AVISO

A partir del 1° de Diciembre, este foro cesa su actividad, atento a que la nueva etapa de formación de líneas alternativas dentro del peronismo requiere, más que la ya agotada discusión acerca del PJ, un trabajo específico de análisis y propuestas que puedan fortalecer a los nuevos liderazgos peronistas liberales.

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LA OLIGARQUÍA ESTATAL

El gran error conceptual de los Kirchner consistió en su peronismo tardío que los llevó a imaginar, por segunda vez, una revolución peronista que ya fue hecha por Perón.

La revolución peronista que tuvo lugar durante los años 1945-1955 fue una revolución de inclusión: algunos argentinos tenían poder por sobre otros, a los cuales no se les reconocían los derechos más elementales, es decir, la sociedad argentina era anti-democrática. El uso e incluso abuso de elementos autoritarios para conseguir cerrar esta brecha dentro de la sociedad y la resistencia de quienes no querían ceder sus privilegios creó la famosa oposición peronismo-gorilas, incubó el golpe de 1955 y, como la realidad es la única verdad, trajo de vuelta a Perón, después de dieciocho años con la revolución finalmente digerida por el toda la sociedad. Nótese que la revolución peronista tuvo como objetivo principal la inclusión de las mayorías en el sistema de poder nacional y nunca un objetivo de imponer un determinado sistema económico. El sistema económico a elegir siempre estaría subordinado al objetivo principal, el de incluir, entendiendo por inclusión no sólo el ejercicio de los derechos constitucionales sino el acceso a la educación, salud, vivienda por medio del trabajo y un correcto funcionamiento del Estado.

Los Kirchner, atrasados en más de cinco décadas, y pretendiendo recrear la revolución de inclusión, debieron imaginar también un enfrentamiento entre argentinos que en la sociedad no existe más, habiendo sido esa división saldada por la real revolución peronista y por el regreso de Perón en 1973 aceptado por toda la sociedad. Así, los Kirchner han creado, pretendiendo crear otra cosa, una nueva división: entre el Estado que tiene todos los resortes del poder, transformado entonces en una oligarquía, y el total de la comunidad que, justamente, acaba de señalar este divorcio en las últimas elecciones protestando contra esa oligarquía estatal.

El tema que nos ocupa en este Foro, el PJ, adquiere entonces también un significado más amplio dentro de lo que es el largo temario peronista a discutir, cuando se percibe que lejos de ser el partido finalmente institucionalizado y democrático que soñó Perón como su herencia en manos de su único heredero, el pueblo, el PJ se transformó en un instrumento más de la oligarquía estatal.

Si bien las elecciones dieron una clara idea de la opinión de las mayorías, aún hay muchos inocentes que creen que la revolución peronista sigue en marcha, no comprendiendo dónde está la oligarquía esta vez.. Frente al empobrecimiento de una gran parte de la población, muchos creen honestamente en el simulacro de repetición de la revolución, cuando la etapa a renovar de la real revolución peronista consiste en restituir la inclusión lograda hasta que la oligarquía estatal la anuló. Esto sucedió no sólo mediante la manipulación institucional desde fines de 2001 hasta ahora, sino con el error permanente y persistente en el manejo del dinero de todos los argentinos, es decir en la administración estatal de los recursos públicos a favor de los intereses de esa misma oligarquía, de su permanencia en el poder y del enriquecimiento de sus miembros. La defensa tardía de los elementos de organización económica usados por Perón en su etapa revolucionaria de 1945-1955 constituye otro error, ya que en la nueva economía global, la persistencia de un sistema cerrado y de una economía no liberal y con fuerte sesgo anticapitalista solo puede traer miseria al conjunto de todos los argentinos.

Por último, la actual oligarquía estatal, aún en el poder, aunque recortado, equivoca sus simpatías en política exterior por los mismos motivos que equivoca la interior: los Kirchner identifican erradamente a la Argentina con los países de Latino América que están en su etapa inclusiva, como la Venezuela de Chávez, por ejemplo, que no tuvo jamás un proceso de tipo peronista y no con los países que sí pasaron por todos los procesos de inclusión, como los Estados Unidos, desde la Guerra Civil hasta Martin Luther King.

La Argentina está comunitariamente mucho más adelantada que la mayoría de los países de América Latina y, gracias a Perón, es mucho más parecida a los Estados Unidos en su constitución comunitaria de lo que aún muchos peronistas creen. Lo que hoy vemos como exclusión, no puede leerse en términos sociológicos sino en términos económicos. La democracia interna de la comunidad está absolutamente consolidada, el cartonero tutea sin problemas a Amalita Fortabat que tampoco tiene el menor problema en conversar con él y aún de compartir la queja por la desgracia que ambos tiene en común como argentinos. ¿O dónde está ahora la fuente de pobreza sino en la oligarquía estatal?

A Perón le sorprendería mucho que usaran su nombre, su movimiento, su partido y la buena voluntad de muchos de sus seguidores para reinstaurar lo que él derrotó: el poder de unos pocos por sobre las mayorías.

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