AVISO

A partir del 1° de Diciembre, este foro cesa su actividad, atento a que la nueva etapa de formación de líneas alternativas dentro del peronismo requiere, más que la ya agotada discusión acerca del PJ, un trabajo específico de análisis y propuestas que puedan fortalecer a los nuevos liderazgos peronistas liberales.

Nuevas notas en nuestra nueva página:

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LA PEQUEÑEZ DE LA NACIÓN Y LA INFELICIDAD DEL PUEBLO

¿La confusión de los diputados alcanzará a los senadores o éstos serán un poco más despabilados dándose cuenta de que lo que se discute es el robo a los ahorristas en las AFJP y no el sistema jubilatorio? ¿Hay un nuevo operativo Banelco en marcha? ¿Hay una conducción política unificada de los peronistas disidentes que pueda aliarse al resto de la oposición para crear institucionalidad? No robar al pueblo a través de leyes confiscatorias representa el grado MÍNIMO de institucionalidad que los diputados no supieron preservar y que el Senado debería rescatar para que el pueblo confíe otra vez en aquellos a quienes eligió para representarlo.

Alrededor de este tema, sobrevuela el error profundo en la visión económica de los Kirchner, que expropian, estatizan y confiscan para intentar perdurar en un esquema de gestión ya derrotado. Al peronismo disidente le cabe la obligación de reformular una política económica alternativa a la actual, que en el nombre del peronismo lo contradice y bastardea, provocando la pequeñez de la Nación y la infelicidad del pueblo.

Falta formación económica y falta liderazgo político para armonizar otra vez la economía argentina con la economía global. Al respecto son más que ilustrativas las líneas que escribe desde China Domingo Cavallo y que publica en su blog www.cavallo.com.ar

La recesión global vista desde China
por Domingo Cavallo

El domingo 9 de noviembre, cuando tomé el avión para Beijing en el Aeropuerto Kennedy de New York, elegí para leer durante el viaje los diarios financieros en su edición de fin de semana (Finantial Times y Wall Street Journal) y el New York Times en su versión dominical, siempre llena de información y de interesantes artículos de opinión. Además de los comentarios sobre los primeros pasos de Obama como Presidente Electo de los EEUU, el otro tema central de los diarios era precisamente la sugerencia de muchos economistas y líderes de naciones occidentales al Gobierno Chino para que impulsara el consumo de las familias como forma de contribuir a la vez, al sostenimiento de la creación de empleos en China y a actuar como motor impulsor de la economía global, dado que el tradicional motor norteamericano estará apagado por un tiempo.

Apenas me bajé del avión en Beijing pude conseguir un ejemplar del China Daily, que ya traía los detalles del paquete de estímulo al crecimiento que había sido anunciado precisamente durante el fin de semana. No caben dudas que los chinos están respondiendo con velocidad al nuevo rol que les reclama el mundo. Esto demuestra que el argumento que se escuchaba meses atrás, sobre el peligro que significaba para la economía global que repentinamente el Gobierno Chino saliera a vender títulos del tesoro americano provocando una fuerte caída del dólar y una suba de la tasa de interés de las operaciones en esa moneda, era equivocado. La crisis que se ha desatado nada tiene que ver con semejante actitud desestabilizadora de los chinos, sino que, por el contrario, si esa crisis va a encontrar un freno y se eventual reversión, será entre otras cosas, gracias al accionar del Gobierno Chino.

Como sostuve en los artículos que escribí en mayo de 2007, en Asia se descubren las claves del desarrollo y los chinos demuestran conocer muy bien cómo funciona la economía de mercado. Lo que más me impresionó del paquete de expansión fiscal anunciado por China, es que, a diferencia de lo que le reclamaban los expertos occidentales, el paquete no constituye sólo un impulso al consumo de las familias, sino que pone un gran énfasis en la inversión en infraestructura económica y social, casi siempre dirigida a mejorar la productividad de la economía.

Quiero detenerme un momento en esta cuestión, porque aquí radica, precisamente, la gran diferencia de enfoque de los macroeconomistas occidentales, especialmente de aquellos acostumbrados a razonar sobre economías maduras, y la de los economistas y líderes políticos chinos que, a mi juicio, tienen una percepción más acabada de lo que la crisis global puede significar para las economías emergentes.

Los macroeconomistas occidentales critican el énfasis que los chinos han puesto en las exportaciones y la inversión como motores de su crecimiento económico y destacan, como característica negativa, la baja propensión a consumir de las familias chinas. Como ahora predicen que la recesión global disminuirá el mercado para las exportaciones chinas y reducirá la inversión en los sectores vinculados a la producción exportable, recomiendan que el gobierno chino promueva simplemente el aumento del consumo de las familias.
Los economistas y líderes políticos chinos también consideran conveniente lograr que el consumo de las familias aumente, pero no desean hacerlo a través de mecanismos que puedan afectar negativamente a la productividad. Por eso ponen énfasis en inversiones urbanas y rurales destinadas apuntalar el aumento de la productividad y el empleo. De esa forma esperan incrementar también el consumo, pero por la vía indirecta de aumentar los ingresos ganados por las familias en base a su trabajo productivo y no como dádivas del gobierno.
De ahí que a diferencia de lo que le sugieren desde occidente, no han lanzado un paquete fiscal basado en subsidios sociales sino, fundamentalmente, enderezado a crear empleos y aumentar la productividad. Cuidarán también la competitividad externa de su economía y tratarán de mantener lo más alto posible el ritmo de sus exportaciones.

Este último aspecto, que ha sido bien entendido por el Presidente Lula, tal como lo refleja el
discurso que pronunció el sábado pasado frente a los ministros de finanzas y presidentes de bancos centrales del Grupo de los 20, pone a la estrategia comercial proteccionista y aislacionista del Gobierno Argentino absolutamente a contramano de la estrategia China. No me cabe ninguna duda que los chinos mantendrán bien abierta su economía, pero sólo frente a los países que no recurran a restricciones cuantitativas ni a aumentos de aranceles como forma de frenar las importaciones procedentes de China. Creer que los chinos nos comprarán sin preguntarnos como tratamos a las importaciones procedentes de China es una ingenuidad que nos puede costar muy caro en el escenario mundial que se perfila cada vez con más claridad: una economía global en la que la recuperación y el futuro crecimiento dependerá más de la demanda china que de la demanda norteamericana.

En sucesivas notas, tocaré otros aspectos de la política con que los chinos se preparan no sólo para enfrentar sino, sobre todo, para tratar de revertir, la crisis global en la que ya ha entrado el mundo. Varios aspectos de la estrategia china, especialmente aquellos que tienen que ver con los impuestos distorsivos y el alejamiento de los precios internos de la energía de los precios internacionales, permiten visualizar con más claridad los errores que está cometiendo el Gobierno Argentino al adoptar medidas cada vez más alejadas de la lógica de la economía de mercado

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y que tiene que ver el pobre Perón con un neoliberalismo retrógrado y conservador?

Diana Ferraro dijo...

El neo liberalismo no es retrógrado, porque es la esencia misma de la globalización, o sea del progreso económico a escala planetaria. Perón era un gran observador de estos fenónemos y un político que siempre encontraba cómo acoplarse a las últimas novedades del mundo de modo de favorecer a la Argentina y en modo particular al desarrollo de las grandes mayorías.

Perón era por otra parte un revolucionario social pero muy conservador en lo cultural, es decir en la esencia y tradiciones del pueblo argentino.

Cómo sería hoy Perón, solo podemos intuirlo o adivinarlo y a los peronistas que lo sobrevivimos sólo nos queda interpretar la realidad lo mejor que podamos tratando de ser fieles a los objetivos que nos inculcó: hacer grande la Nación y feliz al pueblo.

Siempre es interesante discutir las diferentes percepciones del peronismo que cada uno supo construir, pero a todos debería unirnos esa guía en pos de los resultados.

Cuando los resultados son malos, como ahora, hay que preguntarse de modo racional cómo se pueden alcanzar las metas.

Esa es la discusión que se debe el peronismo, discusión que se deberá además terminar en una interna.