¡Hola Susana!
por Claudio Chaves
Al oír sus declaraciones luego del asesinato de su florista, un trabajador muy allegado a ella uno percibe la enorme distancia que hay entre la gente y la elite política que nos gobierna. Pero también, es preciso señalarlo, la que se prepara para sustituirla. Aquí nadie habla claro. ¡Susana sí lo hizo! Algunos candidatos se esconden frente al problema, otros dicen hay que hacer un plan, como quien propone ¿jugamos a las escondidas? Contá vos…dale. Otros observan los males de la delincuencia como si fueran relatores del infierno.
Susana ha revelado valentía. La muerte la golpeó muy cerca, es cierto. Pero ha tenido el coraje de hablar como nadie lo hace.
Dejando de lado su frase “el que mata tiene que morir” que supone la pena de muerte, debate que debiera darse toda la sociedad, el parlamento, la justicia y que es un tema controvertido. Lo fundamental de sus declaraciones ha sido:
Esto ya no da para más.
Todos los días mueren 4 o 5 personas honradas, policías, gente de trabajo…
¡Que son menores! Bueno ¡basta con los menores!
Terminenlá con los derechos humanos y esas estupideces. ¿Porque los derechos humanos no los tienen las víctimas?
Aquí hasta que los delincuentes no le tengan miedo a la policía y respeto…
Basta con la droga.
Vivimos en un estado de indefensión espantoso.
Es todo un plan de acción o como se dice modernamente una hoja de ruta y ¡Susana lo sabía!
¿Los políticos no?
Hasta que no se les lleve todo el terror y el espanto a sus guaridas asquerosas la delincuencia no será derrotada. Mientras eso no pase. Hablá Susana. Hablá.
marzo 04, 2009
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
7 comentarios:
Me recuerda un chiste de Nick.
-"Las autoridades están preocupadas por la inseguridad", dice uno.
-"¡Ah, sí!, contesta otro: "¿están estudiando el mapa del delito, están viendo como pueden reequipar a la policía, están elaborando un plan de prevención...?"
- "No, están analizando lo que le van a contestar a Susana Giménez".
¡Hola Claudio! Muy buena tu nota.
Saludos.
sh.
La resonancia de la muerte del Capitán Aldo Garrido en San Isidro, pone de manifiesto una realidad terrible. En un distrito caracterizado por una altísima inseguridad, era el único policía visible. Una "rara avis". Un caso único. Un elemento exótico. El endiosamiento de la gente, al margen de lo loable del espíritu de servicio, honestidad y actitud de entrega que lo caracterizaron, simboliza también la nostalgia por lo que no existe, por lo que alguna vez hubo o conocieron los de generaciones anteriores a la nuestra: presencia policial en las calles.
Es real que hay que reforzar el respeto hacia la institución policial por parte de la ciudadanía, y que ésta debe inspirar temor a los que delinquen, pero por sobre todo es imprescindible algo fundamental, como es la visibilidad de las fuerzas del orden en la sociedad. No puedo creer que algo tan simple no se pueda lograr.
A nadie escapa que toda esta deformación es fruto del pensamiento setentista que los anima.
Saludos.
La ecuación es muy simple: un gobierno que en línea con el pensamiento setentista ensalza la violencia como método, define a los guerrilleros como "jóvenes idealistas" y se declara "hijo putativo" de la subversión, no puede dar visibilidad a las fuerzas del orden, porque el orden no es una categoría dentro de su concepción ideológica.
Tampoco puede garantizar el bien jurídico esencial: la vida, cuando en línea con el pensamiento setentista, para los "jóvenes idealistas", la vida careció totalmente de valor.
Vivimos en un estado de indefensión espantoso, sólo comparable al de los setenta, cuando a diario morían inocentes.
Los derrotados de aquella época(mal que les pese), sin resignarse a aceptar su derrota, siguen demostrando que son capaces de volver a conjugar el verbo subvertir:
(Del lat. subvertĕre).
1. tr. Trastornar, revolver, destruir, especialmente en lo moral.
(rae)
Mi padre siempre relataba que el suyo, un español laboriosísimo, con un sentido de la obligación exacerbado, al mostrarle sus excelentes notas, nunca lo felicitaba. Simplemente le decía: "no has hecho más que cumplir con tu deber".
Garrido, sin restarle mérito alguno, cumplía con su deber. Lo terrible es que ese mismo hecho lo transformara en un ser exótico.
Cuán enferma una sociedad que transforma en elemento de culto a quien cumple con su deber.
Cuán enferma una sociedad que erige bustos en honor al cumplimiento del deber, cuando esa conducta es la que debería exigir de sus autoridades.
Más que erigir un monumento a la excepcionalidad, lo que verdaderamente honraría la memoria de Garrido sería exigir que Garrido sea la norma y no la excepción. Exigir que sean muchos los Garridos que circulen por las esquinas de San Isidro (o de cualquier otro lugar de Buenos Aires).
No viene mal recordar las palabras del rabino Sergio Bergman: "El seudoprogresismo confunde orden con represión, lo que es un grave error. También reivindica los derechos humanos, pero en un Estado democrático los derechos humanos no se reivindican: se cumplen."
Saludos.
"
Publicar un comentario