país la respuesta sería muy sencilla.
La solución que ha encontrado el gobierno es dejarnos afuera o incorporarnos bajo su estricta tutela.



[1]Mackinnon, Moira: Los años formativos del Partido Peronista. Ed. Siglo XXI. Bs. As. 2002. Pag. 40
[2]Bustos Fierro, Raúl: Desde Perón hasta Onganía. Ed. Octubre 1969. Pag. 58
[3]Bustos Fierro, Raúl: Ob. Cit. Pag. 63
[4]Guardo,Ricardo: Horas Difíciles. Ed A Peña Lillo. Bs. As. 1963. Pag. 55
[5]Perón, Juan D.: Correspondencia T.1 Ed. Corregidor Bs. As. 1983. Pag. 34

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Chavez, muy buen análisis. Ahora, somos realmente una minoría? Si confrontamos a Kirchner con un líder distinto, más moderno y que realmente esté cerca del pueblo peronista, quien ganaría? Hoy la billetera del gobierno importa, pero en pocos meses va a empezar a darse vuelta. Nuestra epoca ya llega!!!
Saludos cordiales,

Marcelo Pinzón.

Anónimo dijo...

Marcelo, Claudio y todos los que lean. Es hora de que empezemos a juntarnos todos los peronistas que creemos que el kirchnerismo no nos representa. Tenemos que esperar que el pais se vaya al demonio?? Me niego a creer que los peronistas de verdad y todo el resto de la sociedad no ven la falta de modelo económico, la corrupción estructural de este sistema y la miopía cortoplacista que nos rige desde el 2002. Desde mi lugar los apoyo y espero que seamos una mayoría silenciosa (o silenciada, como prefieran). Abrazo,

Carlos P. Andeucci.